Seguramente por esta fecha y en todos los colegios de Argentina, en condiciones “normales” se estaría preparando el acto conmemorativo del día de la bandera.
Fruto del COVID-19 y la cuarentena obligatoria, esto no va a suceder como viene siendo hace más de 200 años.
Probablemente este día encuentre más alumnos viendo flamear una bandera detrás del cristal de una pantalla o smartphone, mas que en vivo y en directo.
Es necesario aclarar que muchas de nuestras costumbres centenarias se van a haber visto interrumpidas fruto del Coronavirus, lo cual nos invita a reflexionar y meditar sobre las cosas que pueden cambiar a partir de ahora.
Manuel Belgrano, mucho más que el creador de la bandera
La educación. ¿Lo único que va a cambiar?
Ahora, ¿La educación y la posterior vida cotidiana volverán a ser iguales? Es súmamente importante hacerse las preguntas indicadas en momentos tan decisivos como los que estamos viviendo, en vez de aventurarse a buscar auto confirmaciones y soluciones dirigidas a la acción. Si hay algo que podemos capitalizar luego de más de 100 días de cuarentena, es que nuestras vidas tomarán otras formas tras la intensidad de la utilización de la tecnología a lo largo de este tiempo.
Para poner en números este abrumador crecimiento y comentar los casos más resonantes, Zoom (plataforma de videollamadas y conferencias) creció un 4.100% desde que comenzó el año a hoy, dejando en evidencia que el modo de comunicarnos cambió. La forma en que consumimos también se modificó, haciendo que MercadoLibre haya incrementado su tráfico en un 37%, y en MercadoPago este volumen ascendió a un 47%. El modo de entretenernos también cambió rotundamente, llegando Netflix a tener más de 200 millones de usuarios alrededor del mundo, sumando Spotify a 130 millones de usuarios premium y Youtube haber llegado a tener más de 2.000 millones de espectadores al mes.
Todos estos cambios no serán simplemente una moda, sino que penetrarán en la cultura global para ser parte de lo cotidiano, y así cumplir la consigna darwiniana de la evolución.
Comienza a funcionar el Consejo Nacional de Calidad de la Educación
La evolución de la economía: criptomonedas
La misma relación con el dinero fue evolucionando desde terrones de sal, monedas acuñadas con metales preciosos, papeles impresos con respaldo, para luego de Bretton Woods, quedar sin más sustento que la percepción de valor. La realidad demuestra que todos los estados han hecho abuso de la política de emisión monetaria buscando rescatar las economías domésticas, llegando EEUU a emitir 3.800 millones de dólares, lo cual significa 50 veces más de lo presupuestado a fines del 2019. Entender que el subyacente de las monedas locales son los estados, y los bienes y servicios que producen, nos hace preguntarnos si efectivamente esto no generará un exacerbado problema de economía. No es casual que a lo largo de todo este proceso, haya crecido la adopción de criptomonedas en el mundo, incrementándose su volumen en hasta un 83% en países de la región; lo cual fue secundado por el crecimiento del oro como activo en el cual invertir. En ambos casos, vemos un denominador común: tanto el Bitcoin como el oro son finitos en cuanto a la política de emisión. En el caso del oro, la limitante surge de su escasez como recurso natural, y en el caso del Bitcoin por el protocolo que le dio origen y rige su política de emisión, la cual dicta que sólo existirán 21 millones de ellos y que sucederá de forma deflacionaria. En definitiva, por cuestiones de escasez y de oferta y demanda, ambos serán activos que tiendan a apreciarse, y mucha gente ha entendido el contexto y ha depositado confianza en ellos.
En el marco de las asimetrías globales y los desajustes que estamos observando, me parece interesante tomar este momento como uno de cambio de paradigmas. Probablemente, este nuevo mundo nos empuje a adoptar nuevas costumbres y sumarlas a las ya conocidas. El café con amigos, ahora sumará a aquél que se encuentra al otro lado del mundo, con un Zoom que lo acerque y haga compartir.
Como decía Ernesto Sábato, ‘’vivir consiste en construir futuros recuerdos’’, y con ello entender que los emprendedores y únicos artífices de nuestras vidas somos cada uno de nosotros.
La tecnología, la innovación y el desarrollo le dan otra magnitud a las posibilidades que tenemos, en un mundo que acaba de ser puesto en pausa y espera nuevas reglas de juego.
Anhelo que la trascendencia de nuestros ‘’futuros recuerdos’’ esté teñida de colores más cálidos y humanos que resalten el valor esencial de la vida.