La sociedad esta horrorizada, la patota que mató a Fernando Báez Sosa tiene la misma edad que tenía él; pero su posicionamiento subjetivo era muy diferente al de esos jóvenes que sienten diversión donde todos sentimos lo siniestro y un nivel de crueldad impensable.
Lo que pone en las antípodas a estos jóvenes de la misma edad es que Fernando tenía proyectos y era solidario, en cambio los que constituyen la patota, hacen diferencian entre pertenecer y el resto: que es lo opuesto a la solidaridad. Es el desconocimiento del otro como sujeto.
Están tan enajenados que se justifican diciendo “no quisimos matarlo”. Pero patearle la cabeza a alguien como si fuese una pelota ¿acaso no es asesinato? O los padres que repiten esas justificaciones ¿han perdido el criterio de realidad? ¿O no lo tenían desde antes?
Fernando Báez Sosa: la tragedia anunciada
¿Cómo se evidencia la diferencia entre una travesura y la impunidad? Por la falta de registro del otro, la responsabilidad que cada uno asume frente a sus actos, o no, y la falta de limites internos.
No se puede pensar el trágico acontecimiento refiriéndolo a deportes agresivos, ya que no se trató de extralimitarse “sin darse cuenta”, sino que buscaron agredir ¡por pura diversión! Esto es lo sádico y siniestro.
En uno de mis libros postulo que los adolescentes violentos han crecido sin desarrollar recursos yoicos y se sienten impotentes para enfrentar la vida. Algunos recurren a las drogas, otros se unen en grupos detrás de un líder negativo para sobrellevar la vivencia de vacío, otros son resilientes y buscan grupos positivos y otros piden ayuda para desarrollar dichos recursos yoicos indispensables para afrontar la existencia adulta.
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Estos jóvenes dijeron “la vida nos jugó una mala pasada”, intentando deslindar la responsabilidad de la acción asesina. La patota que ha asesinado está organizada como grupo de pertenencia, pero avalada por algún líder adulto, ya que conocían su accionar violento sin tomar medidas. Los padres pueden sentir que perdieron la posibilidad de ser una autoridad positiva para su hijo y bajan los brazos, mientras que otros hijos pueden estar poniendo en práctica modelos ideológicos racistas y omnipotentes familiares.
No hay que esperar a una muerte, para intervenir, hay que tomar medidas previamente para poder encauzar a ciertos adolescentes que muestran una violencia desubjetivante. ¿Acaso nadie ve? ¿Hay que llegar al asesinato?
La crueldad se define como la respuesta emocional de obtención de placer en el sufrimiento y dolor de otros. Considero que a ese otro no lo han considerado sujeto.
La deshumanizacion y crueldad que han mostrado se debe a una complejidad que no puede pensarse linealmente, pero algunos de los parámetros presentes, considero que son:
- Fracaso de las funciones parentales.
- Sentimiento de no haber sido registrado en la familia y/o otros ámbitos sociales.
- Autoritarismo cruel sobre el hijo que repetirá este accionar en otros.
- Prevalece una ideología de triunfo asociada a la violencia y al machismo.
- Grupo adolescente que busca reivindicar ciertas faltas de acompañamiento en la infancia sometiéndose a un líder cruel.
- Colocar al otro sentido como diferente, en el lugar de objeto, no de sujeto. Como probablemente se puede sentir un niño que no es registrado.
Lo dijo Hobbs: “El hombre es el lobo del hombre”.
* Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Prof de Posgrado en Psicología de la UBA. Directora de la Escuela para Padres Multifamiliar.