Siguiendo con las reflexiones inspiradas en las conferencias y entrevistas que se pueden encontrar online de Jaron Lanier (*), co-creador de las primeras gafas de realidad virtual (entre muchas otras cosas), y complementándolas con pensamientos y convicciones de Yuval Noah Harari (**), autor de Sapiens y otros libros de gran calibre, quisiera introducir algunos conceptos que ambos manejan; diría mejor “dicotomías conceptuales” que ambos presentan. Sucede que dichos conceptos vienen en parejas y, como Sociedad planetaria, como la aldea global que ya somos, tenemos que empezar a tomar decisiones acerca de cuál queremos promover y desarrollar.
Las 3 dicotomías que encuentro más relevantes para este artículo son:
- Libre albedrío vs condicionamiento conductual
- Internet para humanos vs internet para la singularidad
- Humanos funcionales decidiendo su propio destino vs humanos obsoletos (este último lo veremos en la próxima entrega)
Libre albedrío vs condicionamiento conductual
Podríamos escribir un libro entero sobre el concepto de libre albedrío; estoy seguro que ya existen y debe haber opiniones con un espectro casi ilimitado de matices sobre el tema. Una de las más básicas, milenarias y recurrentes preguntas filosóficas es si realmente los humanos contamos con albedrío en libertad. ¿Será que lo tenemos en libertad “condicional”?
Harari, en sus libros y conferencias, insiste en que los seres humanos tenemos una ilusión de libertad; según este historiador y profesor en la Universidad de Tel Aviv (Israel), las personas suponemos tomar decisiones sin influencias externas, cuando en realidad todo lo que nos antecede –padres, maestros, colegas, ancestros, la cultura local, las tendencias y modas globales, etc- nos forma, nos constituye, nos define, y por ende nos condiciona a la hora de elegir, de juzgar, de confiar, de sospechar, incluso de amar… la lista es infinita.
Data dignity: "Recuperar la dignidad integrando universos"
Hasta aquí, nada demasiado polémico; entendemos la idea de un entorno que nos “completa” (la genética siendo la matriz inicial). Pero Harari va más allá y asegura que ni siquiera elegimos con verdadera independencia cuando navegamos en la dimensión online y le damos click a esto o aquello. La Sociedad es cada vez más consciente de la existencia de los “mágicos” algoritmos y de su participación activa en nuestras búsquedas; nos seducen con servicios y productos similares a los que ya hemos aprobado, definen los carices de nuestro google customizado (lo que a vos te aparece cuando pones “un buen lugar para cenar” no es lo mismo que lo que me aparece a mí o la tía Porota) y nos acercan a los nichos con los que hemos demostrado tener afinidad.
No es casualidad que hoy, en la era de la producción de contenidos y propuestas digitales, el mundo se haya reorganizado en nichos. Los mercados masivos se van desgranando en nichos cada vez más precisos, precisamente por la existencia de los algoritmos. Y esto nos lleva a reducir nuestro abanico de posibilidades; a alejarnos cada vez más de la sorpresa y lo inesperado; a ubicarnos en zonas de confort que generan brechas cada vez más insalvables entre ideologías políticas, gustos musicales, criterio en la moda o caminos de espiritualidad.
Lenguaje: "Opacidad y translucencia"
Lanier sostiene algo parecido, pero es menos lapidario y universalista. Él piensa el peligro en términos de modificación de la conducta -o condicionamiento conductual- a través de los algoritmos. Éstos atentan contra el libre albedrío, entendido como una forma de nutrirte de información y experiencias previas –o despojadas- de la asistencia de dicho paradigma computacional. Por eso recomienda fervorosamente alejarse de las redes sociales y las plataformas de entretenimiento. Como mínimo, dice (lo estoy prafraseando), “no le hagan caso a las recomendaciones que les da Youtube o Netflix. ¡Decidan por ustedes mismos! Incluso, cada tanto, sugiere que hagamos búsquedas aleatorias de algún tema insólito para descomprimir la métrica de selección de contenidos relacionados que la plataforma te ofrece basado en tu historial.
Pensando en los más jóvenes, Lanier va un paso más allá: recomienda alejarse de las redes sociales por al menos 6 meses para así poder “conocerte a ti mismo”, emulando el edicto que estaba inscrito en el pronaos (entrada) del templo de Apolo en Delfos, según cuenta el periegético Pausanias (***). La vida sin perspectiva, sin análisis, sin introspección, es una vida banal y a la larga estéril.
Internet para humanos vs internet para la singularidad
Cuando hablamos de singularidad en este caso (hay muchas singularidades en la nomenclatura científica), nos estamos refiriendo a la emergencia de la Inteligencia Artificial. ¡La verdadera I.A.!
Lo que tenemos ahora son algoritmos; herramientas para el desarrollo de procesos, productos y servicios. ¡Herramientas! Muy lejos de una forma de conciencia a base de silicio. Veremos más sobre esto en la siguiente entrega cuando hablemos del milenario juego chino llamado GO, y del programa de IA Alpha Go, su naturaleza disruptiva y sus implicancias en la temática de la creatividad.
El águila y el cóndor, la era de la integración
Volviendo a la premisa, la pregunta pendiente (que parece retórica pero resulta que no lo es) sería: ¿estamos trabajando para nosotros o una incipiente I.A. que acabará con el hambre, las injusticias, la codicia humana, incluso –muy probablemente- la Humanidad en si misma? ¿Podemos mencionar al Homo Deus que propone Harari como un “ensamble” entre la biología a base de carbono (nosotros) y una hipotética biología a base de silicio (las máquinas y sus respectivos softwares)? ¿Será que estamos trabajando con la idea de alcanzar ese nivel endiosado de cyborgs superpoderosos? ¿Será que la idea es lograr copiar y pegar nuestra conciencia en la web y así deshacernos de nuestras limitaciones orgánicas para pasar a ser conciencias inmortales en un universo binario de unos y ceros?
Insisto, estas preguntas parecen ser retóricas a primera vista, pero les aseguro que no lo son. Existe un debate muy activo al respecto –acompañado de intensa investigación y desarrollo (I&D)- en el ecosistema “techy” profesional.
(*) Jaron Lanier es un escritor, informático y compositor de música clásica estadounidense. Pionero en el campo de la realidad virtual. Lanier y Thomas G. Zimmerman dejaron Atari en 1985 para fundar VPL Research, Inc., la primera compañía que vendió gafas y guantes de realidad virtual.
(**) Yuval Noah Harari es un historiador y escritor israelí, profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Entre sus obras se encuentran Sapiens: De animales a dioses, Homo Deus: Breve historia del mañana y 21 lecciones para el siglo XXI.
Entrevista a Fei Fei Li y Harari: https://www.youtube.com/watch?v=d4rBh6DBHyw
(***) La periégesis es un antiguo género literario, que tuvo gran desarrollo en el período helenístico. Pausanias fue un regente y general laconio del siglo V a. C. Pertenecía a la familia real espartana de los Agíadas. Fue hijo de Cleómbroto y sobrino del famoso Leónidas (el tío que arroja al emisario persa hacia el abismo de una épica patada en la película 300; capitán de los soldados que resistieron al ejército de Jerjes en el histórico cuello de botella de las Termópilas).