Actualmente han aumentado las consultas por dificultades en el aprendizaje y en la comunicación. En algunos casos hasta con diagnósticos prescriptos asociados a la falta de participación con pares, comunicación, dificultades significativas de aprendizaje, aumento de peso desmedido, entre otros.
Al momento de realizar las entrevistas a las familias se detecta que el niño/a pasa muchas horas con un celular en sus manos o algún tipo de pantalla, ya sea por utilizar redes sociales u juegos. Es cierto que no se puede dejar a los niños totalmente desconectados de la realidad, y de las modas que se imponen socialmente en las que menores y adultos son parte cotidianamente.
¿Existe una edad ideal para el celular?
Al pedirle a las familias que nos ordenen o detallen cuales actividades realizan en la vida diaria, los resultados obtenidos en la mayoría son rutinas que se refieren a: desayunar, ir al colegio, almuerzo, le prestan el celular o en algunos casos tiene un celular propio, y establecen horarios (como por ejemplo de 15 a 18 para hacer uso del dispositivo) porque luego hay que hacer las tareas o cumplir con alguna actividad extraescolar, luego regresan a cenar y se preparan para el otro día.
Se otorga un tiempo dándole prioridad horaria y de uso al dispositivo y no por ejemplo a la tarea escolar, es casi una obligación jugar o estar en redes pero no que cumplan con las obligaciones escolares. Puede sonar muy naturalizado en varias familias. También lo vemos en las salas de espera de los consultorios, en la puerta del banco sentados en el suelo (cuando lo adultos se dirigen a hacer un trámite) o en reuniones familiares.
Esto va generando una cierta dependencia, pero también se usa como “canje”, para que realicen las tareas, estudien, o realicen alguna consigna dada por los padres. Hay que tener en cuenta que a “una gran porcentaje” de niños como adultos se sienten atraídos por pantallas. Es real que generan un buen impacto motivacional y que si le decimos a un niño: ”repasamos la tarea y te presto el celular para jugar” el niño lo hace y sabemos que la motivación es necesaria para poder aprender.
¿Qué es la motivación?
La motivación es un factor que involucra elementos cognitivos y afectivos. Además, nos ayuda a dirigir nuestras conductas para alcanzar metas. Desde una perspectiva biológica, la motivación conlleva a la activación de ciertos procesos fisiológicos, cognitivos, conductuales y motores frente a una tarea. Entre los diferentes sistemas involucrados tenemos:
Sistema nervioso central: Permite pasar a un estado excitatorio de las neuronas para activarlas de acuerdo al estímulo que recibe el cuerpo.
Área límbica: Involucrada en el procesamiento de las emociones.
Sistema de recompensa cerebral: En el que participa el núcleo accumbens. Cumple un papel fundamental, gracias a la liberación dopaminérgica que estimula la repetición de la conducta.
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Corteza orbitofrontal: Involucrada en el procesamiento motivacional y emocional del estímulo. Esto es así gracias a sus conexiones con el sistema límbico a través de la amígdala (basal y lateral), el subículo y la corteza entorrinal y perirrinal (Mesurado, 2008).
Pero el exceso uso de esta “estrategia” puede tener efectos muy perjudiciales como por ejemplo dependencia, que a su vez trae efectos en las conductas cotidianas, como por ejemplo sedentarismo, desinterés, ensimismamiento, etc
¿Tienen alguna ventaja las pantallas? Sí
Acceso a mayor cantidad de información. Estimulación de funciones cognitivas como atención sostenida, ejecutiva, selectiva, memoria a corto plazo, memoria de trabajo, memoria a largo plazo, gnosias visuales y auditivas, entre otras funciones. Facilita la comunicación en ocasiones donde esta se encuentra disminuida u obstaculizada. Permite acceder al sistema de escritura. Fortalecimiento con programas de alfabetización. Promueve la motivación e interés.
¿Y las desventajas?
Dificultades visuales. Alteraciones en el desarrollo. Desinterés en realizar tareas escolares. Entorpece los procesos de escritura, afectando la coordinación viso motriz. Ensimismamiento y afectación en los canales de comunicación “están como ausentes”. Sedentarismo y dependencia. Favorece a los trastornos de aprendizaje y de lenguaje.
Para resumir, es necesario tener en cuenta que un uso desmedido genera serias dificultades y trae consecuencias. Diversas investigaciones nos advierten sobre la problemática actual del uso excesivo de pantallas. Pero también se debe tener en cuenta que si se hace uso, el mismo debe ser si o si en forma controlada para que se puedan tener efectos positivos.
*Licenciada en Psicopedagogía. Profesora de la UCA y del Universidad de Congreso en varias cátedras. Asesora psicopedagógica.