La crisis de incumbencia avanza en América Latina. Desde el inicio de la tercera ola de democratización, los presidentes que se presentaron a su reelección tendieron triunfar a partir deluso de una serie de ventajas de las que gozan frente a sus adversarios políticos.
Ellas incluyen visibilidad pública, manipulación de recursos fiscales, presencia en medios de comunicación, control de la economía nacional, apoyo partidario, capacidad de modificar reglas electorales en beneficio propio y ejercicio del patronazgo a través de redes clientelares. La utilización estratégica de estos recursos de poder mitigó sus probabilidades de derrota y facilitó su permanencia en el cargo, estructurando una competencia menos equitativa.
Sin embargo, desde hace una década,los lineamientos teóricos del efecto del incumbente han ingresadoen tensión con la evidencia empírica. Al observar los resultados de las elecciones presidenciales latinoamericanas en los últimos diez años, el argumento que sostiene que los candidatos oficialistas son reelectos con una diferencia porcentual de votos mayor a la de la primera elección, pierde sustento en la práctica.
Elecciones en Bolivia 2025: habrá balotaje entre dos candidatos de la derecha
El rastreo muestra que los presidentes que aspiran a un segundo mandatono sólo obtienen un porcentaje de votos menor al de la elección previa, sino que también continúan experimentando derrotas que les impiden gobernar consecutivamente por un nuevo período.
Desde el año 2015 al presente, los candidatosy lascoalicionesoficialistas que se presentaron a su reelecciónfueronen su mayoría derrotados. Esto sucedió en Argentina (2015, 2019 y 2023), Ecuador (2021), Brasil (2018 y 2022), Colombia (2022), Uruguay (2019), Chile (2013, 2017,2021) y Perú (2021).En Paraguayel oficialismo obtuvo sureelección en el 2023, pero con un porcentaje de votos menor al de los comicios previos, por lo que también manifestaría una pérdida de rigor empírico en lo que concierne a las ventajas de los oficialismos.
El indicador más reciente de esta tendencia es el caso de Bolivia, país en el que la coalición MAS-IPSP se sostuvo en el Poder Ejecutivo Nacional desde el 2005. Los resultados de la primera vuelta arrojaron 32,06% de los votos para Rodrigo Paz Pereira (Partido Demócrata Cristiano), 26,70 % para Jorge “Tuto” Quiroga (Libre) y 19,69% para Samuel Doria Medina (Unidad), los tres opositores políticos. El oficialismo, encabezado por Eduardo del Castillo (MAS-IPSP), obtuvo sólo el 3.17 % de los votos tras dos décadas de gobernabilidad.
Independientemente de quien obtenga la presidencia en el ballotage del 19 de octubre, estos datos debilitan aún más los argumentos a favor del incumbente.
El 16 de noviembre del presente año se llevarán a cabo elecciones generales en Chile. El actual patrón electoral latinoamericano permite inferir la probable alternancia ejecutiva en el país o, al menos, un triunfo de G. Boric con un porcentaje de votos menor al de la elección del 2021.
Estos escenarios reforzarían la idea de que se asiste a una crisis de incumbencia en la región, lo que conduce a la necesidad de reflexionar en torno a sus variables explicativas e implicancias para el funcionamiento de las instituciones democráticas.