Recientemente se estrenó la obra de Julián Troksberg; intitulada “Una casa sin cortinas” (Bafici 2021), la cual se publicita como documental. En rigor de verdad, el mismo es una proyección que recaba una serie de testimonios en su mayoría “tendenciosos”, en detrimento de la figura de la primera mujer presidente de la Argentina y del mundo, doña María Estela Martínez de Perón.
El director del documental, si bien no participa activamente emitiendo ningún juicio de valor dentro de la proyección durante las entrevistas brindadas, manifiesta que no existe nadie en el país que quisiera hablar sobre la última esposa del Teniente General Juan Domingo Perón, quien sería una suerte de tabú o incluso de sambenito histórico según los pareceres del cineasta.
Allegados de confianza de Isabel Perón en España, refieren que el director de la obra inicialmente habría manifestado ante ellos, la voluntad de reivindicar la figura de la ex presidente constitucional, pero a las claras el resultado dista mucho del propósito oportunamente alegado.
Por otra parte, el supuesto “olvido “ o negación histórica hacia la figura de Isabel Perón, no se condice con la realidad de los últimos tiempos, en donde notoriamente su reivindicación y reconocimiento popular, fue ascendiendo de manera exponencial en las redes sociales y en buena parte de la opinión pública, a punto tal que el año pasado se realizó un acto oficial de reivindicación en la Confederación General del Trabajo, aprobado por el Consejo Directivo, con la colocación de una placa homenaje, con la participación activa del gremio de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación.
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Asimismo, fue de público conocimiento, que el Papa Francisco le envió especialmente a Isabel Perón un Santo Rosario; además de haberla llamado por teléfono el 4 de febrero para saludarla en su cumpleaños 90. Carlos Luna, un argentino que desde su exilio reside en Suecia y que fuera artífice intermediario entre Su Santidad y la señora de Perón para su comunicación telefónica, públicamente testimonió el común beneplácito de ambos interlocutores del llamado, y “el reconocimiento de Su Santidad a una ex funcionaria quien con su conducta obró como prenda de paz de los argentinos”.
En el documental en cuestión, hay testimonios de ex funcionarios públicos y políticos, como ser Carlos Corach y Carlos Ruckauf, que se refieren a Isabel de forma muy despectiva. Hay otras apariciones de dirigentes políticos, como es el caso de Nilda Garré, Juan Manuel Abal Medina, y Dante Gullo que también se ocupan de desprestigiar a la ex presidente.
Sin embargo paradójicamente, todos tuvieron la osadía de afirmar sin rubor, que la señora de Perón no tenía cualidades para gobernar ni estaba rodeada de gente que la tuviera; a pesar que nadie recuerda que entre 1974 y 1976, durante su gobierno había un índice de pobreza promedio que osciló entre el 2 y 4,4 %; con pleno empleo, sin contraer un solo empréstito, a pesar de las presiones foráneas y mantenido la dignidad nacional ante atropellos exógenos de soberanía.
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Por su parte, el documental se publicita en ámbitos de notorio discurso pro feminista, y sin embargo el material publicado, contiene muestras de misoginia contra una mujer cuyo único pecado fue “soportar” el peso de llevar el apellido de Perón.
Se intenta también poner énfasis y relieve en el mentado mito que Isabel habría conocido a Perón en un cabaret, cuando existen testimonios fotográficos que ratifican que el General conoció a quien luego sería su esposa, en la residencia de un amigo cubano de nombre Armando Parra; en la playa María Chiquita, en Colón, Panamá.
Al respecto, hay fotografías en el Archivo General de la Nación, y se ratifica también con los testimonios de los familiares directos de Isaac Gilaberte (chofer y hombre de confianza de Perón en el exilio); que fue quien los presentó a Perón y a Isabel, durante la Navidad de 1955. Además existe un testimonio directo de una mujer nonagenaria quien, aclarando “ser antiperonista,” con franqueza testimonió que ella fue compañera de baile de “Estelita Martínez”, y que el cuerpo del Ballet que integraban se dedicaban a danzas folclóricas, españolas y de música clásica. Ocasionalmente, el ballet tuvo un contacto con Perón el 23 de diciembre de 1955, cuando el general asistió a una función en donde también bailaba su ahijada, María Eva Fernández Doménech. Al día siguiente todo el elenco fue invitado a pasar la Nochebuena en la referida playa de Colón, y el destino de Perón y María Estela Martínez comenzaba su derrotero.
De todas formas, amén que es un error aseverar que el encuentro se dio en clubes nocturnos, lo cierto es que si así hubiera sido, se demuestra mucha contradicción con el discurso feminista en boga; máxime en un país donde actualmente existen funcionarias públicas que han sido vedettes, o del ambiente artístico.
El documental no enfatiza un ápice en los aspectos positivos de su figura, como ser la política social de vanguardia durante su gobierno, ni en el sufrimiento de una mujer que sin quejas ni agravios, no sólo soportó más de cinco años de prisión tras su secuestro extorsivo el 24 de marzo de 1976, sino que además debió padecer vejaciones y torturas irreproducibles, graves problemas de salud, un sinnúmero de atentados contra sus domicilios y despojo de sus bienes y cuantiosos robos de pertenencias.
A ello se suma la profanación del cadáver de su marido en 1987, y en 2006, cuando por una causa judicial sin sustento, le destrozaron el fémur y clavícula a dichos restos en búsqueda de ADN. Sin contar con que hasta le colocaron un sinfín de explosivos a lo largo de su vida en Centroamérica junto a Perón, y también cuando éste último la envió a una exitosa misión política hacia 1965. También fue víctima de un intento de atentado contra su vida, tras colocarse en la aeronave que la trasladaría, una muy potente bomba que pudo haber terminado con su vida y la de un sinnúmero de pasajeros hacia mayo de 1984.
Sin victimizarse, con entereza y coraje, al respecto dijo: “nadie se muere cinco minutos antes del plan de Dios”. Con la misma actitud, enfrentó los estrados judiciales en Argentina y España; sin haberse victimizado ni hecho alharacas.
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Dicha persecución política hacia el año 2007, dañó notoriamente la salud de la ex presidente; paradójicamente durante un gobierno que en el discurso decía reivindicar la memoria, la verdad y la justicia, obraron contra la señora Perón de manera similar al gobierno de facto del 24 de marzo de 1976.
El silencio de la señora de Perón que algunos cuestionan, tiene su motivación en mercenarias actitudes que con ella ha tenido cierto sector del periodismo a lo largo de su vida, sin contar que cada 4 de febrero -día de su cumpleaños-, o cada 24 de marzo, se reflotan noticias falsas sobre la actual vida de ella con total naturalidad, donde hay más de fantasía que de realidad, y en donde hasta se llegó a aseverar eufemísticamente que hace unos años la señora de Perón habría reaparecido para publicar el obituario de un dirigente sindical. Algunos hablan hasta de la “mansión en la que vive”, exhibiendo el frente de dos propiedades distintas como si fuese una sola.
El lunes 22 de marzo, la señora Estela Ferreiro, sobrina y ahijada de la señora de Perón, opinó sobre el documental aclarando que lo hacía como “una mujer argentina más, ciudadana y peronista”, independientemente de su relación familiar. La señora Ferreiro cuestionó que el director de la película se haya referido a María Estela Martínez como “con una imagen tenebrosa, diluida, y con un pasado turbio”; poniendo de resalto los errores en los datos familiares e históricos que se exhiben y lo tendencioso y parcial de los testimonios. No obstante, aclaró que ese tipo de diatribas no conmueven ni afectan un ápice, la monacal vida profundamente religiosa, que mantiene quien es su tía materna.
Todas estas expresiones periodísticas y cinematográficas, demuestran lo que siempre asevera uno de los amigos españoles de la señora de Perón, y colaborador de mayor confianza; Alfredo García: que la señora de Perón es víctima histórica de un gran aparato de detracciones, a pesar que siempre osan presentarla como a un verdugo.
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La persecución periodística, dio alguna vez origen a la tan recordada expresión del “¡no me atosiguéis!”, que algunos ridiculizan; sin detenerse a pensar, que muchos no poseen la amplitud lingüística que Isabel Perón tiene, y que ironizar sobre el empleo del lenguaje castizo, es faltar el respeto a las raíces de nuestra nacionalidad, máxime en un país donde actualmente se puso de moda modular palabras improcedentes, actitudes de suma ignorancia gramatical y sometimientos de modas baladíes impuestas como penetración cultural.
* Diego Mazzieri. Escritor. Autor del libro: “María Estela Martínez por siempre de Perón. Biografía de la lealtad”. 2ª Edición. Ediciones Fabro 2021.