Un trapo colgando de una reja a pocos metros del monumento a la Bandera en la Ciudad de Rosario simboliza todo lo que nunca creímos que iba a pasar en nuestro país. Bandas narcos moviéndose con total impunidad, amenazando periodistas en la puerta de un canal de televisión con el fin de generar miedo y autocensura.
Las amenazas a periodistas en Rosario no son nuevas, desde la Fundación LED (Libertad de Expresión + Democracia) venimos relevando desde el año 2011 en nuestros informes anuales un incremento de los casos de agresiones y amenazas a periodistas en la Ciudad de Rosario.
En el año 2014 el periodista Germán de los Santos ya denunciaba amenazas telefónicas durante una investigación que realizaba sobre las conexiones de las bandas de narcotraficantes con el poder policial de Santa Fe.
El escalofriante relato de uno de los periodistas amenazados por las mafias en Rosario
También Ariel Bulsicco, periodista de Canal 5 recibió amenazas en el marco de una investigación sobre el ex jefe policial Hugo Tognoli y sus supuestas vinculaciones con el narcotráfico.
Un equipo de Canal 5 integrado por la cronista Cecilia Casabone y el camarógrafo Horacio Mansilla y por el periodista de Canal 3, Pedro Levy, de la Ciudad de Rosario, fueron amenazados con armas blancas y agredidos a pedradas durante una cobertura de un crimen vinculado a las bandas narcos.
Durante el acto de presentación del libro “Los Monos” en octubre de 2017 Lorena Verdún, la ex mujer del asesinado Ariel “Pájaro” Cantero irrumpió desde el auditorio para increpar y amenazar a sus autores, los periodistas Germán de los Santos y Hernán Lascano.
Mauricio Maronna, periodista de amplia trayectoria ya fallecido también fue amenazado en varias oportunidades. La más grave, cuando el ex ministro de seguridad lo injurió por su cobertura sobre la inacción de las fuerzas policiales provinciales ante el avance del narcotráfico. No fue el único blanco de Saín, Hernán Funes, del Grupo Televisión Litoral también recibió amenazas sobre su futuro laboral para amedrentarlo.
La impunidad llega a su máxima expresión, cuando desde la prisión de Ezeiza la ex mujer de Cantero publica, este año, una carta abierta volviendo a intimidar a los periodistas rosarinos Germán de los Santos y Roberto Caferra para que no digan “mentiras” “ni metan cizaña” contra la banda de criminales autora de infinidad de crímenes y dueña de amplias zonas de la ciudad de Rosario.
Lucho, el hijo preso del ‘Pájaro’ Cantero, lidera una empresa delictiva que opera las 24 horas
En el reino del revés, en el que nuestro país se ha convertido, los narcos amenazan a periodistas a plena luz del día en el centro de una ciudad y envían amenazas a los medios desde las cárceles donde están encerrados. Lo hacen con la complicidad, o la indiferencia de gran parte de los funcionarios penitenciarios, policiales, judiciales y políticos. Mientras Rosario se desangra, 225 homicidios fueron registrados al 7 de octubre durante el presente año, el poder político provincial no se ha expresado en repudio de las amenazas, y tampoco desde el gobierno nacional partió ninguna acción concreta en protección de ciudadanos y periodistas cada día más atemorizados.
En un informe del 2016 de la CIDH, llamado “Zonas Silenciadas”, se releva el fenómeno de la violencia del narcotráfico sobre el periodismo en los países más calientes del continente. México, Guatemala y Honduras encabezan la lista de países con mayor cantidad de periodistas asesinados. “Los actos de violencia cometidos contra periodistas y trabajadores de medios de comunicación no solo vulneran en forma grave su derecho a la vida, sino que apuntan a suprimir en forma radical su derecho a expresarse libremente y generan un efecto de autocensura entre los demás trabajadores de los medios de comunicación social”.
Como vemos no es un fenómeno privativo de la Argentina, la tensión entre el crimen organizado y la libertad de expresión es la primera que surge cuando las bandas de narcotraficantes se instalan en los territorios y extienden su reinado. Es necesaria la complicidad del poder político y policial, para que las Bandas vayan apropiándose de los barrios y ciudades, para lograrlo los periodistas que dan a conocer esos vínculos deben ser silenciados.
Si no se actúa de inmediato y se ratifica que el monopolio de la fuerza debe mantenerse, de acuerdo a nuestros principios constitucionales, en manos del estado y no en manos de los narcos, será tarde. En lo que va de 2022 ya se reportaron 15 asesinatos de periodistas en México, según datos de Reporteros sin Fronteras. Más de 156 trabajadores de prensa mexicanos perdieron la vida en los últimos 15 años. Por eso es fundamental entender que debe detenerse la expansión del narcotráfico en la Argentina y que los medios y los periodistas deben ser especialmente protegidos en la provincia de Santa Fe. No contar lo que sucede, impedir que las noticias lleguen a los diarios, es una condición, como queda claramente expresado en las rejas de Telefé Rosario, para que la anomia, el narcotráfico y la impunidad ganen la batalla.
(*) La autora es presidenta de Fundación Led y ex presidenta del Enacom