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opinión

Ascender una misma montaña

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Hecho. “Como judío valoro y reconozco su visita al Muro de los Lamentos en Jerusalén”. | AFP

El idioma hebreo está construido por raíces. Cada una de ellas nos da un significado que nos permite descubrir enseñanzas de vida milenarias y comprender principios centrales de pensamiento de un pueblo consagrado a amar las palabras.

La palabra en hebreo para respirar es linshom. Esta palabra contiene la raíz de neshama: alma, en hebreo. La respiración encierra la metáfora de la vida: es un intercambio permanente, inspiramos y expiramos, recibimos y expulsamos, tomamos para nosotros y damos a los demás. Ese aliento proviene de Dios, y nos une a Él.

Es a través de la respiración, pausada y meditada, que nos mantenemos ligados a Él. Y es la respiración la que nos impide cerrarnos en nosotros mismos y aislarnos. A veces nuestro ego nos quiere encapsular, pero la respiración nos obliga a estar unidos con lo ajeno. Respiramos lo mismo que todos los que nos rodean. Cuando algo o alguien te deja sin aliento es que te genera antipatía o rechazo, es que sentís que amenaza tu vida. Cuando una situación te hace sentir que te falta el aire se mete con tu libertad. En definitiva, la respiración nos enseña la importancia del equilibrio, de tomar y dar en igual medida. Solo te mantienes con vida si logras este equilibrio.

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Así como hay personas que te dejan sin aliento, que te alejan de la fuente de la vida, hay otras que con su presencia y su acción, su pensamiento y su involucramiento, crean las condiciones para la vida plena. Hay personas que despiertan simpatía y conexión, que movilizan tus mejores cualidades y permiten que surjan tus principales virtudes. Hay personas que expanden los niveles de libertad de nuestro tiempo.

Hoy celebramos y honramos el ejercicio de una tarea sagrada y central en la construcción de un mundo equilibrado: la tarea emprendida hace diez años por Jorge Mario Bergoglio, quien desde hace una década es el papa Francisco. Con humildad y admiración me uno a este festejo y agradezco a Dios el contar con una persona de cualidades tan elevadas para llevar adelante una misión tan llena de desafíos.

REPORTAJE DE FONTECCHIA AL PAPA FRANCISCO 20230309
Papa Francisco. Foto: PRENSA VATICANO

En este tiempo, y mirando su recorrido desde mi lugar particular, encuentro actos, hitos y obras que muestran valentía y coherencia, compromiso y dedicación, maestría y amorosidad. Una inmensa labor, en un lugar de mucha relevancia y con una enorme carga sobre sus hombros. El hombre que llegó desde el fin del mundo y ocupó un lugar con pertinencia y capacidad, iluminando una tierra que necesita tanta paz.

Desde que llegó a esta posición trabajó incansablemente para desarrollar y mejorar el diálogo con otras religiones, entendiendo que el mundo tiene diferentes caminos para ascender a una misma montaña, y con esa convicción extendió sus brazos para encontrarse con quienes, vistos desde afuera, parecen distintos, pero con quienes comparte alma y respiración.

Con su voz autorizada condenó siempre la violencia, combatiéndola con la palabra y el amor. No dudó en ponerse del lado de los que más sufren y nunca buscó privilegios ni ventajas, sino entrega y pasión. Es una voz autorizada, por cargo y por mérito, para acortar distancias, unir corazones y estrechar manos.

Como judío valoro y reconozco su visita al Muro de los Lamentos en Jerusalén, a Yad Vashem, centro de la conmemoración mundial del Holocausto, a la Gran Sinagoga de Roma, y al campo de concentración Auschwitz en Polonia, entre otros lugares de gran sensibilidad para quien busca verdaderos encuentros.

Todo esto me permite concluir que su aporte en el diálogo judeo-cristiano es un pilar de su elevada tarea y rezamos para que este camino continúe fructificando, ya que con él lograremos enormes avances en la historia de la humanidad.

Comenzamos estas líneas hablando de las raíces de las palabras hebreas. Una de ellas, central en todo pensamiento religioso, y compartida por todo pueblo monoteísta, es Mesías. Todos ansiamos su llegada, esperamos su aparición y anhelamos un mundo en el que imperen la paz y la felicidad. En hebreo se dice mashiaj, cuya raíz es compartida con la palabra sija, conversación en hebreo.

La era mesiánica tendrá lugar cuando, entre otras cosas, las personas se comuniquen con los demás con respeto. Estará más cerca cuando nuestra conversación con Dios no sea solo para reclamar o pedir, sino para agradecer y valorar. Se comenzará a sentir su llegada cuando nuestras conversaciones no contengan gritos, insultos ni faltas de respeto, sino que reflejen amor y comprensión.

Sin dudas el papa Francisco está trabajando en esa dirección.

*Rabino. Lamroth Hakol.