OPINIóN
Política en crisis

Pluralismo polarizado extremo: ¿está cambiando el discurso de la dirigencia política?

Ya se vio una mutación en los discursos de la oposición más fuerte, pero también dentro de la coalición gobernante misma.

alberto cristina
alberto cristina | Cedoc

Falta un poco más de un año para las siguientes elecciones presidenciales y los políticos más relevantes comenzaron hace tiempo a cambiar su discurso. ¿A qué se debe y en qué puede afectar a la política?

Desde 2003 a la fecha, los gobiernos nacionales fueron formados por coaliciones, esto quiere decir: un conjunto de partidos que realizan alianzas para llegar al poder. Así fueron los tres ciclos kirchneristas, el período de Mauricio Macri y este último de Alberto Fernández.

Podemos hacer una distinción entre ellos. Imaginemos un espectro que explique la concentración de poder dentro de cada coalición. Mientras en un extremo tenemos “poder en pocas manos”, en el otro claramente tenemos un poder más disipado. Siguiendo con esto, creo que es correcto ubicar progresivamente a los gobiernos kirchneristas en el extremo de “poder en pocas manos”, al de Mauricio Macri cerca de éste y claramente el gobierno de Alberto Fernández más volcado hacia el extremo opuesto de “poder disipado”.

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¿Gobierno de coalición o de egos en colisión?

Lo que acabo de señalar es muy importante para entender cómo está evolucionando la dirigencia política. Parece ser que actualmente es difícil sostener una coalición donde una persona concentre el poder de forma dominante y sabemos que en el 2023 Mauricio Macri no podría ganar solo, ni CFK, ni Alberto Fernández -sí hay un candidato del que luego hablaré-. Entonces, ¿cómo es el sistema político argentino actual?

Cuando en un sistema político sobreviven una gran cantidad de partidos (no coaliciones) de peso y con una gran distancia ideológica entre ellos, se lo denomina pluralismo polarizado extremo (PPE, en adelante -Giovanni Sartori, 2005-). Las líneas permitidas no me alcanzan para hacer un gran desarrollo, pero sí quiero destacar tres particularidades del PPE: la superoferta, el gobierno de centro y los partidos “antisistema”.

La política de la superoferta se refiere a la difusión de promesas irrisorias que tienen como fin atraer votos, generando una especie de “inflación” de demandas que la sociedad misma no califica como urgentes. No es necesario enumerar la cantidad de disparates prometidos por los diversos partidos.

El gobierno de centro es como el Dios que ninguno vio: todos hablan de él, pero ninguno lo conoce. Por distancia ideológica que hay en el sistema es muy difícil formar consensos y, por ende, los partidos ideológicamente de centro tienden a ocupar posiciones de escasa importancia.

Adaptación y pluralismo moderado

La presencia de partidos antisistema es una característica especial de los PPE y justamente es causa de la distancia ideológica y la competencia misma. Está más que claro que el partido de Javier Milei es uno de estos -él mismo lo aclaró-. No es que en otros sistemas no existan, pero en estos tienen un gran peso: puede llegar a ser gobierno o tener una importancia suficiente como para negociar con otros partidos (chantaje).

Este tipo de sistema cuenta con más singularidades importantes y en todas Argentina concuerda sin hacer mucho esfuerzo. Los PPE son criticados severamente por la dificultad que presentan a la hora de gestionar políticas públicas y más si son a largo plazo. No hay un horizonte claro o, mejor dicho, este tipo de sistema agravia a toda previsibilidad.

Ahora bien, ya desarrollado esto me atrevo a preguntar: ¿los partidos están cambiando de discurso? Posiblemente sí, ya se vio una mutación en los discursos de la oposición más fuerte, pero también dentro de la coalición gobernante misma. Si uno pierde todo tipo de optimismo diría que es producto de la superoferta, pero también podemos ver que de a poco cada partido van reconociendo los problemas, aunque luego las soluciones propuestas varíen según la ideología de cada uno.

¿Esto convergerá en futuras coaliciones más de centro y con una concentración de poder equilibrada? ¿Cuál será la posición de los partidos antisistema luego de las próximas elecciones? ¿Podrá gobernar un partido antisistema?

Adaptación y pluralismo moderado

No es muy errado creer que la mutación del discurso es producto del crecimiento de Javier Milei. Siguiendo esta lógica, todos los otros partidos buscarán captar los votos de los indecisos que hoy miran a Milei como alternativa, sin dejar de despegarse de las ideas de él. Con esto, los partidos que conforman las coaliciones deberán calcular si les conviene fragmentarse o mantenerse unidos. Ya vimos cómo la UCR pulsea con el PRO, mientras los kirchneristas se muestran los dientes con los albertistas y massistas.

Haciendo referencia a los partidos antisistema, si llegan a ser gobierno la tarea no será sencilla por la cantidad de enemigos políticos que tienen. Ahora bien, suponiendo que el partido de Milei no ganase, será una de las oposiciones relativamente fuertes y el próximo gobierno tendrá que convivir con su presencia. Este tipo de sistema llegó para quedarse cierto tiempo.

Finalizando, quisiera referirme a este tipo de sistema que parece estar gestándose en la Argentina. Hay que tomar con pinzas al partido antisistema, si bien tiene una cantidad de intención de voto impresionante, carece de territorialidad actualmente -cosa que puede revertir en las elecciones venideras-. Si al partido de Milei le sucede lo mismo que al socialismo santafesino que se preocuparon sólo por una jurisdicción, les será enormemente difícil mantenerse en la competencia y ya no estaremos hablando de PPE.

Filosofía y política (II): grieta y pluralismo comprometido

Los PPE no son sistemas institucionalmente inestables -no necesariamente derivan en dictaduras o dictablandas-, pero sí son muy costosos desde varios puntos de vista. Sólo por mencionar ejemplos, debido a la distancia ideológica los partidos no pueden negociar en la política visible y deben acudir a la capa invisible donde el prebendarismo, el clientelismo y la corrupción son moneda corriente. También los gobiernos deben mantener cierto modelo económico circense que afecta a diversas áreas (política energética durante el kirchnerismo, política monetaria macrista). Pero también desde lo social, educativo, seguridad, entre otros. Como dije anteriormente, es complejo sostener políticas públicas decentes, ya sea porque la oposición la destruirá (cuando sea gobierno) o el mismo gobierno tome decisiones apresuradas y todo se vaya por la borda.

A su vez, la distancia ideológica contamina todas las esferas sociales logrando una sociedad fragmentada. Donde la vida cotidiana pasa a ser una batalla campal entre quienes piensan (o eligen) distinto, como si tal fuera el culpable de todos los males.