OPINIóN
Análisis

2023: reformas mínimas en comunicación y cultura

El gran cambio que se viene resistiendo es el de lograr que de una vez por todas se puedan dar las mejores experiencias entre funcionarios y ciudadanos.

Burocracia
Buro creatividad. | Pixabay.

Desde el 2023 hasta el 2030, bien podría ser un final de década en donde algunos cambios mínimos finalmente se materialicen. Una propuesta es pensar y debatir pasar de lo burocrático a lo burocreativo. De la administración pública en donde siempre esto se hizo así a la que cada agente sea un líder resolutivo en su contexto de actuaciones cara a cara con el ciudadano.

Pero para esto, un elemento fundamental a poner en cuestión es la actual cultura administrativa. La propuesta de reformas mínimas va en ese camino. Son cambios fundamentales que parten desde la persona abierta y predispuesta al cambio, a nuevas experiencias de gestión más flexibles, con capacidad de proponer, ser escuchada y tomada en cuenta en las resoluciones por parte de sus superiores.

En este sentido, los superiores deben dejar de ser los superiores para ser los empáticos facilitadores de la coordinación de recursos humanos y físicos en donde la cercanía con sus colaboradores es una clave en la que radica el cambio o que todo siga igual. Aquí la perspectiva, para resumir, es un cambio en la gestión de la comunicación y la cultura en un 180º con liderazgos ejemplares comprometidos con este propósito sociopolítico.

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Todo esto, desde lo humano, es una perspectiva que debemos proponer e impulsar para mejorar la calidad en los servicios públicos ante lo inevitable que es la revolución 4.0.

Las tendencias exponenciales y 4.0 amenazan con borrar de un plumazo a instituciones antiguas, modernas, contextuales o de relativa eficiencia en la actualidad y en ese proceso también a lo humano, a las habilidades blandas, a la creatividad en contexto.

Por esto insistimos y alertamos también en que no todo lo burocrático es lento ni engorroso. En muchos casos es al revés, es la falta de burocracia lo que vuelve lento y engorroso a los procesos de políticas públicas. Pero el sentido común se encarga de expandir la idea errónea en pos de seguir instalando ideas mágicas tecnológicas.

Quizás, el primer paso de gestión del cambio organizacional concreto pasa por comenzar a generar islas de horizontalidad en la gestión para la concreción de procesos y toma de decisiones. En ese contexto la creatividad debe ser puesta en el mismo nivel de consideración que la norma administrativa. 

La ilegalidad es el límite pero norma y creatividad deben poder conjugarse como lo hacen otros sectores de la sociedad a la hora de producir bienes y servicios.

Por eso, antes de hablar de Estado Exponencial o Estado 4.0 pensemos en la realidad diaria y en los funcionarios y la administración que debe cambiar su modo de relacionamiento con los usuarios y ciudadanos y eso puede implicar desatarlos de la norma para que lideren creativamente soluciones cotidianas.

El objetivo es que lideren las mejores experiencias para los usuarios y ciudadanos. El UX y UI tan de moda en el sector privado debe ser parte de la experiencia estatal cara a cara y virtual como forma de hacer realidad el gobierno abierto y posterior Estado abierto en Argentina.

Hasta aquí, el gran cambio que se viene resistiendo es el de lograr que de una vez por todas se puedan dar las mejores experiencias entre funcionarios y ciudadanos. Un expediente administrativo no puede ser un cúmulo de expresiones falaces. Siempre debe ser un continente de razones y razonabilidad, un UX favorable para el ciudadano, aún cuando la respuesta sea negativa y no le asista razón al ciudadano.

Por ello, en definitiva, servidores públicos que como líderes resuelvan en contexto sobre pequeñas temáticas permitirá en el acumulado generar la ejemplaridad como base de la burocreatividad para el giro positivo hacia todo lo que el futuro depare en materia de cambios políticos y tecnológicos.

Por eso, más burocreatividad y menos pomposidad tecno-exponencial 4.0 y 5.0 en contextos del tercer mundo es lo que hoy necesitamos. Lo demás, se dará por añadidura si hay desarrollo sociopolítico sostenible hasta el 2030.