OPINIóN
Quiénes lo votaron

Javier Milei, el candidato 540

El líder libertario dio vuelta el populismo, y conquistó el voto de un pueblo (mayoritariamente de entre 16 y 30 años), defraudado por una oligarquía política decadente y corrupta. Conquistó casi uno de cada dos votos kirchneristas del 2019, pero no todo quedó ahí

Javier Milei en campaña
Javier Milei en campaña | cedoc

"Pon una cara razonable al populismo de derechas y saldrás elegido", recomendaba Steve Bannon, ex Jefe de Estrategia de Donald Trump.

El periodismo se preguntaba sobre el significado del 540 que mencionó Javier Milei en su discurso del domingo, y la respuesta es fácil: le dio una vuelta geométrica al populismo y lo puso del otro lado. Primero los números y después la explicación.

El populismo de izquierda que caracterizó al kirchnerismo obtuvo el 48% de los votos en las PASO de 2019, mientras la coalición cambiemista alcanzó el 31% de los sufragios.

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Cuatro años después, el 48% se transformó en 27% y el 31% bajó a 28%.

Si en 2019 la suma de kirchnerismo y cambiemismo daba 79%, en 2023 esa misma suma cerraba en 55%, es decir, 24% menos que hace cuatro años.

 

Javier Milei, el candidato 540

Milei ganó las elecciones del domingo con el 30% de los votos, es decir, con ese 24% más 6%.

Ahora bien, no se equivoca quien aventuradamente sentencia que "a Milei lo votó el 87.5% kirchnerista y el 12.5% cambiemista de ese 24%", porque Milei es un populista de derecha, que a ese populismo le agrega un 6% de liberalismo, poco más o menos. 

¿Qué características tiene el populismo?

Los investigadores de opinión pública podrán poner el grito en el cielo, pero Javier Milei representa una "ideologia delgada" según la cual existen en la sociedad dos campos homogéneos y antagónicos. Por un lado el pueblo puro y depositario de los mejores valores, y por otro lado una oligarquía política corrupta (casta), siendo la voluntad general del pueblo el objeto principal (esta definición no textual se extrae de Cas Mudde, un notable teórico del populismo).

El hijo de un colectivero y ex arquero de Chacarita que se divertía como candidato a diputado en las villas de CABA y al que las señoras gordas de Recoleta no votaron en 2021, conquistó casi uno de cada dos votos kirchneristas del 2019 en 2023 (ya había perforado la barrera del 20% en los barrios más pobres de CABA en 2021).

A quien esto escribe no le sorprende absolutamente nada, porque de eso se trataba, esa fue la idea desde un primer momento: poner a la "casta" en el lugar que para el populismo de izquierda kirchnerista, ocupaban Clarín, el Campo, las FFAA, etc.

Había que dar un giro de 540° (360º + 180º), dar vuelta el populismo, y conquistar el voto de un pueblo (mayoritariamente de entre 16 y 30 años), defraudado por una oligarquía política decadente y corrupta. 

El pueblo ya no le creía a la casta, y le creería a ese pelilargo que la pasaba bien entre pobres y olvidados, entre el precariado que quien escribe definió como "voto Rappi".

Dirán que también lo votaron las clases acomodadas, y claro que sí, pues mucho de ese 6% pertenece a esos estratos socioeconómicos, cada vez menos representativos de la población argentina (¿será el 20% de los votos de Javier?).

"El pueblo ya no le creía a la casta, y le creería a ese pelilargo que la pasaba bien entre pobres y olvidados, entre el precariado"

Pero que el lector no se equivoque, el populismo, aunque sea una "ideología delgada" no es una mala palabra, es una herramienta electoral eficaz y efectivísima. La narrativa y la lógica del populismo es transversal, más allá de la "ideología gruesa" que se le incorpore (en el caso de Javier Milei el libertarismo).

El único problema que tiene es que su efectividad no se ha podido trasladar del campo electoral al gubernamental, y sobran los casos en el mundo que prueban esta afirmación.

A quien esto redacta y el economista libertario hoy tan sólo los vincula el común ultra bilardismo, cuya máxima fundamental es: "ganar no es lo más importante, es lo único que importa".
 
La gran diferencia comparativa entre el fútbol y la política es que, en el máximo nivel, cuando un equipo gana el Mundial le entregan la Copa FIFA y todo termina; mientras que en la política, cuando un candidato gana la elección presidencial, la cosa recién empieza.

*Sociobiólogo, ex Jefe de Estrategia de La Libertad Avanza (2021).