La cumbre entre los presidentes de China, Xi Jinping, y de Rusia, Vladimir Putin, no podía arrojar otro saldo: positivo en todo sentido, inclusive por la situación en Ucrania.
Relaciones bilaterales en constante desarrollo, deseo mutuo de profundizar la alianza y de cooperar en forma estratégica en todas las áreas. Es decir, las que más le interesan a Putin a la luz de las sanciones de Occidente: la energética, la financiera y la industrial. Con un rédito fenomenal para China, en guerra tecnológica, comercial y de divisas con Estados Unidos.
"Xi Jinping llamó a Putin y reafirmó su apoyo a la seguridad de Rusia"
En estéreo, China y Rusia actúan en concordancia con los principios fundamentales del derecho internacional y buscan construir un sistema multipolar justo. No fue casual la defensa de Xi de las acciones rusas para proteger los derechos nacionales fundamentales ante los desafíos a su seguridad por parte de fuerzas extranjeras, más allá de que los mentados derechos nacionales queden en un país soberano: Ucrania.
Fue la segunda conversación, “cálida y amistosa”, que mantuvieron ambos mandatarios desde que comenzó la guerra en Ucrania, el 24 de febrero. Xi mostró su disposición para seguir apoyando la cruzada de Putin e instó a otras naciones a resolver la crisis.
Putin, a su vez, le ofreció a Xi su apoyo en asuntos controvertidos, como aventar las acusaciones de violaciones de los derechos humanos en la región de Xinjiang, Taiwán y Hong Kong. Asuntos internos que no merecen intervención internacional. En resumen, tal para cual.
CB PAR