OPINIóN
Causa Vialidad

Los corruptos deben cumplir su condena, en Argentina también

Nos repiten y repetimos “son los tiempos de la Justicia”, y no son los tiempos de la justicia, son los tiempos de la Justicia en Argentina.

Corrupción
Los tiempos de la Justicia Argentina. | Imagen de Ivana Divišová en Pixabay.

Como politóloga y ciudadana tengo derecho a no conocer de modo minucioso el código penal. Por eso escucho, leo y aprendo sobre asuntos jurídicos. Como politóloga y ciudadana escucho, leo y aprendo que, si Cristina Fernández de Kirchner (CFK), luego de los correspondientes alegatos que hará su defensa, recibe finalmente un fallo de los jueces que determinen su condena, CFK no irá a prisión, sino que podrá apelar a la Cámara de Casación y si esta no fallara a su favor, también podrá apelar a la Corte Suprema de Justicia.

También escucho, leo y aprendo que esto puede llevar mucho tiempo y que debemos aceptarlo, y que por eso la actual vicepresidenta puede presentarse en elecciones para ocupar cargos públicos mientras pasan los años. Y que, si los jueces la declaran culpable, y Casación también y la Corte Suprema también, no irá a la cárcel ni 12 años como lo solicitaron los fiscales que la investigaron y acusaron, ni un año ni un mes ni un día, porque por su edad, podrá transitar su condena en algunas de sus mansiones, hoteles o departamentos de lujo.

También debo entender como politóloga y ciudadana, que, si bien los fiscales pidieron con elegancia “que devuelva lo robado”, CFK no podrá devolverlo porque sus bienes ya se encuentran a nombre de otros familiares.

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Excepto por un 20 o 25% de ciudadanos que venera a Cristina, el resto de los habitantes que habitan suelo argentino, escucharon con una combinación de respeto y admiración los alegatos de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola. Durante el último alegato el Dr. Luciani nos brindó una lección de ética ciudadana y política, y muchos nos deslumbramos cuando repetía con elocuencia y sensibilidad, que la corrupción debe ser condenada sí o sí.

Escuché atentamente al Dr. Luciani cuando pronunció el último tramo de su alegato, lo grabé, lo desgrabé y lo volví a escuchar una y otra vez, y cuanto más lo escuchaba, más me preguntaba como politóloga y como ciudadana, ¿por qué debo resignarme a que si CFK es corrupta y es declarada culpable en todas las instancias que restan, debemos esperar años para que pague su condena? ¿Por qué Casación y eventualmente la Corte Suprema de Justica no pueden trabajar con la celeridad que corresponde para proteger a la sociedad de que una presunta delincuente pueda seguir ejerciendo
cargos públicos?

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“Son los tiempos de la Justicia” es la única respuesta que escucho una y otra vez, y nos comunican esto como si se tratara de un mandamiento. Y me pregunto qué hubiese pasado si nos hubiésemos resignado de igual modo respecto a la esclavitud o a la falta de derechos elementales para las mujeres.

Hubo un tiempo en que las personas negras fueron esclavas y las mujeres no votaban. Pero afortunadamente esto cambió, y cambió porque afortunadamente existieron millones de personas que lucharon para que esto cambie, y las personas negras ya no son esclavas y las mujeres votamos.

La resignación a aceptar modos de pensar y de actuar nocivos es la mayor garantía de que modos de pensar y actuar nocivos no cambien, por eso mientras sigamos pensando “son los tiempos de la Justicia”, los tiempos de la Justicia seguirán siendo eternos, y presuntos delincuentes vip (porque la dirigencia política tiene un trato vip incluso dentro de un penal) podrán eventualmente recibir penas, pero las cumplirán luego de una enorme cantidad de años y muy probablemente en sus lujosos hogares rodeados de amigos y familia, como pudimos constatarlo al observar por diversos
dispositivos electrónicos, como la condenada Milagro Sala celebraba su cumpleaños a puro glamour.

El fiscal Luciani despertó en muchos la esperanza de un cambio y al mismo tiempo el hartazgo de aceptar lo inaceptable, y “los tiempos de la Justicia” hartan y nos restan esperanza. La república puede gozar de buena salud cuando el Poder Judicial mantiene un blindaje total a los intereses políticos.

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Para muchos, así funcionó el Poder Judicial argentino a través de su Ministerio Público durante los últimos tiempos, frente a la investigación llevada a cabo en la causa Vialidad, porque, y esto es una feliz novedad, esta causa acusa con cientos de pruebas a varios dirigentes políticos del gobierno de turno actual, y los fiscales fueron nombrados hace algunos años por una de las acusadas, la actual vicepresidenta.

Y por supuesto, hubo un tiempo para la acusación, habrá un tiempo para la defensa, para las descargas de los imputados, y para el fallo de los jueces. Y eventualmente, habrá un tiempo para que los imputados puedan apelar a una o dos instancias judiciales más, que determinarán si finalmente los sospechosos/a son culpables o inocentes.

Y tanto para conocer la culpabilidad o inocencia de los acusados/a, nos repiten que debemos esperar porque son “los tiempos de la Justicia”, y no son los tiempos de la Justicia, son "los tiempos de la Justicia en Argentina". La corrupción es un delito, y un delito merece una pena y una pena debe cumplirse, sin excepciones y en esta vida.

*Sandra Choroszczucha Politóloga y Profesora (UBA).