¿Cuántas veces nos han contado una historia que captó nuestra atención y se nos quedó grabada en la mente por mucho tiempo, o incluso nos viene a la cabeza hoy en día cuando algunos pensamientos se cruzan?
Si al día de hoy te la acordás y la tenes muy presente, seguramente cuando la escuchaste sentiste, y quizás seguís sintiendo, la emoción y las sensaciones que esa persona te transmitió al momento de contarla.
El Storytelling es una habilidad blanda que se pone en práctica con la narración y expresión de historias que buscan movilizar a las personas y orientarlas hacia la acción. ¿Se imaginan entonces ustedes, el poder que tiene contar una historia?
Esta poderosa herramienta de comunicación estratégica sirve para informar, involucrar, motivar e inspirar a una audiencia, a tus equipos, hasta una población entera. El involucramiento de los oyentes y la conexión emocional asimilada que ellos generen para con la misma, es el principal objetivo que debe buscar el orador mientras recorre el camino.
El Storytelling es una habilidad blanda que se pone en práctica con la narración y expresión de historias
Existe una regla interesante que sostiene que las historias tienen que cumplir con las “6c” para lograr ser poderosas e impactantes: Deben ser claras, concisas, consistentes, creíbles, cohesivas y convincentes.
La ambigüedad y nebulosidad del mundo actual exige una claridad neta en la presentación de la información. La atención limitada, dada la existencia de miles de datos que se generan por segundo, exige que sea corta y concisa. Al mismo tiempo, tiene que se consistente con el propósito que busca transmitir, creíble para lograr persuadir, cohesiva para mantener un hilo argumentativo y convincente para movilizar a tu audiencia hacia la acción.
Para vender un producto, para conseguir votos, para que sigas viendo en Netflix un capítulo tras otro de la serie que te gusta se requiere que vos te involucres con la historia, que te sientas parte. Storytelling hay por todos lados. Todo el tiempo nos están contando una historia que pretende movilizarnos hacia la acción. Pero la diferencia entre una historia y una gran historia radica en la transmisión de emociones, en la activación de los sentidos y en la generación del famoso rapport.
El rapport es la habilidad de entrar en el mundo del otro para hacerle sentir que entendemos por lo que esta pasando. Por definición, es el fenómeno por el cual las personas intercambian y/o comparten conductas particulares gestando una sintonía psicológica y emocional que permite lograr una conexión fuerte entre ellas. Alcanzando este estado de sensibilidad pura, la comunicación, es decir la transmisión y recepción del mensaje resulta más eficaz.
Cuando nos sentimos identificados con una historia, ¿No nos lleva hacia la acción? Ya sea por familiaridad, conveniencia u oportunidad, escuchar una buena historia nos causa eso. Nos transmite emociones, hace despertar nuestros sentidos al imaginar cada uno de los sucesos que van aconteciendo, y logra conectar con nosotros de forma transparente y sincera.
Esta poderosa herramienta de comunicación estratégica sirve para informar, involucrar, motivar e inspirar a una audiencia, a tus equipos, hasta una población entera.
Ahora bien, además de la regla de las 6c, lo más importante que debe caracterizar a una historia es que debe ser memorable. Si los años y las experiencias pasan, y la historia, que alguna vez te contaron, sigue viva en tus pensamientos es porque logró su cometido.
En épocas de incertidumbre y crisis constante como las que estamos atravesando, la historia se transforma en un recurso extremadamente poderoso para mantener la esperanza y empoderar a las personas hacia la persistencia, la adaptación y el cambio. Siempre se trata de las personas y sus emociones. Se trata de entender qué es lo que ellos sienten, qué es lo que ellos consideran importante y pensar, sentir y actuar pintando un cuadro presente del mejor futuro posible.
¿A quién le contas historias todos los días? ¿A tus hijos?, ¿A tus equipos?, ¿A tus clientes? ¿A tu pueblo?... Las historias mueven personas. Como líderes, debemos convertirlas en un instrumento poderoso y memorable. Expresarlas y transmitirlas mediante una narrativa clara, buscando comunicar la verdad y nada mas que la verdad, es el paso que debemos realizar para acercarnos cada día un poquito más a la grandeza.