Un informe de la asociación de bancos argentinos afirmó que solamente en el mes de marzo los bancos debieron poner en la calle 1.500 millones de pesos para abastecer las necesidades de efectivo de la economía argentina.
A pesar del auge de los medios de pago digitales que trajo la pandemia, que hizo crecer el uso de tarjetas de débito y crédito, transferencias, pagos con código QR y billeteras electrónicas, entre otros, el efectivo sigue siendo imprescindible.
La inflación va más rápido que cualquier clase de digitalización. ¿Un ejemplo? El billete de 1000 pesos, con poder de compra por apenas 5 dólares, cada vez es más insuficiente y fabricar cada uno de ellos cuesta 1,90 dólares. Los bancos se quejan de los permanentes gastos que les exige el movimiento de efectivo en materia de traslados, seguridad, atesoramiento y desgaste de la red de cajeros automáticos.
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