En 1817, los portugueses del Brasil, siguiendo su secular estrategia de expansión sobre el espacio rioplatense, avanzaron sobre la Banda Oriental y la incorporaron como Provincia Cisplatina. Tras la independencia de Brasil (7 de septiembre de 1822), ese dominio se mantuvo. Pero en 1825, un grupo de patriotas cambiaría el rumbo de la historia: los 33 Orientales, liderados por Juan Antonio Lavalleja, se organizaron con gran actividad y entusiasmo en las Provincias Unidas del Río de la Plata con el objetivo definido de liberar a la Banda Oriental de la ocupación brasileña, y emprendieron una gesta que aún hoy resuena en la memoria colectiva del Río de la Plata.
El punto de partida fue Puerto Sánchez, ubicado en la actual localidad de Beccar (San Isidro, Buenos Aires), desde donde los 33 cruzaron el río en abril de 1825. Hoy, ese lugar ha sido transformado en el pintoresco Paseo Costero Treinta y Tres Orientales, un espacio inaugurado a principios de mayo de 2025 que recupera y pone en valor ese hecho histórico.
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El paseo cuenta con un monumento dedicado a los 33, un mural en homenaje a Lavalleja y los nombres de los patriotas grabados en el pavimento, conformando un recorrido que invita a reflexionar sobre el coraje y la convicción de aquel grupo para forjar un destino distinto.
La siguiente escala de esa ruta histórica es la Playa de la Agraciada, sobre el río Uruguay, en el departamento uruguayo de Soriano, donde el 19 de abril de 1825 desembarcaron los 33 Orientales tras burlar el control naval brasileño. Allí ondearon por primera vez la bandera tricolor celeste, blanca y punzó con la consigna “Libertad o Muerte”. En ese punto exacto se levanta un obelisco erigido en 1863 por iniciativa de Domingo Ordoñana, rodeado por un paisaje natural que suma belleza al valor simbólico del lugar.
La campaña no se detuvo. Lavalleja sumó rápidamente el apoyo de numerosos pobladores rurales y de figuras militares clave como Fructuoso Rivera. El 7 de mayo, las fuerzas orientales sitiaron Montevideo, y Lavalleja instaló su cuartel general en la villa de la Florida, que pasaría a ser epicentro militar y político del movimiento libertador.
El 14 de junio de 1825, se conformó allí el gobierno provisorio de la Provincia Oriental, y más tarde se instaló la Sala de Representantes (20 de agosto). Un momento clave se produjo el 25 de agosto de 1825, cuando en esa Sala se aprobaron las dos Leyes Fundamentales: la de Independencia respecto a Portugal y Brasil y la de Unión con las Provincias Unidas del Río de la Plata, a la vez que se aprobó otra Ley que adoptó el pabellón tricolor celeste, blanco y punzó; dicho episodio pasó a la historia como el Congreso de la Florida.
Hoy, la ciudad de Florida, capital del departamento homónimo, preserva con orgullo aquellos capítulos de su pasado. Su Catedral, elevada a Santuario Nacional, alberga la imagen original de la Virgen de los Treinta y Tres, patrona de la República Oriental del Uruguay, una talla de madera del siglo XVIII que acompañó espiritualmente a los patriotas de aquel histórico Congreso. Junto a ese templo, el predio donde el 25 de agosto de 1825 se proclamó la independencia se mantiene como sitio de conmemoración.
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El valor histórico de esos sitios se extiende también a Montevideo, donde en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo se conserva el texto original de la declaración de independencia de 1825, protegido en una vitrina y custodiado por soldados del Batallón Florida, unidad emblemática del Ejército uruguayo.
La Gesta de los 33 también se recuerda en los campos de batalla, donde los orientales lograron sus primeras victorias frente al Imperio del Brasil. En el kilómetro 286 de la Ruta Nacional Nº 2, en el departamento de Río Negro, un monolito marca el sitio del Combate de Rincón, donde Rivera se impuso el 24 de septiembre de 1825. Y en las cercanías de la localidad de Sarandí Grande, en el departamento de Florida, otro monolito señala el lugar de la batalla de Sarandí (12 de octubre de 1825), importante triunfo de las fuerzas al mando de Lavalleja.
Las Provincias Unidas del Río de la Plata oficializaron la incorporación de la Provincia Oriental el 25 de octubre de 1825, y el Imperio del Brasil respondió con la declaración de guerra el 10 de diciembre del mismo año. La historia seguiría su curso entre enfrentamientos y complejas negociaciones, pero lo cierto es que la semilla de la independencia ya había germinado.
Hoy, a 200 años de aquellos hechos, cada monumento, cada ciudad, cada vestigio en el territorio permite reconstruir ese pasado con los pies en la tierra. Viajar por esos destinos no es sólo una forma de hacer turismo: es una manera de reencontrarse con las raíces, y de transformar la historia en una experiencia viva y significativa desde una perspectiva dinámica, recreativa y más tangible.
Los aniversarios redondos invitan a mirar atrás, pero también a redescubrir lugares y resignificar los símbolos. Recorrerlos es, en definitiva, una forma de volver a mirar nuestra historia compartida, no desde los libros, sino desde el territorio mismo, donde todavía resuenan los ecos de una gesta que cambió el destino de la región rioplatense.