OPINIóN
Todavía es poco

Educar para el futuro

Las pruebas Aprender 2024 arrojaron resultados deficientes. “No alcanza con escolarizar: hay que educar. La escolarización compulsiva está diseñada para homogeneizar, no para que cada estudiante florezca”, dice la autora.

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Realidad. Gran parte de nuestros adolescentes son incapaces de comprender textos. | cedoc

Es hora de que la educación en Argentina cambie. Los resultados de las pruebas Aprender 2024 son un llamado de emergencia para quienes creemos que el desarrollo humano comienza con una educación sólida, integrada y centrada en que cada estudiante alcance su potencial.

Según el informe oficial del Ministerio de Capital Humano, apenas el 14,2% de los estudiantes secundarios alcanzó un nivel satisfactorio en Matemática, mientras que en Lengua ese porcentaje apenas supera el 50%. No es casualidad: es la consecuencia de años de políticas educativas mal diseñadas, centralizadas y desconectadas del mundo real.

Aprender 2024 muestra que el 85% de los estudiantes no alcanzó el nivel básico en Matemática

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De hecho, tal vez lo más dramático es que cuando se empezaron a implementar las pruebas Aprender, en el 2016, el 38,86% de los estudiantes había alcanzado un nivel satisfactorio en matemáticas y otro 19,66% un nivel avanzado. Las pruebas PISA también muestran las falencias de la educación argentina. En matemáticas, nuestro país obtuvo 378 puntos, comparado con 412 puntos para Chile y 409 puntos para Uruguay.

En lengua, con un puntaje de 402, esta diferencia fue menos notoria, pero sigue existiendo. Chile obtuvo un puntaje de 448 y Uruguay de 430. En ciencias, los puntajes fueron de 406 puntos (Argentina), 444 puntos (Chile) y 435 puntos (Uruguay), con un 53,9% de los argentinos que no alcanza el nivel mínimo.

En lengua, con un puntaje de 402, esta diferencia fue menos notoria, pero sigue existiendo"

Este modelo ha fracasado en su propósito más elemental: brindar herramientas para que todos los jóvenes puedan progresar. El problema no es nuevo, pero las cifras actuales confirman una tendencia que se profundiza gracias a un deterioro sostenido de los aprendizajes, la falta de motivación tanto de alumnos cómo docentes, y la ausencia de incentivos para mejorar.

El sistema argentino no es capaz de formar ciudadanos libres y capaces de enfrentar los desafíos del siglo XXI. En cambio, apaga talentos y perpetúa desigualdades.

Necesitamos libertad para elegir contenidos, metodologías y formatos de enseñanza"

Como explica El Potencial Argentino: Políticas para el Desarrollo Humano, no alcanza con escolarizar: hay que educar. La escolarización compulsiva, impuesta desde un Estado que define contenidos y metodologías, está diseñada para homogeneizar, no para que cada estudiante florezca.

La educación debe ser, antes que nada, un espacio centrado en los niños. Necesitamos libertad para elegir contenidos, metodologías y formatos de enseñanza, libertad para que las familias decidan qué tipo de formación quieren para sus hijos, y libertad para que los docentes puedan innovar y ser reconocidos porsu mérito.

Los datos de Aprender confirman otra verdad incómoda: las escuelas públicas rinden sistemáticamente por debajo de las privadas. Esto no debería ser una condena, sino una oportunidad para introducir competencia, transparencia y rendición de cuentas. La falta de información pública sobre el rendimiento por escuela impide que las familias tomen decisiones informadas y priva al sistema de los datos necesarios para impulsar las mejores prácticas y darle apoyo a las escuelas que lo necesiten.

Frente a este panorama, proponemos una reforma educativa centrada en cinco pilares:

  • Autonomía escolar y elección educativa: más opciones para que las familias elijan.
  • Transparencia en los resultados: publicación completa y accesible de las evaluaciones. Reforma del artículo 97 de la Ley Nacional de Educación, que previene la difusión de información sobre instituciones educativas especificas cuando se publican datos.
  • Estímulo a la excelencia docente: incentivos por desempeño.
  • Educación desde la primera infancia: invertir en desarrollo temprano con evidencia científica.
  • Tecnología y personalización: usar nuevas tecnologías para adaptar la enseñanza a las necesidades de cada alumno.

Argentina no puede prosperar con un sistema que abandona a sus jóvenes. Reformar la educación no es solo una deuda moral: es la única estrategia viable para reducir la pobreza, ampliar la movilidad social y construir un país donde el mérito, la creatividad y el esfuerzo vuelvan a tener valor. Aprender 2024 nos da la última advertencia. Es momento de actuar.

* Coordinadora del departamento de Desarrollo Humano de la Fundación Libertad y Progreso.