Los tiempos de las casualidades ya pasaron y el desafío es logar que como resultado de acuerdos colectivos se establezcan las causalidades necesarias para logar la construcción de un desarrollo sustentable y equilibrado basado en el conocimiento.
Tratando de sumar ideas, provocar discusiones y que se pongan en marcha acciones concretas invitamos a actores del ecosistema emprendedor de distintos lugares de argentina a identificar los grilletes que existen en los del trapecio desde los que se trata de saltar el valle de la muerte para generar empresas de base tecnológicas (EBTs)
El objetivo es abrir el debate y escuchar las opciones respetando las responsabilidades individuales y las colectivas y convocando a trabajar en conjunto para poner a disposición de la comunidad los talentos que han ido creciendo gracias a su aporte.
Conocimiento y desarrollo: los trapecistas
Compartimos reflexiones sobre la consigna de identificar pesos a sacar para facilitar el salto y redes para que sigan intentando aquí:
Santiago Romero Ayala (Bioingeniero CEO Lumi, Paraná).
“Los grilletes tienen formas extrañas, se camuflan en trabajos estables, que nos permiten el confort de tener un sueldo. Se camuflan en la necesidad de mantener una familia, se camuflan en excusas. Igual, creo que para un trapecista no hay peor miedo que saltar al vacío”.
En algunos lugares del país, el trapecista que está por saltar alcanza a ver la silueta del anterior y se apalanca en el saber que otros sobreviven. Aquí, en mi provincia, son tan escasos los trapecistas que el miedo se triplica en la soledad de ser los únicos a punto de arriesgar todo.
Del otro lado del trapecio tienta y se amontonan los aportes no reembolsables (ANR) que nos pueden dar desde distintos organismos estatales para recibirnos, pero tan solo tocamos tierra estos ANR nos ajustan los tobillos con impuestos a los sellos, a los ingresos brutos provinciales, y los más fuertes: a las ganancias. Cuando estos ANR no son ganancias, pero igual según las normas tributan sacando cerca del 35% de algo que nos venía a ayudar a despegar…
Ignacio Ibáñez (Consultor en gestion de proyectos internacionale, Project Manager Low Carbon Business Action Latam, Bariloche).
¿No será hora de repensar el rol o estructura de las instituciones científico-tecnológicas de nuestro país? ¿No tendremos que desarrollar organismos facilitadores que provean de herramientas prácticas para los trapecistas? ¿Realmente creemos que la forma de promover es generar nuevas barreras?
Esto no es novedoso, existe un consenso generalizado sobre la necesidad de trabajar consolidadamente en transformar y mejorar el ecosistema científico - tecnológico, hay un saber compartido acerca de que el modelo actual no es el ideal, pero pareciera ser muy difícil poder avanzar. ¿Qué lo impide? ¿Por qué podemos ver las necesidades y no avanzar en soluciones que ofrezcan un cambio?
Será que aún no nos hemos dado cuenta de lo complejo que es la sustentabilidad organizacional, estructuras colosales que precisan aggiornar sus procesos y rediseñarse de cara al propósito que Argentina necesita: crecer exportando innovación basada en conocimiento. Posicionarse en el mundo con este capital social.
Cultivar liderazgo es cosechar cultura
Confiando en el siempre eficiente principio de especialidad, el cual en el ámbito científico se profundiza de sobre manera, quizás toca la aliviadora misión de sincerarse. Aceptar que el desarrollo comercial no es parte de sus fortalezas y que dichas actividades deberán ser llevadas adelante por agentes externos, que entiendan realmente como poner una idea en valor, en donde producir ingresos o maximizar sus ganancias sea parte de su rutina diaria.
Juan Soria (Magíster en Internacionalización del Desarrollo Local. Partner & COO @SF500 Fondo de Ciencias de la Vida, Rosario).
Creo que el desafío más grande y duro es no conocerse. No conocer al otro y su experiencia, eso genera desconfianza, imágenes distorsionadas y falta de valorización de sus capacidades. De chiquitos nos enseñan a alejarnos de desconocidos.
La ciencia no se transforma automáticamente en tecnología, y tampoco la tecnología se transforma automáticamente en una innovación, o una empresa de base tecnológica. Para eso se necesitan múltiples capacidades, que es prácticamente imposible que las concentre una sola persona: ciencia de excelencia, regulatoria, propiedad intelectual, gestión de proyectos, experiencia de usuario, capacidad comercial, finanzas, contar historias.
Hay casos que justamente muestran cómo los lugares informales de encuentro (incluso fortuito) entre personas distintas con intereses diversos como disciplinas, negocios, finanzas, generan encuentros positivos. Puede ser una cafetería, o padres que esperan a los chicos a la salida del colegio y conversan de lo que les gusta hacer, o un club de emprendedores, o de “makers” o de gente que comparte interés en Biotecnología y su impacto en la sociedad. Ejemplos de esto hay desde Bell Labs, al Instituto Weizmann de Israel, el IB50K, a una de las empresas de base científica en la que estamos invirtiendo (dos de los fundadores, uno de negocios y el otro científico, empezaron su sociedad en un consultorio médico).
Otro nivel es seguir desarrollando el ecosistema de instituciones y organizaciones en la que investigadores/as, desarrolladores y emprendedores, pueden apoyarse para potenciar sus proyectos: centros de escalado y apoyo, instituciones regulatorias, en propiedad intelectual, entre otros.
Creo que lo más transformador que podemos hacer es perforar esas barreras que nos ensilan entre iguales, caso a caso, hasta derribarlas. Esto lo podemos hacer, no forzando encuentros, sino construyendo ecosistema, generando espacios de encuentro entre personas y organizaciones diversas que se pueden complementar. En SF500 tratamos de hacer eso de nuestra parte e invertir en sus historias, reduciendo el riesgo y miedo a emprender. Obviamente se requiere operar en el ecosistema en múltiples niveles, generando más espacios, y se puede empezar con cosas concretas
Somos demasiado pobres para seguir dejando al azar estos procesos, los tiempos de las casualidades han pasado y contamos con el recurso esencial "el capital humano". Por tal razón seguiremos buscando provocar el análisis colectivo para generar las acciones necesarias preguntándonos: ¿Cuáles son las causalidades necesarias para acordar y logar la construcción de un desarrollo sustentable y equilibrado basado en el conocimiento?
*María Luz Martiarena. Dra. en Física. Investigadora y directora del Centro Científico Tecnológico Patagonia Norte de CONICET. Secretaria de Vinculación e Innovación del Instituto Balseiro. Fundadora y responsable de la organización del IB50K