En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), el economista Rodolfo Santángelo explicó que el superávit fiscal no es condición suficiente para reducir el riesgo país porque el problema estructural de la economía es es que “Argentina tiene más deuda y menos reservas que antes”.
Rodolfo Santángelo es economista y fundador de la consultora que lleva su apellido y el de Carlos Melconián. Es presidente de MacroView y se desempeñó dentro del Centro de Estudios Monetarios y Bancarios de la Gerencia de Programación Monetaria del área de Estudios Externos del Banco Central de la República Argentina. En una reciente nota con Radio Rivadavia dijo que si podemos tener un dólar de 1300 o 1400 pesos sin que se disparen los precios, somos Gardel.
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Contanos para legos por qué es bueno que el dólar cueste 1.400 y no 1.200, y cómo aún sería más bueno que costara 1.400 de verdad. Es decir, que si agregara un 7% al valor actual, y que no se agregue un 7% de inflación, en cuyo caso haría que volviera otra vez a costar 1.200, sino que costara 1.400 de verdad.
Esto último que acabas de decir es clave. Te imaginas que al decir 1.400 lo decimos como símbolo. Siempre uno piensa que el mercado sabe más que nosotros. Acá el tema central es que Argentina tiene un mercado “libre”, donde hay vendedores y hay compradores y hoy está determinando el valor de 1.200. Así que el primer mensaje de uno sería que el mercado está diciendo 1.200.
Pero al macroeconomista le preocupan dos cosas. Desde el punto de vista del mercado cambiario, que a esa oferta y demanda le falta un actor principal que es el Estado, sobre todo la Tesorería, que tiene superávit fiscal. Tiene pesos sobrantes, y los debería estar destinando a la compra de dólares para pagar los intereses de la deuda. Pero por algún motivo, ha decidido postergar o suprimir o está la decisión no comprando dólares. A mí no me gusta usar la palabra "intervenir", porque no es intervenir para incluir en el precio, es comprar porque tenés que pagar. Entonces, al mercado cambiario, entre comillas libre, le falta un actor central hoy que es la Tesorería, que tiene que comprar y no lo está haciendo.
Segundo, desde la micro, y en base a la experiencia histórica y partiendo de ese supuesto de que el mercado sabe más que yo, 1.200 luce como un valor bajo donde los eficientes están complicados. Por ejemplo, el productor de soja. Claramente el productor de soja que enfrenta un mundo internacional de precio bajo y un fisco que todavía necesita las retenciones para tener ese superávit fiscal, está complicado. Los productores eficientes están complicados. Entonces yo decía 1.400 por decir algo, después no sé cuál es el número. Pero la clave es lo que dijiste vos después: que sea real, no nominal.

¿Cuándo Argentina va a estar en condiciones de que el tipo de cambio suba o baje, como pasa en otros países del mundo, y que no haya desesperaciones ni en la remarcación de precios ni en las decisiones de ahorro financiero, en el sentido de que no se dispare una fuga de capitales? Ese es el desafío a futuro. No sabemos si ya estamos maduros para eso, pero para eso tiene que trabajar Argentina. Yo creo que cuando se nos pretende convencer de que esta vez es diferente y de que 1.200 va a ser sostenible porque vamos a ser más productivos, porque van a venir inversiones y porque van a bajar impuestos, veo que para eso falta mucho. Eso por ahora no es cierto. Seríamos Gardel si conseguimos que no suban los precios. Lo ideal sería tenerlo más alto para que los competitivos puedan funcionar mejor. Está claro que hay sectores no competitivos a los que 1.400 no les alcanza, pero ese es el tema.
Si uno le saca toda la inflación acumulada al dólar actual de 1.235, es el mismo dólar de 375 de Massa en noviembre.
Si, más o menos.
Es decir que la devaluación sólo sirvió para agregar 100% de inflación…
La inicial, la del 10 de diciembre.
Si, para licuar el déficit y convertirlo en superávit. Pero desde el punto de vista, la devaluación era un objetivo no para corregir el tipo de cambio, sino para corregir el déficit fiscal. Un overshooting de devaluación para licuar más.
Por supuesto. La inflación alta de los primeros cuatro meses tuvo un rol clave en lo que es el activo número uno de la política: el déficit y el superávit. Como la licuación ya terminó, entre comillas, porque ahora estamos con inflaciones más bajas, ahora viene la tarea mucho más delicada y difícil de mantener ese superávit sin licuación y con reformas estructurales, o con cuatro defensores que pateen la pelota al córner cuando vienen los proyectos legislativos de la contra.
¿Por qué en la época de Massa el dólar blue y el contado con liqui valía 1000, o sea, tres veces lo que vale hoy?
Estábamos en una situación fiscal, monetaria y hasta política muy desordenada. El dólar libre es lo que más se retrasó en la Argentina en los últimos dos años. Es decir, cuando vos hacés un ranking de todos los precios de la economía argentina, macro y micro, lo que menos subió es el dólar libre, que es lo que está más barato. Y venía de un valor altísimo. Recordá que ese octubre del 23 los uruguayos venían a cenar a Buenos Aires por una noche y volvían porque era baratísimo. Y ahora nos hemos ido un poco del otro lado. A mí el dólar libre me preocupa menos. El dólar libre tiene una repercusión en el turismo, que no es un tema menor, pero el dólar libre no le doy tanta vuelta.
Pero el dólar de la economía sí es muy importante en comparación con ese 350, sobre todo porque ocurre en un momento donde, más allá de una mini debilidad de los últimos meses, el dólar sigue siendo la moneda más fuerte del mundo. El real está débil, el peso chileno de una economía que tiene el precio internacional del cobre alto está debil y el euro se está recuperando un poquito, pero está más bien débil. Entonces, es un tema tener un peso fuerte en un mundo de dólar fuerte. Si Argentina hoy tuviera 300 puntos básicos de riesgo país, equilibrio fiscal sin retenciones, si la soja valiera 500 dólares o el real 4.50 en vez de 5.50, ahí el dólar a 1.200 nos preocupa menos, pero no tenemos ninguna de estas cosas.
El argumento para llevar el dólar en aquel momento a más de 800 pesos cuando asume Milei, vos junto con Melconián planteaban llevarlo a 600. Es decir, una devaluación del 60%, no del 120% como produjo Milei. El argumento para llevarlo a más de 800 es que el dólar blue valía 800. Entonces, si aquel dólar era un dólar simplemente especulativo, porque creía que Milei iba a explotar el Banco Central y producir una dolarización absoluta, ¿no fue autoproducido? ¿No se produjo en la etapa electoral un aumento del dólar paralelo que justificaba luego esa devaluación del dólar oficial, el doble de la que ustedes creían que era necesaria?
Yo no sé si fue el doble…
No, pero agregale el 17% de Impuesto País.
Sí, bueno, muy buen punto. Tiene que ver con la velocidad del ajuste fiscal. Milei, por razones políticas y económicas, dijo que el paso del déficit fiscal al superávit fiscal era del día uno y entonces puso el 800 para licuar. Nosotros teníamos en la cabeza otra cosa más gradual, diferente en el tiempo. Pero bueno, ya pasó. Él dijo: “El día uno quiero tener superávit”, e implementó el 800 para licuar, para adelantar inflación. Recordá que tuvimos 25% en diciembre y 20% en enero. Yo escribí hace poco una nota porque se cumplían los 50 años del Rodrigazo. Vos sabés que esos cuatro meses —diciembre, enero, febrero, marzo— le pegaron en el palo a un Rodrigazo. El gran mérito de ahora es que, en vez de espiralizarse, se logró contener. Así que eso yo lo veo como una cuestión eminentemente fiscal: el 600, el 650, el 800. Agregarle el impuesto PAÍS y agregarle las retenciones. Pero el tipo de cambio real, la competitividad, se determina en el mercado integral de la economía, y hoy estamos igual que en diciembre o noviembre.
¿Qué pensás de lo que dijo JP Morgan, diciendo “salgan antes de las elecciones”?
Lo dijo un analista del JP Morgan. Pero es la típica especulación de los chicos que se dedican a las finanzas, que juegan tipo de tasa de interés contra tipo de cambio. Están haciendo timbita de “¿entro o salgo?”, y a mí me gusta ver las cosas de más largo plazo. Argentina hoy sí tiene un tipo de cambio que está demasiado bajo para lo que a mí me gustaría. Ha quedado con una tasa de interés que en algún momento va a tener que bajar, porque si la tasa de inflación va para abajo, la tasa de interés también va a tener que ir para abajo. Y hay un elemento crucial en todo esto, que es el riesgo país. Acá lo que le está faltando al programa también es mostrar que el riesgo país converge hacia 2026 a un valor que permita el reacceso a los mercados de capitales, de la mano de un Tesoro que compre dólares.
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Comentábamos con un colega tuyo que a esta misma época del mes 18 del gobierno, Mauricio Macri, el mismo Sturzenegger y el mismo Caputo tenían 300 puntos de riesgo país. Y hoy, con toda la motosierra, que no tenía Macri, tenés más del doble de riesgo país. ¿No hay ya un problema más estructural respecto del riesgo país?
El problema estructural, en términos de riesgo país, es que Argentina tiene más deuda y menos reservas que antes. La cuestión fiscal es condición necesaria, pero no es condición suficiente. Sobre todo, después de los dos años de endeudamiento de Macri y la caída de reservas durante el gobierno que le sucedió, Argentina ha quedado hoy con una alta deuda en dólares. Le debemos al Fondo, le debemos al Banco Mundial, le debemos a los bonistas, ahora aparecen los Bopreal, y no tenemos reservas. Entonces, tenemos un problema estructural fenomenal. El riesgo país no depende solo del superávit fiscal, sino de no tener deuda y tener reservas.
Hay un caso que vos conocés bien. Brasil no tiene equilibrio fiscal, pero tiene reservas, tiene poca deuda y tiene riesgo país bajo. Por supuesto, después tiene otro problema, que es la tasa de interés local, que es altísima en términos reales. Pero Argentina sí tiene un problema estructural, que es el tamaño de su deuda y la negatividad de las reservas internacionales.
Por tanto, si el Gobierno gana las elecciones por mucho, por poco o no las gane, no va a cambiar significativamente el riesgo país el año próximo. No va a llegar a 300. Entonces, la cuestión de si el modelo necesita pasar a endeudarse en los mercados voluntarios parte de un error de diagnóstico, porque la deuda va a seguir existiendo.
No, y ahí quiero ser más preciso. Endeudarse en los mercados de capitales no. Es conseguir financiamiento para repagar los vencimientos de capital. Si te vencen 10.000 de capital, tenés que conseguir 10.000 para pagar 10.000. Pero los intereses hay que pagarlos con el superávit fiscal, que es el destino lógico del superávit primario. Vos tenés superávit en pesos, comprás dólares y pagás. Y la manera de bajar el riesgo país es mostrarle al acreedor que pagás, que pagás, que pagás y que pagás hasta que te crea. Si no te cree, tenés un problema.
¿Y nos va a creer el año próximo?
No lo sé. Ojalá tuviera la bola de cristal. El riesgo país depende de un trípode. Depende de la cuestión política, más allá de lo electoral —que el país como país esté encarrilando un escenario de estabilidad macroeconómica—, de la cuestión internacional —recemos para que todos estos líos que se están viendo en el mundo no pasen a mayores— y, por supuesto, la cuestión macroeconómica.
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