Recientemente, la Sociedad Argentina de Pediatría y Unicef emitieron un documento conjunto sobre la relevancia de la escuela como herramienta de equidad social. Este texto es producto de un seguimiento profundo de distintas instituciones y niños de todo el país, destacando el rol de la educación a nivel social y que la escuela no constituye un factor de riesgo para el contagio de Covid-19.
En principio debemos recordar que la infección por Coronavirus tiene menos incidencia en niños y mayor porcentaje de casos leves a moderados en comparación con los adultos. Ante esto, como pediatra considero que las autoridades y gobernantes deberían dejar de debatir sobre los vaivenes e intereses políticos para poner el foco en el cierre de actividades no esenciales para el desarrollo del futuro de nuestra sociedad. Y me pregunto, por qué no empezamos por cerrar otras actividades antes que las escuelas como, por ejemplo, el fútbol.
Los niños rehenes de la educación
En segundo lugar, a diferencia de muchos otros lugares, debemos tener en cuenta que la escuela es un lugar seguro porque se trabaja con protocolos. Eso lo podemos notar en cada establecimiento educativo, que al momento los vienen respetando a la perfección. Los protocolos existen para prevenir el contagio, en salud son parte de nuestra cotidianeidad a partir del momento que iniciamos la carrera. Si no tuvieran razón de ser, todos los médicos ya deberíamos habernos contagiado de las patologías que atendemos, y esto no sucede. Asimismo, si dudamos de los protocolos entonces también deberíamos cerrar otros espacios donde el virus circula con mayor concentración como comercios, transportes, supermercados, no habría tarea capaz de ser llevada a cabo.
Clases presenciales: la explicación "sin grieta" que hizo un experto sobre contagios en escuelas
La relevancia de la escuela para niños y jóvenes va más allá del aprendizaje que logren en un contexto normal. El cierre de los colegios genera un desfasaje aún mayor en términos educativos, especialmente para los niños y niñas que viven en circunstancias más desfavorables, peor aún para aquellos que recurren a la escuela para asegurarse la alimentación. Esto va a provocar un aumento de otras patologías en esa población por el incremento de dietas poco saludables, o mejor dicho, mayor desnutrición para aquellos niños que viven en situación de pobreza.
Ya vimos las consecuencias luego de un año de fuera de las aulas, sin presencialidad, están presentes en la mayoría de los casos abordamos a diario: niños con mayor estrés, ansiedad y depresión. No sólo es algo que podemos encontrar en nuestros consultorios, también se evidencia en nuestros propios hijos.
La educación en boca de todos... ¿gana el que grita más fuerte?
Se dice que el derecho a la salud está por encima del derecho a la educación, y aun considerando válido ése argumento, en este caso no existe contradicción entre ambos. El derecho a la salud está asegurado cuando se cumplen los protocolos en la escuela, eso es lo que debemos garantizar para preservar la salud de los alumnos y de toda su familia.
* Dra. Leticia Fernanda Sánchez (M.N. 134.297).
