OPINIóN
Internacional

El autoritarismo de Jair Bolsonaro y las consecuencias de su política ambiental

Los incendios en el Amazonas aumentaron un 83% producto de las medidas tomadas por el gobierno.

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Jair Bolsonaro, presidente de Brasil | AFP

El mismo día en que recorrió el mundo la noticia de que los incendios en el Amazonas habían aumentado un 83% en 2019, se produjo la renuncia del secretario de Cultura del gobierno de Jair Bolsonaro alegando que no avalaría la censura. Lo que tienen en común ambos hechos, completamente diferentes, es el origen en la raíz autoritaria de Jair Bolsonaro. Autoritarismo que ha sido bastante contenido en el marco institucional pero que se hace palpable, entre otros, en la retórica agresiva y el avance sobre los organismos de control y culturales.

La fiscalización ambiental que lleva adelante el IBAMA (Instituto Brasileño del Medio Ambiente) fue interferida de diversas maneras, desde el recorte de la autonomía de los fiscalizadores hasta las declaraciones del ministro de Medio Ambiente de que la aplicación de multas ambientales que sean consideradas injustas por el Ministerio redundarían en una multa a los fiscales, neutralizando así el accionar de estos. El INPE, organismo que realiza informes sobre deforestación, fue acusado de publicar las cifras de deforestación con la finalidad de desacreditar la imagen internacional de Brasil y se forzó la salida de su presidente. En relación a Cultura el blanco ha sido centralmente el ANCINE (Agencia Nacional del Cine), del que se decidió dejar de financiar películas que aborden la temática LGBT y otras por ser consideradas inmorales. Como es costumbre, Bolsonaro se ensaña con algún caso concreto para usarlo como muestra de su postura. Esta vez fue con la película Bruna Surfistinha (2011) que cuenta la historia de una prostituta y recibió fondos del ANCINE: “no vamos a gastar dinero público en películas pornográficas”, dijo, entre otras cosas.

Macri le ofreció ayuda a Bolsonaro para controlar los incendios en Amazonas

La política ambiental de Bolsonaro se tradujo en una reducción significativa de las operaciones de fiscalización ambiental y una reducción del 34% de las multas aplicadas por el IBAMA, el menor número de desde 1995. El resultado está a la vista. No sorprende que el Amazonas esté sufriendo con la administración Bolsonaro, no sólo por su histórico posicionamiento frente al ambientalismo sino también porque uno de los sectores que suele aportar moderación a su gobierno se encuentra alineado con esa política. Los militares comparten la visión de la Amazonia desde el lugar de la defensa de la soberanía, de las riquezas naturales del país. Y lo que ven en el Amazonas es centralmente eso: riquezas. El desarrollismo militar de la dictadura (1964-1985) avanzó sobre la floresta amazónica así como promovió una política de ocupación del territorio orientada a garantizar la soberanía. Llama la atención, en cambio, que los militares que integran el gobierno le suban el volumen al conflicto con el presidente Macron, como hizo el ex comandante del Ejército Villas Bôas. Sorprende porque en  materia de relaciones exteriores los militares han aportado prudencia, al menos hasta ahora. Si los militares que integran el gobierno (en su mayoría retirados) no son exactamente lo mismo que los militares de la activa y los actuales comandantes de cada fuerza, habrá que ver si los sucesos actuales dejan expuesta esa diferencia. La reputación de las Fuerzas Armadas, al embarcarse muchos de sus ex miembros en un gobierno de estas características, estuvo en riesgo desde el inicio.

Macron ya anunció que retira su apoyo al acuerdo Mercosur-Unión Europea en vistas de los incendios en la Amazonia. Sin embargo, el acuerdo ya nació con ese problema de origen, que es la política agraria y ambiental de Bolsonaro. Si la Unión Europea hace hincapié en la política ambiental y el presidente francés insiste en el cumplimiento del Acuerdo de París, es difícil imaginar que fueran realmente optimistas viendo lo que sucede en Brasil desde que Bolsonaro fue electo. A la retórica anti-ambientalista y la amenaza de salir del acuerdo de París le siguió el debilitamiento de las agencias de regulación ambiental y un dato no menor: la aprobación récord del uso de agrotóxicos por parte del ministerio de Agricultura desde inicios de enero. La cartera de agricultura es comandada por Teresa Cristina, que no en vano fue apodada por sus detractores como “la musa del veneno”. Si la Unión Europea colocó la cuestión ambiental como prioritaria, el acuerdo nunca pareció realmente viable. Al menos con Brasil adentro.

Cómo reacciona Brasil a las críticas por los incendios en el Amazonas

El autoritarismo de Bolsonaro viene tomando vuelo desde mayo, cuando su ministro de Educación anunció recortes a las universidades que organizan “balbúrdia” (lío, desorden), en referencia a actividades extracurriculares de contenido cultural y político. También se percibió cierto autoritarismo ante las revelaciones de The Intercept respecto a las irregularidades de la Lava Jato (conocido como Vaza Jato). Los nuevos avances en la causa que investiga a uno de sus hijos, Flavio, por nexos con las milicias de Río de Janeiro, impulsaron al gobierno a ensayar una intervención en diferentes instituciones como la cúpula de la Policía Federal (encargada de llevar adelante las investigaciones) así como el COAF (Consejo de Administración Financiera) que detectó las irregularidades de Flavio Bolsonaro y la Receta Federal. En julio, el presidente del Supremo Tribunal Federal, Dias Toffoli, dio lugar a un pedido de Flavio Bolsonaro y suspendió todos los procesos del Ministerio Público en los que los organismos de control como el COAF hayan compartido información financiera sin la autorización de la Justicia. El presidente del STF, a su vez, fue responsable de uno de los episodios más autoritarios en lo que va del año, al solicitar una investigación sobre la difusión de fake news y calumnias contra el STF, en la que éste sería al mismo tiempo el órgano acusador y juzgador. La aproximación entre el Dias Toffoli y Bolsonaro se da en detrimento de la relación entre éste y Sérgio Moro, donde el ex juez de la Lava jato parece limitado por el escándalo de la “Vaza Jato” y el presidente impulsado por tapar la corrupción de su hijo Flavio, que en definitiva es la propia.

Alertan por la circulación de Fake News sobre los incendios en el Amazonas

Si los primeros meses de Bolsonaro se caracterizaron por las permanentes rectificaciones tanto de declaraciones como de rumbo, los últimos meses van dejando la cautela de lado. Mientras Bolsonaro más le toma el gusto al poder, más chispazos de autoritarismo se observan. Por lo pronto, arde el Amazonas.