La declaración sobre Venezuela leída por el Embajador Federico Villegas en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas suscitó todo tipo de interpretaciones sobre un cambio de posición en la relación con el régimen de Nicolás Maduro. El Embajador Villegas apoyó el llamado de Michelle Bachelet “en favor de una negociación política inclusiva basada en los derechos humanos y en la restitución de los partidos políticos”. En un texto balanceado manifiesta la necesidad de encontrar una salida liderada por los mismos venezolanos y efectúa un llamado a elecciones inclusivas, transparentes, y creíbles.
El largo documento de la Alta Comisionada Bachelet cuestiona el uso de la justicia militar, la supuesta independencia del Sistema Judicial y el establecimiento de Cortes Antiterroristas establecidas por un Memorándum de la Corte Suprema cuyos jueces fueron designados en diciembre 2015 por la “Asamblea Nacional conducida por el partido de Gobierno” desconociendo la existencia de la nueva Asamblea integrada por mayoría de partidos de la oposición. El informe se extiende a violaciones de los derechos humanos, desapariciones y torturas. La situación de los derechos humanos en el Arco Minero de la región de Orinoco ocupa una amplia parte del informe. El párrafo 41 afirma que “la existencia de un esquema de corrupción y coimas por los grupos que controlan las minas pagadas a los comandantes militares para mantener las actividades ilegales”.
El largo documento de la Alta Comisionada Michelle Bachelet cuestiona el uso de la justicia militar, la supuesta independencia del Sistema Judicial y el establecimiento de Cortes Antiterroristas
Los dichos sobre el cambio comparan la posición argentina de abstenerse mantenida en la OEA cuando se trató el 26 de junio la Resolución referida a la designación de los miembros del Consejo Nacional Electoral por parte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y las directiva sobre los partidos políticos “Primero Justicia” y “Acción Democrática”. La Resolución demanda al Gobierno de Venezuela el respeto de la Asamblea Nacional y que se abstenga de intervenir en el funcionamiento de los partidos porque “ese tipo de acciones constituyen un obstáculo para la restauración de la democracia que sólo se puede conseguir a “través de la celebración de elecciones justas, libres y transparentes”. El texto de la OEA recoge el Comunicado del Grupo de Lima del 16 de junio compuesto por 12 países del continente más Venezuela representada por Juan Guaidó. La Argentina no participa de este Grupo.
La situación en Venezuela ensombrece la democracia en América Latina y los equilibrios no favorecen una salida democrática
La sucesión de documentos y resoluciones sobre Venezuela son consecuencia del llamado a elecciones para la renovación de la Asamblea Nacional en diciembre de este año para lo cual el Tribunal Superior designó al Comité Electoral el 12 de junio. En los mismos días el TSJ suspendió a las Juntas Directivas de los Partidos Acción Democrática, Voluntad Popular y Primero Justicia designando interventores. El Gobierno venezolano cuenta con el apoyo de los partidos minoritarios Movimiento Ciudadano, Soluciones para Venezuela, Avanzada Progresista y Movimiento al Socialismo (MAS). Los primeros tres sostienen que abstenerse favorece al Gobierno como sucedió con las cuestionadas elecciones presidenciales de mayo 2018. Una nueva Asamblea Nacional con mayoría del MAS dejaría a Juan Guaidó fuera del parlamento y sin representación.
Hasta el presente todos los esfuerzos para encontrar una salida negociada a la crisis han fracasado incluyendo los intentos amistosos de México y Uruguay el año pasado porque incluyen elecciones libres también para el Ejecutivo que Maduro nunca aceptará. Si bien es cierto que el bloqueo es condenable porque sólo suma penurias al pueblo venezolano la historia enseña que los gobiernos militares se aferran al poder recurriendo a todos los medios para conservar sus posiciones de privilegio. La situación en Venezuela ensombrece la democracia en América Latina y los equilibrios no favorecen una salida democrática. El “progresismo” demuestra una vez más su atracción por el autoritarismo y las charreteras que confrontan con los Estados Unidos dejando a los liberales la defensa de la democracia.