En el contexto complejo de esta pandemia que puso en jaque a todo el sistema educativo mundial es alentador que los encuentros y las conversaciones entre colegas docentes se expandan y profundicen. En este marco Eutopia, proyecto que acompaño desde su inicio como camino de innovación educativa en 2017, lleva adelante un ciclo de diálogos que tuve el honor de inaugurar en un evento virtual que contó con más de mil participantes.
Antes de la pandemia muchas escuelas ya estaban transitando procesos de innovación. Entre ellas las dieciséis escuelas que forman parte de la red Eutopía. El año pasado tuvimos la oportunidad de realizar un estudio enfocado en ocho de esas escuelas, que nos permitió comprender las dimensiones principales en las que se daban las transformaciones: la alteración del espacio, la profundidad de las articulaciones entre materias, la calidad y el tiempo dedicado a las devoluciones a los trabajos de las y los estudiantes y el desarrollo de proyectos que construían con la mirada puesta en el afuera de la escuela. Estas propuestas, construidas en colaboración, están movidas por la necesidad de reconocer a las y los estudiantes como sujetos culturales contemporáneos y generar tramas pedagógicas y didácticas que les resultaran relevantes. En ese proceso de cambio, las y los jóvenes levantaron la voz, aportaron ideas y expresaron su deseo de que las transformaciones alcanzaran integralmente todos los aspectos de la vida escolar.
La normativa ministerial y la presencialidad remota en la educación universitaria
De algún modo esas búsquedas y hallazgos anticiparon lo que estamos viviendo. Hoy el aislamiento empuja de forma tan rápida como compleja la alteración del espacio y el tiempo escolar. Estos cambios, ya no buscados sino propios de la coyuntura, transparentan la persistencia de ciertas lógicas educativas clásicas: el exceso de horas de videoconferencia centradas en la explicación, de materiales enviados y de tareas puntuales de carácter puntual son solamente algunas evidencias de aproximaciones enciclopedistas, centradas en la acumulación de conocimiento que debemos discutir y replantear a conciencia. Otras experiencias, en cambio, reconocen que la pandemia se expande en la escena de una sociedad que vive, como bien señala Alessandro Baricco, una revolución mental conectada a lo digital que, al mismo tiempo, es profundamente expulsiva. Con esta comprensión reinventan las prácticas de la enseñanza para que sean relevantes desde la perspectiva del conocimiento contemporáneo y para que, aun en un contexto de claras deudas de acceso, sean profundamente inclusivas.
La educación Inicial en la era pospandemia de coronavirus
En este contexto difícil es posible aprender de las experiencias de innovación que venían realizándose y también de las que con tanto compromiso están llevando a cabo nuestras instituciones y docentes en articulación con las politicas educativas. Tenemos que pensar en cómo llegar a todas y todos recorriendo todos los caminos disponibles, colaborando en el diseño de propuestas integrales, que sean de valor en un contexto vital tan complejo. Es imprescindible reconocer que cada niña, niño y joven que hoy está aprendiendo desde su casa es un sujeto cultural también atravesado por la crisis. Tenemos que llegar a ellos con toda nuestra humanidad, construyendo esos vínculos afectivos que son los que sostienen la posibilidad de educar. Y ofrecer propuestas que se configuren como experiencias que valga la pena vivir y, por tanto, ayuden a retener en el sistema.
Educación universitaria en casa: la internacionalización y el atajo de la virtualidad
La idea de pensar la experiencia escolar como un “ensamble”
En estos días pienso las prácticas de la enseñanza a partir de la idea de “ensamble”. Como en el arte, el ensamble tiene un aspecto humano, artístico, es una obra que se produce colectivamente. Tenemos que construir propuestas que ensamblen hoy lo asincrónico con las experiencias en vivo, en el marco de una trama de sentido. Este ejercicio nos permite también ir concibiendo escenas de regreso gradual a los edificios escolares, donde lo virtual se articule con lo presencial y lo remoto con lo in situ. Esto nos exige encontrarnos como equipos en nuevas modalidades de trabajo y en modos renovados de articulación de nuestras iniciativas tantas veces diseñadas en soledad. El ensamble también es la posibilidad de abordar nuestras construcciones pedagógicas como una obra, como una producción colectiva que dé lugar a enseñanzas poderosas, con fuerza de inclusión en una de las realidades más complejas que nos ha tocado vivir.