OPINIóN
Conductas

El craving pandémico

Según los expertos en salud mental, el consumo no controlado de psicofármacos, alcohol, alimentos y otras sustancias que alteran nuestro comportamiento, es la manifestación de este fenómeno.

Craving
Comiendo | Helena Lopes / Pexels

Es un fenómeno que está estrechamente ligado a nuestras emociones, nuestro estado de ánimo y es decir nuestro humor. El craving no tiene una única definición, sin embargo la mayoría de los especialistas lo describen como la experiencia subjetiva de deseo intenso o necesidad imperiosa de consumir una determinada sustancia que nos crea una adicción.

Esta situación ligada a lo emocional, se puede ver alterada en mayor o menor medida en épocas de encierro, ya que la ansiedad, el stress y el aburrimiento que son justamente las reacciones con las que convivimos en este contexto de pandemia pueden ser sus disparadores. Porque levante la mano quién no haya atravesado por estos sentimientos en estos últimos meses.

El modo en que se presenta en nuestro día a día, es a través del uso no controlado del consumo de psicofármacos, alcohol, alimentos y otras sustancias alterando nuestro comportamiento diario, detallan los expertos en salud mental

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Cuarentena sin fin: un problema de peso

La manifestación más frecuente: el craving en el hábito de comer

El “Food craving” es un deseo irresistible de comer en ciertas situaciones determinados alimentos. Puede ser sólo uno o ciertos comestibles específicos que satisfacen el deseo de comer pero es compulsivo, sin ninguna función fisiológica. Esta conducta alimentaria se expresa cuando nos da muchas ganar de comer alimentos ricos en hidratos de carbono,  grasas, azúcares refinados y conservantes, que son los grupos de provisiones más adictivos a los que recurrimos cuando estamos ansiosos o estresados. Manoteamos de la alacena o de la heladera, las comidas rápidas y/o ultra procesadas como: embutidos, snacks envasados salados o dulces y galletitas, lo rápido y rico que no nos alimentan pero si nos da saciedad y producen una falsa sensación de felicidad en el cerebro, detallan los especialistas.

 

Cómo revertir el craving y mejorar nuestra alimentación

Para poder combatirlo, debemos en principio reducir el consumo de alimentos que estimulan nuestro sistema nervioso, es decir que contengan cafeína ya que nos predispone a tener más ansiedad. Tengamos en cuenta que esta sustancia no está sólo en el café, sino también en el cacao, en el té, en los refrescos, en las bebidas energéticas, en los helados y en las tortas.

 

Descubrí las diferencias entre la depresión y la tristeza

Otra manera de revertir este comportamiento es practicar ejercicio, aunque suene una obviedad, es muy importante como método para liberar el estrés y la energía que tenemos acumulada. Además, nos mantiene ocupado pensando en la actividad física que estamos realizando y nos ayuda a no pensar en lo que nos estresa. Zumba, yoga, streching, pilates o ritmos latinos o simplemente prender Youtube poner una buena música y bailarla nos ayuda a combatir este problema. Esto también tiene que estar acompañado de una alimentación saludable y no solo la alimentación es importante, también lo son las horas de sueño, el ejercicio, las técnicas de relajación y la hidratación. Alimentarse es una conducta fisiológica del cuerpo pero además es un acto emocional ¿Y cómo reconocer esa diferencia? El hambre fisiológico puede esperar el hambre emocional no, y sabe muy bien lo que quiere.

Una buena alimentación es la que prioriza carbohidratos complejos: (harinas integrales, pasta integral, arroz integral, legumbres, frutas y verduras) porque no solo dan energía, sino también vitaminas, minerales y sobre todo fibra, junto con las proteínas y las grasas son las que van a dar más saciedad. Las proteínas de alto valor biológico las encontramos en  carnes de animales, alimentos derivados (leche, yogur, queso) y las de menor valor biológico en frutas, vegetales y en legumbres. En relación a las grasas, el cuerpo no las genera, se deben incorporar con la alimentación, preferir derivados lácteos descremados por su bajo aporte en grasas. Es muy importante variar entre distintos tipos de aceites y no quedarse con uno solo, consumirlo siempre crudo, evitar las frituras, incorporar el hábito de semillas, frutos secos, palta, los pescados grasos, como el salmón, la sardina, la anchoa, la caballa, el arenque y el atún señala la nutricionista Silvina Ocampo.

El miedo crea paredes

Por último no nos olvidemos el aspecto psicológico, verbalicemos nuestros problemas, no ignoremos nuestros conflictos, y en especial si vemos conductas relacionadas a este comportamiento ya que puede enmascarar cuadros más complejos como la anorexia, bulimia o depresión. Consultemos enseguida a un profesional de la salud.