OPINIóN
Análisis

Vale más prevenir que curar

En psicología se debe trabajar más en las técnicas de prevención desde temprana edad.

Los trastornos de la soledad.
Los trastornos de la soledad. | Twitter

En psicología los números no son el fuerte de una ciencia más humanística que exacta pero, tal vez, en una nueva revisión sea posible que las ciencias revean sus objetos de estudio, no debiendo de ser tratado el mismo, desde una sola visión, sino desde todas las disciplinas, en este caso, la psicología como ciencia debería exigirse más el estar en el espacio de la prevención primaria, para poder evidenciar después, donde sea hace mejor la inversión si cuando comienza a gestarse el sujeto o cuando ya es adulto y llega a veces al consultorio o no llega y lo padece la sociedad o padece una vida de insatisfacción permanente.

Quizás debimos haber insistido más o invertido más desde la psicología en que la inmunidad la daba, una sola fórmula, esto es una buena autoestima, un apego seguro y valores espirituales, sea cual fuera la elección de cada sujeto para con su vida espiritual, donde por sobre todo predomine la esperanza y la visión de futuro.

Con la misma, se podría y se puede resistir tormentas, los cambios climatológicos de las emociones, los tsunamis de relaciones disruptivas y vencer así los tiempos líquidos que hoy nos caracterizan.

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Es desde esta fórmula, que se aprende desde los primeros vínculos, desde las primeras identificaciones, que se podría decir que se puede facilitar el pasaje por esta época de sobresaltos, donde lo incierto, sabe a cierto y las certezas a dudas.

Se podría decir que con un buen sistema inmunológico se puede salir casi ileso y transitar una adultez acorde a poder adaptarse, a los cambios o a las vicisitudes a lo que nos vemos enfrentados a diario.

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Pero no insistimos, no trabajamos en políticas de prevención, entonces el caos y las nuevas o viejas ya patologías, que son producto de la soledad en la que muchos sujetos se encuentran, la falta de mirada, de escucha y de caricias, lo cierto que la soledad, deja estragos, el falso narcisismo, deja espejos rotos y en todo los afectos, se desvanecen en el aire, y este es el escenario propicio, para el consumo de sustancia problemáticas, para el exceso de alcohol, para que los números de cuadros de patologías bordes sean urticantes.

Crece la tasa de suicidio, crece la tasa de trastornos de alimentación, la violencia se instaló como lenguaje y la mayoría de las personas hoy padecen o de trastornos del sueño, o de ansiedad, o patologías de trastornos del ánimo, la tolerancia a la frustración es cero, los caprichos son rabietas, que no se contienen, la mentira se reduce a verdades sin fundamentos, el acoso es la expresión de la más baja de las autoestimas, la ira es hasta perdonada y discutida.

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Y la vida lo que es peor casi no tiene precio, el coqueteo con la muerte sobre todo en los adolescentes compite, por ser noticia cada vez más frecuente, es trágico pero cierto, cuando los niños o jóvenes son noticia en el sector policial, es señal que algo serio como sociedad nos esta pasado.

Por eso vale la pena detenernos, de parar la locura de no mirarnos, todos clamamos por un mírame, fíjate que estoy, llámame, todos necesitamos ser destacados, no todo se puede con un emoticon o con un "me gusta", por ahora lo presencial es irreemplazable, armemos una sociedad sólida, generemos ciudadanos con un mirar espiritual.

(*) Decana de la Facultad de Psicología de USAL.