Esta mañana, la sede de la Asociación Israelita de Beneficencia de Resistencia fue escenario de un acto conmemorativo cargado de memoria y exigencias, al cumplirse 31 años del atentado a la AMIA, el mayor ataque terrorista en suelo argentino.
Frente a autoridades, representantes de distintas religiones, dirigentes políticos y vecinos de la ciudad, se recordó a las 85 personas asesinadas el 18 de julio de 1994 y se reafirmó el reclamo de justicia que, pese al paso del tiempo, sigue sin respuestas concretas.
El vicepresidente de la institución local, Sebastián Waicman, fue quien encabezó el homenaje con un discurso enfático: “Treinta y un años sin condenas firmes son una afrenta para todo el país. La impunidad no solo duele: también mata”, afirmó. El dirigente también señaló que, a pesar de los avances en algunas causas conexas, “el Estado sigue en deuda con las víctimas y sus familias”.
Durante el acto se encendieron velas en memoria de las víctimas y se leyó un documento que destacó la necesidad de sostener viva la memoria para evitar que crímenes como estos vuelvan a repetirse. También se valoró la reciente aprobación del juicio en ausencia, como herramienta jurídica para avanzar en procesos contra los autores intelectuales y materiales que aún permanecen prófugos.
“No solo exigimos justicia por lo que pasó, exigimos que nunca más se permita el encubrimiento, la desidia ni la complicidad estatal”, se escuchó durante la lectura del manifiesto.