OPINIóN
Columna

Justicia líquida

A veces algunos líderes se emborrachan de poder y el pueblo-pobre- no puede creerlo y no sabe qué hacer, cuando les cuentan sus tremendas fechorías y crueldades.

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Ciega: Señora de ojos vendados, como dice la canción de la inolvidable María Elena Walsh. | cedoc

«Señora de ojos vendados

que estás en los tribunales

sin ver a los abogados,

baja de tus pedestales.

Quítate la venda y mira

cuánta mentira».

«Oración a la Justicia». 

María Elena Walsh.

 

La lucha por los desposeídos para muchos tiene un atractivo noble, épico, estético.

Pero echar abajo, en nombre de ella, el incipiente edificio de la civilización que hemos podido construir hasta ahora, nos enviará a todos a una barbarie muchísimo más terrible, con más despotismo, más ignorancia, más obscuridad, más miseria.

La civilización odia la falta de ley de la barbarie. La barbarie odia a los que se aprovechan de la civilización. El odio de uno potencia el del otro.

A veces algunos líderes se emborrachan de poder y el pueblo -pobre- no puede creerlo y no sabe qué hacer, cuando les cuentan sus tremendas fechorías y crueldades. Porque los quiere como una madre desesperada que justifica a su hijo delincuente. La ley es dura, pero es la ley. Sin ella cae el mismo pueblo, sin ella es la barbarie, más barbarie.

Y las mayorías son buena gente, pero «...no hay un lugar decente donde pararse en una masacre»1.

En la barbarie la amistad depende de la bandera.

En la barbarie se culpa al mensajero.

En la barbarie es todo o nada.

En la barbarie la vida cotidiana está contaminada por la política.

En la barbarie nos echarán en cara que «...las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra»2.

Hundidos en ella, con gran facilidad, nos dominarán otros pueblos con muchos más recursos, libertades, justicia y razonabilidad.

Una sublime tragedia acerca de la estupidez humana nos interpela a través de los siglos: «Esta noche helada nos va a volver a todos locos e idiotas»3.

Los antiguos mitos nos gritan su advertencia desde sus seres híbridos como nuestro estado: la quimera, que escupe fuego y se traga los ganados; la hidra vengativa de cabezas de serpiente, que al cortárselas vuelven a crecer; el grifo que guarda el codicioso oro; la esfinge y el minotauro que se alimentan de humanos.

Esta peste que cae sobre Verona, hará que el odio de los padres acabe con sus hijos, «...porque nunca hubo una historia tan triste...»4.

Los libros sagrados nos amonestan: «Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y serán odiados de todos por causa de mi nombre…»5.

Los siglos nos miran desde sus sabios: «El orgullo engendra al tirano...y precipita en un abismo de males del que no se puede salir»6. «No esperes justicia donde el poder es el derecho»7. «El fundamento de la justicia es la buena fe»8.

La naturaleza, majestuosa, también nos recrimina: te di la razón, no la abandones o vivirás en «...continuo miedo y peligro de muerte violenta ...y la vida será solitaria, pobre, horrible, brutal y corta»9.

Un poeta de nuestro tiempo nos canta: «Las cosas van a deslizarse en todas direcciones/ ya no habrá nada que puedas medir»10.

Justicia líquida. O quizás, desde lejos, Dios envíe un arca donde pasar este diluvio. Y quizás se alce la justicia soberana en los tribunales de los hombres. Justicia sólida.

 

 

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1- Leonard Cohen – El Capitán / 2- Gabriel García Márquez - Cien años de soledad / 3- Shakespeare - Rey Lear  / 4- Shakespeare - Romeo y Julieta / 5- Evangelio según San Mateo 10:21 / 6- Platón – Defensa de Sócrates / 7- Aristóteles / 8- Cicerón – Sobre las obligaciones / 9- Thomas Hobbes - Leviatán / 10- Leonard Cohen – El Futuro.