OPINIóN
Regionalismo y Covid

El dilema del Mercosur en tiempos de pandemia

El bloque regional frente al aislamiento social. Los problemas de coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria. La comparación con la Unión Europea: Brasil y Argentina frente a Alemania y Francia. Luces y sombras de un proceso de integración.

El Mercosur en medio del Covid
El Mercosur en medio del Covid | Cedoc

A casi 30 años de la firma del Tratado de Asunción que dio origen al Mercosur, y en medio de la pandemia del Covid-19 los modelos de integración regional se encuentranante el desafío abierto de articular de manera armónica y eficiente los desfasajes de este crítico escenario mundial. Las entidades supranacionales se vieron desafiadas a principios de este año con la irrupción de la pandemia del Covid-19, viéndose obligadas a dar respuestas a esta nueva crisis sanitaria que desnudó las falencias y virtudes de los modelos vigentes de regionalismo.

Lo que nos lleva a reflexionar sobre el Mercosur con su actual estancamiento y las limitaciones propias de su esquema de integración, el cual quedó expuesto a partir de la pandemia. Las alarmantes cifras que la región posee demuestran un panorama crítico y las deficiencias y disputas de poder latentes en la región explican cómo al 21 de diciembre solamente el Mercosur (Brasil-Argentina-Paraguay-Uruguay) contabacon 8.862.038 millones de casos de Covid y más de 230.305 muertes, volviéndose una de las regiones más afectada por el virus, según datos de la Organización Mundial de la Salud.

La coyuntura actual desnuda los graves problemas de articulación que atraviesa el bloque mercosureño, la relación conflictiva de los gobiernos de Argentina y Brasil es un claro ejemplo de ello, ya que a lo largo de los meses de pandemia y ante la necesidad de cooperación entre las partes, la primera reunión entre los mandatarios se dio el pasado 30 de noviembre tras ocho meses de una lucha poco coordinada por parte de los principales socios de Mercosur.

“La crisis del Covid precipitó las fortalezas y debilidades del proceso de integración. El Mercosur no desparece, pero tampoco avanza y necesitamos generar incentivos para que realmente funcione.”

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En cambio, con el avance del virus se llevaron a cabo diversos foros para analizar esta situación, como la llevada a cabo por e lInstituto Social del Mercosur del mes de agosto en el seminario sobre "Políticas de Salud y Territorios en Tiempos de Pandemia", en el cual Sebastián Tobar, ex coordinador nacional de salud por Argentina del Mercosu ry del Consejo de Salud de la Unión de Naciones Suramericanas sostuvo: “Se paga ahora, y con creces, el hecho de que la salud en la región no haya sido nunca una prioridad, o haya sido 'una prioridad baja', con sistemas de salud públicos manejando presupuestos inaceptables”.

Las medidas llevadas adelante giraron en torno a reforzar las capacidades de los sistemas de salud,la más conocida fue el acuerdo con FONPLATA (Banco de Desarrollo) que según informes de los organismos del Mercosur se trató de una inyección de 16 millones de dólares para el proyecto Plurinacional Investigación, Educación y Biotecnologías aplicadas a la Salud, tales recursos se abocarían a contener y colaborar a mejoras en los protocolos de contención del virus.

Julieta Zelicovich, doctora en Relaciones Internacionales con orientación hacia la Economía y Relaciones Comerciales Internacionales, en el marco del Seminario de integración Regional del Centro de Estudios Internacionales y de Integración remarcó la necesidad de liderazgo al interior del bloque para retomar el impulso de principio de siglo y Brasil es quien lleva esa responsabilidad: “La crisis del Covid precipitó las fortalezas y debilidades del proceso de integración. El Mercosur no desparece, pero tampoco avanza y necesitamos generar incentivos para que realmente funcione.”

Con la activación de mecanismos de cooperación “escuetos”, como el del FONPLATA, se demuestra una intención de cooperación. Sin embargo, dichas medidas se opacan a partir de la abrupta caída del comercio intrazona, con una baja del 24,6% en relación con el 13% del 2019, siguiendo una preocupante tendencia a la baja según datos del Banco Interamericano de Desarrollo.

En contraste podemos observar el caso de la Unión Europea, que a pesar de los conflictos que atraviesa, ha hecho una tarea de articulación de políticas frente al coronavirus, como las llevadas a cabo por el Consejo Europeo con la activación de dispositivos de respuesta política integrada para coordinar la respuesta a crisis transectoriales y complejas de gran envergadura, y como también la promoción y creación de protocolos y vacunas en la lucha contra el virus.

Podemos destacarel rol de Merkel a la cabeza del bloque y cómo su apoyo a las políticas de asistencia los países más golpeados por la pandemia, terminó siendo un giro importante en su política exterior y resulta un claro contraste respecto al Brasil de Bolsonaro.

Pero el más claro ejemplo de gestión del bloque europeo fue la reunión entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Ángela Merkel, en el mes de mayo, que delineó el plan que daría respuesta a la crisis del Covid. Ese mismo mes se presentó el “Next Generation EU”, un plan de 750 mil millones de euros para estimular la recuperación económica. Esto es lo que se trataría y finalmente aprobaría en la cumbre del Consejo Europeo en el mes de julio y se trató de un mega plan de recuperación con 390 mil millones en subsidios y 360 mil millones en créditos.

Podemos destacarel rol de Merkel a la cabeza del bloque y cómo su apoyo a las políticas de asistencia los países más golpeados por la pandemia, terminó siendo un giro importante en su política exterior y resulta un claro contraste respecto al Brasil de Bolsonaro, caracterizado por el aumento de la conflictividad con sus socios del Mercosur y una política negacionista hacia el virus. Resulta paradójico que se haya convertido en un agente entrópico del regionalismo latinoamericanollevando a cabo una política exterior que tiende a los tratados de libre comercio y alejándose cada vez más del “Brasil cabecera del Mercosur” de comienzos del siglo XXI.

Los interrogantes abiertos a partir de esta coyuntura son innegables: ¿Qué posibilidad real existe de que este esquema de regionalismo imperante de respuesta a la inminente crisis del mundo post Covid? Resulta poco claro, las directrices del bloque deberán enfocar su norte en mitigar los efectos de la pandemia, y la reunión de Fernánndez y Bolsonaro puede ser un prometedor inicio, pero a la vez deberá replantearse si este modelo de regionalismos sin incentivos de abandonar sus lógicas nacionales es realmente viable ante una región que se desgarra entre crisis económicas y unilateralismos caprichosos.


*Estudiante avanzada de Ciencia Política (UBA) / Trabajo presentado en el marco de la materia "Opinión y Análisis Político en Medios de Comunicación" (Cátedra Lloret).