El mensaje de Jair Bolsonaro, en la cumbre de presidentes del Mercosur de este 16 de diciembre, fue milagrosamente conciliador. Tuvo palabras de elogio para el bloque regional y a su colega Alberto Fernández, su antiguo antagonista, le deseó suerte en la presidencia pro tempore del bloque, que comienza ahora. Y le dijo: “Cuente con nuestra colaboración”. Optó, también, por aplacar el tono de las divergencias entre Brasilia y Buenos Aires. “Resalto que la diferencias entre nuestros gobiernos en la conducción de la agenda económica no llevó a ningún impasse y no significó un riesgo para su cumplimiento”.
Con todo no olvidó formular un reclamo: “No puedo dejar de manifestar preocupación por el resurgimiento de trabas puntuales entre los Estados parte. Debemos dejar de lado esas discordancias que pertenecen a un pasado superado”. Se refería, sin duda, a las restricciones impuestas, temporariamente, por el gobierno argentino sobre las importaciones de productos brasileños. En verdad, este es una práctica que viene de otros períodos críticos de la economía argentina (especialmente a partir de 2001).
El presidente brasileño ratificó la conformidad con el rumbo del bloque: “La búsqueda por el consenso dentro del Mercosur no significó inercia ni estancamiento. Actuamos con flexibilidad y pragmatismo para que nuestros puntos de convergencia prevalezcan sobre nuestras diferencias. Y vamos a continuar del mismo modo en 2021”. Y postuló su confianza en el bloque: “Además de promover la integración regional, el Mercosur es un instrumento crucial para alcanzar el crecimiento económico sustentable y profundizar la inserción internacional de nuestras economías”. En esa misma línea enfatizó que “los beneficios que el Mercosur ya generó en términos de estabilidad y ganancias económicas, nos anima a proseguir rumbo a una integración en el bloque cada vez mayor”.
El presidente brasileño postuló su confianza en el bloque: “Además de promover la integración regional, el Mercosur es un instrumento crucial para alcanzar el crecimiento económico sustentable
Fernández, quien habló antes por una cuestión de orden alfabético, defendió la importancia que entraña el Mercosur para Argentina: “Siempre apostamos a la región como clave del desarrollo humano integral. El Mercosur es el proyecto político regional más importante para nuestro país, es una política de Estado”. Y luego hizo referencia a conceptos papales: “Esta pandemia supone que construyamos un continente solidario pues entendemos, como suele decir el Papa Francisco, que nadie se salva solo; en ningún lugar del mundo y, tampoco, en América Latina. No necesitamos menos Mercosur, necesitamos más y mejor Mercosur”.
Para Alberto Fernández, sería un desafío importante “construir, por ejemplo, una estrategia coordinada en materia de cobertura satelital integrada y de 5G; nos permitiría avanzar juntos en este campo que tendrá un impacto enorme en la transición productiva de la región”. Este tema entrará a jugar fuerte en 2021. El gobierno brasileño prevé llamar a una licitación internacional, pero duda de incluir (o no) en esa convocatoria a la empresa china Huawei. Cualquier estrategia conjunta exigiría que Brasil resuelva antes esos titubeos.
“Siempre apostamos a la región como clave del desarrollo humano integral. El Mercosur es el proyecto político regional más importante para nuestro país, es una política de Estado” dijo Alberto Fernández
Bolsonaro abordó la importancia que su gobierno concede a los “valores democráticos”. La pretensión, dijo, es “preservar los principios y valores de los cuales no podemos abrir mano, porque está en la esencia del Mercosur” y añadió: “Tenemos que actuar en forma proactiva en favor de la libertad en nuestra región. Si lo hacemos, estoy seguro que tornaremos al bloque en un actor relevante en ese tema”. Es claro, casi transparente, que se refería a Venezuela; pero no deja de asombrar que no mencionara, con nombre y apellido, al presidente Nicolás Maduro. El “tema”, como mencionó Bolsonaro, ni siquiera figura en la declaración final de los presidentes del bloque y los Estados asociados, entre ellos Bolivia, Colombia, Chile, Perú y Ecuador.
Las discrepancias, con todo, no han terminado. El jefe de Estado brasileño apoya “la apertura económica y la inserción competitiva en el escenario internacional”, y a su juicio esa es la agenda de la “modernización” del Mercosur. Alberto Fernández sostuvo una premisa distinta: “No hay una integración regional exitosa con una integración social fracasada. No hay una economía robusta con una economía interna desnutrida. Es hora de superar la globalización de la indiferencia y construir la universalización de la solidaridad”.
*Autora de Brasil 7 días. Desde Brasil.