Chile define este domingo 14 de diciembre a su próximo presidente en un balotaje atravesado por una fuerte polarización política, pero también por una coincidencia central en la agenda de campaña: la inseguridad y la inmigración irregular.
El candidato conservador, José Antonio Kast, llega a la segunda vuelta como amplio favorito frente a la candidata oficialista Jeannette Jara, debilitada por el desgaste del gobierno saliente de Gabriel Boric.
Kast, favorito y con la derecha alineada
Kast, abogado de 59 años y líder del Partido Republicano, cerró su campaña en la ciudad de Temuco, en el sur del país, prometiendo recuperar el “orden y la seguridad” tras un escenario de “caos, desorden e inseguridad”, según definió.
“Vamos a generar orden, seguridad y confianza”, afirmó el candidato en un acto que reunió a unas 5.000 personas que corearon consignas a su favor y ondearon banderas chilenas. Protegido por un vidrio blindado, el presidenciable se mostró confiado de cara al balotaje y aseguró que en marzo habrá un “shock de esperanza” con el inicio de un eventual gobierno suyo.

Aunque Chile sigue siendo uno de los países más seguros de la región, el crimen y la violencia se consolidaron como la principal preocupación ciudadana. Según una encuesta de Ipsos de octubre, el 63% de la población identifica la delincuencia como el mayor problema del país. Junto con la inmigración irregular, el tema dominó el debate electoral y explicó, en gran parte, el favoritismo hacia Kast, que se presenta por tercera vez como candidato presidencial.
En tanto, Kast eligió estratégicamente a Temuco, capital de la región de La Araucanía y bastión electoral del Partido Republicano, para el cierre de su campaña. La zona concentra a la mayor parte de las comunidades mapuche y registra frecuentes ataques incendiarios atribuidos a presuntos grupos radicalizados o a bandas de robo de madera. “La región está golpeada por el miedo, el terror y el vandalismo”, sostuvo Kast, quien prometió llevar “paz” a sus habitantes.
En su programa de gobierno, el candidato propone combatir el crimen mediante la detención y expulsión de casi 340.000 migrantes indocumentados, el despliegue de 3.000 militares en la frontera, la apertura de zanjas y la construcción de un muro en el límite con Bolivia. De resultar electo, sería el presidente más a la derecha desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990.
Ecos y aprendizajes de una crisis que tuvo a Chile al borde del abismo
Jara refuerza el discurso de "mano dura"
Del otro lado, Jeannette Jara, abogada y administradora pública de 51 años, se vio obligada a reorientar su discurso y colocar la seguridad en el centro de su campaña, por encima de su agenda histórica de derechos sociales en función de su militancia en el espectro político de izquierda.
En su último acto masivo en Santiago, la exmiembro del gabinete de Boric prometió reforzar a la policía para combatir el crimen organizado, un fenómeno que muchos chilenos asocian a la inmigración irregular. “Todos en Chile merecen vivir tranquilos. En todos los barrios se requiere presencia policial y por eso la vamos a fortalecer”, afirmó.
Si bien los homicidios se estabilizaron en los últimos años, las cifras oficiales muestran un aumento significativo en la última década: la tasa pasó de 2,5 a 6 homicidios cada 100.000 habitantes en 2024. En respuesta, Jara anunció que intervendrá 100 barrios para desarticular puntos de venta de drogas y retirar armas de circulación ilegal.

José Antonio Kast, el ultraconservador "estilo Milei" que polariza la carrera presidencial en Chile
Dos modelos opuestos, una misma prioridad
La candidata oficialista alcanzó notoriedad como ministra de Trabajo del gobierno de Boric y encabeza una coalición de nueve partidos de centroizquierda. Entre sus principales promesas figura el aumento del salario mínimo a casi 800 dólares y la defensa del sistema de pensiones. Durante la campaña, acusó a Kast de esconder “propuestas clandestinas” que implicarían retrocesos en derechos sociales y advirtió sobre recortes por unos 6.000 millones de dólares incluidos en su plan económico.
A pesar de representar proyectos ideológicos opuestos, ambos candidatos coincidieron en un diagnóstico similar: la inseguridad y la migración son los problemas más urgentes para la sociedad chilena. La diferencia radica en las respuestas. Mientras Kast apuesta por una estrategia de mano dura y expulsiones masivas, Jara intenta combinar refuerzo policial con políticas sociales, en un contexto adverso para el oficialismo.
Con voto obligatorio y un Congreso fragmentado, el balotaje del domingo no solo definirá al próximo presidente del país trasandino, sino también su rumbo político en un escenario marcado por el miedo al delito, el endurecimiento del debate migratorio y la división en torno a la reforma constitucional.