Si tenemos presente que el Nivel Inicial es el primer eslabón de la trayectoria educativa debemos pensar en los múltiples factores que atraviesa este sector para llevar “las salas del jardín de infantes a un espacio hogareño” en el contexto de la pandemia de coronavirus.
Según datos de la Organización de Estados Iberoamericanos, en Argentina hay 1.694.680 niños y niñas escolarizados. Sumado a ello, en 2014 se ha ampliado la obligatoriedad de asistencia a los niños de 4 años de edad (Ley 27.045) considerando que, anterior a esta ley se marcaba la obligatoriedad a partir de la sala de 5 años, es entonces que la ley nombrada extendió el compromiso de universalización de los servicios educativos para los niños y niñas desde los 3 años de edad. Esta extensión de la obligatoriedad generó un impacto en la expansión de la matrícula del nivel cuya asistencia es casi universal. Se ha tenido en cuenta como nunca en la historia la importancia que tiene esta instancia educativa para el desarrollo integral en la primera infancia.
Con el presente incierto y la pandemia de coronavirus, los docentes tienen que asumir nuevos desafíos para poder llegar a sus alumnos del jardín y poder enseñar. No es tarea sencilla a la que nos enfrenta el aislamiento para poder cumplir el rol en este nivel educativo. Es cierto que los docentes se encuentran mejor preparados para llevar adelante la responsabilidad de educar a distancia con nuevas herramientas tecnológicas. En Argentina persisten desigualdades en lo que respecta al acceso a redes y dispositivos por parte de los alumnos y en especial de las familias que tienen un lugar relevante en esta continuidad pedagógica por la edad de los niños en los jardines de infantes. En esta situación ellas son el interlocutor directo y serán el nexo entre el jardín y los niños.
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En contraposición al resto de los niveles educativos de nuestro sistema, el jardín de infantes necesita algunas estrategias de enseñanza muy diferentes a los otros. Algunas de las estrategias a las que recurre la maestra jardinera son el contacto regular, la mirada, “el sostén”, la presencia y la voz. Condiciones que todo docente debe tener para generar el vínculo afectivo que necesita tan particularmente un niño y una niña en esta edad escolar, con el cual se podrá acompañar el juego de enseñar y aprender.
Ahora bien, el COVID-19 nos obligó a quedarnos en aislamiento a 18 días de haber comenzado un nuevo ciclo lectivo, allí los vínculos se estaban fortaleciendo y la adaptación al nuevo espacio geográfico luego del receso estival estaba acomodándose cual piezas de un perfecto engranaje. Los niños de las salas de 4 y 5 años con escolaridad previa se encuentran mejor fortalecidos. Ellos cuentan con amigos, con docentes y equipos directivos que los vienen acompañando en su trayectoria formativa, entonces sí ansían volver al jardín, ver a sus pares, ver a sus docentes y son capaces de manifestar estos sentimientos a sus padres. Los más vulnerables en este eslabón, son los niños y niñas de las salas de 2 y 3 años. Ellos aún están elaborando el desapego maternal para su transferencia hacia el docente como adulto más próximo y el aislamiento social, preventivo y obligatorio se nos presentó y se les presentó en tiempo récord.
Los docentes entonces tuvieron que salir rápidamente a cubrir esta demanda, elaborar diferentes dispositivos de trabajo para llevar adelante la continuidad pedagógica;el proceso de las planificaciones didácticas debían permanecer, ahora las intervenciones deben ser no sólo corporales, sino que también se debe ordenar el tiempo que llevará cada propuesta, los espacios disponibles y como si este no fuera poco, contar con la conectividad no sólo del docente sino de cada una de las familias implicadas en el sistema.
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A esto se le debe sumar la creatividad a la hora de compartir las propuestas educativas con las familia y los materiales que éstas tengan en sus casa. La mirada debe estar puesta en cada uno de los componentes nombrados, sin descuidar uno solo de esos nudos para saber que llegará tal cual fue planificado. Las tareas, entonces, se envían por medio de videos grabados a través de mails o por whatsapp. Organizando encuentros mediante plataformas para asegurar el contacto visual y auditivo de ese docente con cada uno de sus alumnos. De este modo los sostiene, los mira, pone la impronta de su voz, les lee cuentos, canta canciones, los invita a “desayunar “ o a“merendar” e intenta guardar la rutina del hacer dentro de la sala. Sabiendo que la escuela no se puede suplir, los espacios pedagógicos se acomodan, se ordenan y las familias cumplen hoy más que nunca un lugar importante ya que deben correr para compartir los dispositivos tecnológicos, deben recordar la invitación de las maestras a participar de las actividades y los docentes tienen además el desafío de compartir su clase todos los días no sólo con su grupo de alumnos sino también con sus familias.
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Sugerencias para elaborar estrategias de trabajo con los niños de 2 y 3 años:
- La comunicación a través del video es fundamental y es por este motivo que se recomienda el contacto frecuente a través de diferentes plataformas.
- Leerles cuentos.
- Cantarles canciones, nanas.
- Compartir el ‘’desayuno’’ o la ‘’merienda’’ a través de plataformas como zoom (o cualquier otra que permita una videoconferencia grupal).
- No olvidar que es importante que el niño escuche la voz de la maestra regularmente.
- Explicarle a los padres cuál es el objetivo de cada juego de aprendizaje que les enviamos. De este modo, si se le envía.
- Realizar actividades con materiales que sean fáciles de encontrar en el hogar.
- Transmitirle a cada familia la fundamentación y el propósito que tienen las actividades propuestas para lograr la planificación pedagógica.