Tres jóvenes que fueron contratados como guardias de seguridad durante la Copa del Mundo dijeron que están varados en Qatar, sin poder regresar a sus hogares en Gambia, seis meses después del final del torneo.
Papasecka, de 19 años, Ebrima, de 18, y Saikou, de 16, quedaron sin empleo y sin hogar después de ser despedidos sin previo aviso por su empleador días después de la final de la Copa del Mundo. Afirman que sus edades fueron alteradas en documentos oficiales en su país de origen, en África occidental, para aparentar que todos tenían al menos 18 años, la edad mínima requerida para obtener una visa de trabajo en Qatar.
Desde enero, los jóvenes se encuentran alojados en un refugio proporcionado por el gobierno, donde afirman que se les impuesieron restricciones de movimiento y se les confiscaron todos sus documentos. Describieron el refugio como "una prisión".
Según su testimonio, durante los primeros dos meses, se les negó la posibilidad de abandonar el refugio en busca de empleo. A finales de marzo, cuando finalmente se les permitió salir, descubrieron que las tarjetas de identidad de dos de ellos habían expirado, lo que les impedía trabajar legalmente.
Los jóvenes están en una situación desesperada, ya que carecen de los recursos económicos necesarios para costear los vuelos de regreso a Zambia. “Estamos cansados de todo y queremos volver a casa, pero nos dicen que compremos boletos para nosotros mismos y saben que no podemos pagar”, dijo Ebrima.
En una carta, los jóvenes relatan su travesía desde un apartado pueblo ribereño del río Gambia, impulsados por la esperanza de encontrar oportunidades que cambiarían sus vidas en Qatar, al enterarse de que el país sería sede de la Copa Mundial de 2022.
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Según su relato, los adolescentes se vieron obligados a vender las tierras ancestrales de su familia para hacer frente a los honorarios impuestos por un intermediario local, así como para cubrir los costos del viaje y los documentos necesarios para trabajar en Qatar.
Ebrima afirma que tuvo que desembolsar una cifra impactante de 2.480 libras esterlinas, una suma considerable en uno de los países de menor desarrollo económico del mundo. Dijeron que partieron para abrirrse "un camino hacia una mejor oportunidad en la vida" y dar "esperanza y consuelo" a sus padres y hermanos.
Una vez en Doha, se percataron de que habían sido víctimas de engaño. Los empleos prometidos resultaron inexistentes y se vieron obligados a buscar trabajo por su cuenta. Denuncian haber sufrido meses de explotación por parte de empleadores deshonestos: salarios no pagados, amenazas de deportación, confiscación de pasaportes y largas jornadas de trabajo de 12 horas en condiciones climáticas adversas en obras de construcción.
La oficina internacional de medios de Qatar ha confirmado que los tres trabajadores ingresaron al país con visas de trabajo proporcionadas por un reclutador bajo falsas pretensiones. Además, informaron que se está llevando a cabo una investigación sobre este caso.
Un portavoz dijo: "Es ilegal que las empresas en Qatar cobren tarifas de contratación y los trabajadores no deben llegar a Qatar con deudas de contratación bajo ninguna circunstancia".
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En los días previos al inicio de la Copa del Mundo, lograron conseguir empleo en Stark Security Services, una empresa de seguridad privada encargada de proveer guardias de seguridad para el torneo. Firmaron un contrato de seis meses con un salario mensual de 2.700 riales (£580), trabajando hasta siete días a la semana.
“Todos fuimos afortunados de tener un trabajo de seguridad en un evento tan prestigioso”, escriben en la carta, antes de agregar, “si [solo] supiéramos lo equivocados que estábamos”. Días después de la final de la Copa del Mundo, Papasecka, Ebrima y Saikou fueron "despedidos" con tres meses restantes en sus contratos. Alegan que aún no recibiwro su salario completo por los días que trabajaron.
El portavoz del gobierno de Qatar dijo que "ahora se están acelerando los procedimientos para facilitar la partida de los trabajadores de acuerdo con sus deseos, al tiempo que se asegura de que se paguen las cuotas pendientes".
La FIFA dijo que implementó un proceso para garantizar que las empresas involucradas en la construcción y los servicios relacionados con la Copa del Mundo siguieran los estándares del Comité Supremo sobre el bienestar de los trabajadores. “Consideramos inaceptable cualquier incumplimiento de estos estándares y hacemos un seguimiento activo cuando nos enteramos de supuestas infracciones”, señaló un vocero.
LT