OPINIóN
Coronavirus

Un enemigo invisible

Es posible que sea el miedo la mejor manera de lograr un disciplinamiento global, rodeados de un discurso científico que da a cada palabra un halo racional y creíble.

Ilustracion
Ilustración | Gentileza del autor

“Me interesa el futuro

porque es el sitio donde voy

a pasar el resto de mi vida”....Woody Allen

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En el exterior hay, (dicen), una guerra declarada. Los gobiernos hablan de un enemigo invisible, nuestro gobierno habla de uno también pero más invisible aún que cualquiera, mas poderoso y por ahora invencible. Un Covid-19 “a la argentina” que nos obligará a la mas larga cuarentena del planeta dentro de un túnel donde aún no se logra ver la salida. Es posible que sea el miedo la mejor manera de lograr un disciplinamiento global, rodeados de un discurso científico que da a cada palabra un halo racional y creíble pese a las contradicciones que medias bibliotecas científicas tienen.

El gran estatega y general ateniense Pericles, aquel héroe que llevó a Atenas a su máximo esplendor del milenario imperio, murió por la plaga en un verano del 430 AC. Plaga que comenzó matando a los esclavos que habían huido del campo a la ciudad y luego le llegó el turno a los “ciudadanos” atenienses. Pero con aquella plaga que tres veces en menos de diez años atacó Atenas, también llego la otra, la del escepticismo  de los atenienses hartos de velar a sus muertos esperando refugiados dentro de sus casas a que todo pasara y mientras esperaban en cuarentena fueron perdiendo la fe en los Dioses y en la humanidad. Dejaron de observar el decoro y la ética y dejaron de creer en sus líderes. Los atenienses empezaron a buscar a los culpables de sus muertos y desdichas . El imperio de Atenas quedo desde entonces herido de muerte. Aquella generación que quiso dar vida a un estado ideal y el afán en la búsqueda de la verdad, equidad y justicia, el amor por la belleza y su búsqueda de la ciudad perfecta, la ciudad de los pares y para los pares, se fue derrumbando y nunca más reencontraron el camino para reconstruirla. Fue el principio de su fin.

Lenguajes y temores: las trampas de la sutileza

No querer ver al enemigo, de invisibilizarlo, es crear lo temible. La estrategia tradicional de la guerra siempre necesito de un enemigo visible para medir y recalcular. Es sabido que los miedos hacia lo desconocido suele agrandar nuestros monstruos y consecuentemente aumentamos hacia el infinito los mecanismos y presupuestos de la defensa. De qué manera?, inmovilizando a la población, impidiendo reunirse aún manteniendo las distancias recomendadas o simplemente sentarse en el espacio público o la práctica física al aire libre. Encerrados y aislados parece ser la mejor medida para combatir al enemigo invisible. Por eso, nuestro espacio público el espacio de todos dejó de ser el lugar histórico y natural  de la expresión popular, dejó de pertenecernos por la decisión de los que nos dirigen y estos a su vez dirigidos por un grupo escogido de médicos, asesores que sólo ellos detentan el saber y poder ver lo que nosotros simples ciudadanos no vemos. Exigen para ello que les creamos, nos piden un verdadero acto de Fe a 100 días de un encierro obligatorio tratándonos como niños que ya no somos, un crédito que perdieron inmediatamente por la falta de un plan de salida y una comunicación adecuada por las inumerables contradicciones de sus mensajes.

Coronados de fobia miramos. (Est)ética del terror pandémico

Como los remeros que navegan hacia adelante viendo hacia atrás, aprendamos de la historia y vislumbraremos gran parte de nuestro futuro.

 

* Arquitecto.