OPINIóN
Maltrato

La violencia deja huellas, lesiones y también mata

Es necesario visibilizar y abordar las alertas. Nunca es tarde para escuchar. Es urgente poner en agenda las múltiples formas de violencia a la que están expuestos los niños, niñas y adolescentes.

Maltrato infantil
Maltrato infantil | Télam

Quienes la ejercen quieren ampararse en que se trata de "métodos de crianza" hacia niñas niños o adolescentes. Lo cierto es que la agresión verbal, los gritos, las palizas, y hasta los golpes con objetos constituyen actos violentos. Estas prácticas aprehendidas que muchas veces se inician con un reto, se naturalizan, y se pueden transformar en golpes y luego se reproducirse de generación en generación.

Si hay violencia, hay alertas. Necesitamos visibilizarlas y abordarlas.

No todas las niñas y los niños pueden relatar o dar cuenta de lo vivido. Muchos crecen con estas vivencias y ni se cuestionan lo sufrido; cuando lo hacen, se sienten avergonzados, culpables o que algo hicieron para merecerlo.

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La violencia pega en el corazón de la autoestima y anula la posibilidad de hablar, decir, denunciar.

Romper la espiral de silencio o entender que fueron víctimas puede tomar años, o incluso, nunca suceder. Otras veces, cuando se animan a ponerlo en palabras, no son escuchados, no les creen o, cuando son adultos, les dicen que ya pasó mucho tiempo, que ya es tarde.

¿Cómo es la "Ley Lucio" que busca prevenir el maltrato infantil?

Nunca es tarde para escuchar. Nunca es tarde para sanar.

En la Sala de Entrevistas Especializada del Ministerio Público Tutelar hemos recibido a más de 1300 niñas y niños víctimas. Muchos de ellas no habían podido expresarse antes. Garantizarles el derecho a ser oído es el primer paso hacia la reparación.

La Justicia, el Estado, el sistema educativo y de salud, los centros recreativos y deportivos, entre otros, las y los adultos responsables quienes debemos ayudar en la detección. Somos quienes debemos mirar, escuchar, ver, conocer las pautas de alerta y generar los espacios necesarios para que ese niño, esa niña pueda contar lo que está viviendo. Así podremos actuar y ejercer el rol de protección integral de sus derechos.

En muchas ocasiones escuchamos frases como: “No sé si meterme, son problemas de familia”, “No denuncio porque no estoy segura/o”, “¿Y si llamo y tengo problemas?”. Es muy común que las personas sientan miedo o crean que están denunciando en vano o que ello conlleva a trámites interminables o a ser identificados. Pero ese llamado es muy importante porque da lugar a una intervención y a que todo el sistema de protección se ponga en funcionamiento para una restitución inmediata de derechos. En nuestros canales de Acceso a la Justicia (oficinas en los barrios, líneas de teléfono y WhatsApp y oficinas móviles) el 20% de las consultas fueron por violencia y maltrato.

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Sabemos, por nuestro trabajo en el taller de Vínculos Saludables y Crianzas Responsables, que el 57% de los hombres y mujeres que han ejercido violencia contra sus hijas e hijos o niños a cargo, padecieron maltrato en su niñez. Este dato significativo nos conduce invariablemente a poner el foco en las causas y trabajar para que este tipo de crianzas violentas no se repliquen de generación en generación.

Hace pocos meses, cuando conocimos la trama detrás del crimen de Lucio se vio claramente cómo todo el sistema de protección que debía proteger sus derechos falló. Revisar cada intervención debe ser una tarea de la Justicia para que esto no vuelva a suceder. Hay que destinar todos los esfuerzos y los recursos necesarios para terminar con este flagelo.

Todos los días vemos que las violencias son temas centrales de los medios de comunicación y las redes sociales. Todo es real. Por eso, poner en agenda las múltiples formas de violencia a la que están expuestos niñas, niños y adolescentes es urgente.

No toleremos ni invisibilicemos la violencia. Es urgente. Es todos los días. Es hoy.

 

(*) Asesora General Tutelar del Ministerio Público Tutelar CABA