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EL ORO NEGRO

Veto en dos fases al petróleo ruso

En dos rondas, entre ayer y hoy, el Consejo Europeo debate en Bruselas más sanciones contra Rusia, vinculadas esta vez con el crudo.

Héctor Recalde
Héctor Recalde | CEDOC Perfil

En el marco del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el Consejo Europea planea un veto en dos fases. El desafío consiste en preservar la unidad del bloque a pesar de las diferencias frente a las objeciones de Hungría, que recibe el 65% del crudo que necesita por el oleoducto Druzhba, el más grande del mundo. En español, "druzhba" significa "amistad". Y ese es precisamente el anhelo de la Unión Europea frente a la intención de Vladimir Putin de dividirla.

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, lleva semanas insistiendo en que un corte de la provisión a su país perjudicaría también a Eslovaquia y la República Checa. Se trata del sexto paquete de sanciones contra Rusia, en suspenso desde el 4 de mayo. Con los cinco paquetes anteriores, el bloque de los 27 penalizó a más de 1.000 personas, entre ellas Putin y a altos funcionarios de su gobierno, así como a oligarcas, bancos y el sector del carbón, entre otros.

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Ante la actual falta de consenso, la idea sería vetar el petróleo ruso a medias o en dos fases. Primero, con un veto a los dos tercios de petróleo que arriban a Europa por vía marítima y sin plazos marcados para despegarse de lo que suministra a través del oleoducto.

Más peliaguda es la provisión de gas, que aún no está sobre la mesa. Las sanciones no incluirían el petróleo que recibe Hungría. Rusia mantiene la sartén por el mango. El oleoducto en cuestión, construido en 1964, recorre Ucrania, Eslovaquia, la República Checa y Hungría.

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De cerrarse el grifo, la Unión Europea debería darles una alternativa de seguridad. Difícil. El gobierno de Polonia aprobó un plan para deshacerse de la energía rusa. En respuesta, Putin ordenó el corte del suministro.

Otro tanto ocurrió con Alemania, dispuesta a trazar una hoja de ruta para terminar con la histórica dependencia de Rusia. A los Países Bajos, que recibe un 15% del gas que consumen, les cortó el suministro por negarse a pagarlo en rublos.

JL PAR