INTERNACIONAL

Brasil, Venezuela y Estados Unidos, el trío que juega sus partidos en la Guerra del Caribe

Lula expresó su preocupación por el acoso militar estadounidense en el Caribe y reiteró su disposición a ayudar. En un diálogo cordial, subrayaron las fuentes, el líder socialdemócrata brasileño le habría propuesto al caraqueño ser “un mediador en su relación con Washington”.

Luiz Inacio Lula da Silva during the United Nations General Assembly in September.
Luiz Inacio Lula da Silva during the United Nations General Assembly in September. | Bloomberg

(SAN PABLO) Ayer se tornó público, en Brasil, que el presidente Lula da Silva mantuvo, la semana pasada, una conversación directa con Nicolás Maduro. El contacto no fue informado oficialmente por el Palacio del Planalto, ni tampoco hubo trascendidos. Se supo luego que el diario O Globo publicara la información. Esta última comunicación, entre los jefes de Estado del país caribeño y de Brasil, sucedió en realidad luego de otros dos acontecimientos: la conversación entre Donald Trump y Maduro, el 21 de noviembre, que duró 15 minutos; y el diálogo entre el jefe de la Casa Blanca y Lula, ocurrido el 2 de diciembre. Y no por casualidad, partes del contenido de este último contacto fue silenciado hasta este jueves por el gabinete del gobierno brasileño.

Vale recordar que según el primer relato oficial de Itamaraty, acerca de ese nuevo contacto telefónico brasileño-americano, sólo se habían abordado las relaciones bilaterales y los asuntos económicos. La diplomacia ni siquiera mencionó el intercambio de opiniones presidenciales sobre el conflicto en el Caribe.

Lo cierto es que el tema principal abordado por Lula con su colega venezolano y luego con su par americano, fue "la paz en Sudamérica y el Caribe". Según las confesiones del propio gobernante brasileño, realizadas en un discurso que pronunció en Minas Gerais, él le dijo al norteamericano que su país no quiere “una guerra en América Latina”. Y le agregó una definición: la región “es una zona de paz”, lo cual no debe ser modificado.

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Pero lo que más impacto produjo en los medios periodísticos locales no fue ese encubrimiento de los diálogos reales por todas las partes. Fue en verdad la réplica que Trump le dio al sudamericano: “'Pero yo tengo más armas, tengo más barcos y tengo muchas más bombas”. En las palabras de Lula, ante la postura belicosa del gobernante americano, él le habría respondido: “Le dije: mira, creo más en el poder de las palabras que en el poder de las armas. Intentemos usar las palabras como instrumento de convicción, de persuasión, para que podamos hacer lo correcto. Creemos que las palabras son, diplomáticamente, lo más sólido que tenemos para resolver los problemas”.

En la perspectiva geopolítica del mandatario brasileño, “la democracia del mundo está hoy con problemas. Se observa una ausencia de líderes internacionales, una fragmentación, una destrucción de los valores democráticos como también una postura contraria al multilateralismo, que fue de hecho lo que sustentó la paz mundial desde la Segunda Guerra Mundial”. Arremetió, entonces, contra las concepciones dominantes en esta administración “trumpista” al decir que el líder estadounidense “desea el unilateralismo, es decir que mande el que sea más fuerte. O sea, siempre es la ley del más fuerte”.

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En cuanto a su conversación con el jefe del Palacio de Miraflores, vale mencionar, en primer término, que se trata de un principio de acercamiento entre ambos presidentes desde los comicios en Venezuela del 2024. Lula reveló siempre una idealización de Hugo Chávez; pero no así de Maduro. Y cuando fueron las presidenciales, el brasileño le pidió a su colega que mostrara las actas de las elecciones para probar que había triunfado. Pero el líder venezolano nunca las presentó. Desde entonces, Brasil continúa sin dar un reconocimiento oficial a la victoria de su par. En la charla que mantuvieron esta semana, primer indicio de deshielo, Lula expresó su preocupación por el acoso militar estadounidense en el Caribe y reiteró su disposición a ayudar. En un diálogo cordial, subrayaron las fuentes, el líder socialdemócrata brasileño le habría propuesto al caraqueño ser “un mediador en su relación con Washington”. Pero nadie confirmó esta versión.

El presidente brasileño le teme, y con razón, a los numerosos peligros de un ataque militar en la región, que inevitablemente tendría impactos en toda América Latina. Más aun, sus preocupaciones se fundamentan en los riesgos de la vecindad: Brasil más de 2.000 kilómetros de frontera con su vecino caribeño. Y nadie asegura que el territorio del norte de su país no sufra consecuencias de los bombazos, entre otros desastres. En ese sentido, la nación brasileña ha optado por establecer lazos con Colombia, con Gustavo Petro en la presidencia. Este político y ex guerrillero, acaba de ofrecer la ciudad de Cartagena como escenario para una futura conversación cara a cara entre Trump y Maduro.