En la última temporada de Vikings, Ubbe Lothbrok –hijo del mítico Ragnar– culmina la saga de conquistas de su pueblo con el desembarco en América. Aunque no existen pruebas de que el caudillo que vivió hacia el año 800 haya alcanzado lo que los vikingos llamaban “Tierra Dorada” (hoy Terranova), la serie hace justicia a la verdad histórica. Cada vez surgen más certezas de que ellos, y no los españoles, fueron los primeros blancos en pisar estas tierras.
Los escandinavos ya estaban asentados en el actual territorio canadiense en 1021, casi medio siglo antes de la llegada de Cristóbal Colón. La prueba definitiva son las muescas que dejaron sus hachas en los árboles que usaban como insumo para construir poblados, armas y barcos, según la revista Nature.
El primer europeo en llegar a Norteamérica habría sido Leif Erikson, alias El Afortunado. Su hermano Thorvald no lo fue tanto. Pasó a la historia como el primero en tener contacto con amerindios, pero tras un enfrentamiento con ellos, también el primero en morir en el Nuevo Mundo.
Un evento cósmico permitió confirmar que los vikingos estaban en América hace mil años
La verdad había empezado a asomar (literalmente) en 1960, cuando los investigadores noruegos Helge y Anne Ingstad encontraron un abultamiento en un campo llamado Ensenada de las Medusas.
Las excavaciones revelaron un complejo de tres cabañas, un aserradero y una forja para maniobrar metal. Más tarde aparecieron centenares de objetos emblemáticos de su cultura, entre ellos utensilios de costura.
Las dataciones de carbono indicaron que eran del año 1000, pero con un margen de error de dos siglos. Aquellas marcas de piezas metálicas, una industria que los pueblos originarios no conocían, dieron las fechas definitivas.
Los extraños indios blancos de ojos verdes del Cerro Colorado
Pruebas botánicas posteriores confirmaron que los vikingos siguieron su periplo hacia el sur. Algunos incluso creen que llegaron a lo que hoy es Argentina, guiándose por el rastro de los comechingones en Córdoba, que a diferencia de otros pueblos de estas latitudes eran altos, barbados y de cabellos claros.
Aunque la hipótesis es tentadora, a sus impulsores les llevará un arduo trabajo validarla con pruebas sólidas.
FM PAR