OPINIóN
Columna de la USAL

La innovación exponencial

En el mundo podemos encontrar variados ejemplos que facilitan su desarrollo en la forma de “Clusters Tecnológicos”. En nuestro país se encuentra en pleno desarrollo el Distrito Tecnológico.

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Ciencia | Depositphotos

En los últimos años el término “Ecosistema Innovador” se encuentra en boca de todos y se pueden observar casos de uso a través de la expresión de sus actores más significativos, las instituciones científicas, las universidades, las empresas, los emprendedores, el gobierno, y las distintas redes de inversión, quienes entrelazan un círculo virtuoso en el cual prevalecen los principios de la colaboración, la integración y la acción transformadora.

Dicho círculo presupone un funcionamiento en red en cada una de las partes, interactúa armoniosamente haciendo su aporte que configura una forma diferente de hacer las cosas y se transforma en una célula, donde sus miembros son flexibles, se adaptan, perciben los caminos que se abren luego de cada obstáculo, trabajan por el bien del conjunto y todos son igualmente importantes respondiendo con una cuota de responsabilidad en la construcción.

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En este contexto, las tecnologías exponenciales, de muy alto ritmo de velocidad en su evolución y representadas en la actualidad por la informática, la robótica, la inteligencia artificial, la biotecnología, la nanotecnología y la neurociencia, entre otras, se han constituido en motores de emprendimientos que ha llevado a aportar soluciones eficaces para la mejora de la calidad de vida de la humanidad sosteniendo el fuerte desafío que conlleva la preservación del marco ético y el medio ambiente.

Sin lugar a dudas, los cambios producidos por la aparición y maduración de estas ciencias, ejercen presión sobre los distintos actores y  ayudan a las instituciones y a sus integrantes  a conectarse entre sí, dándoles el poder de combinar las prácticas y los modelos de negocio necesarios para crear una gran cantidad de  productos, servicios y nuevas tecnologías híbridas. Resulta evidente que la capacidad de asociar las tecnologías con las personas aprovechando este trabajo en redes de conocimiento, constituye la semilla de la innovación exponencial.

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En el mundo podemos encontrar variados ejemplos que facilitan su desarrollo en la forma de “Clusters Tecnológicos”. En nuestro país, como ejemplo de ello, se encuentra en pleno desarrollo el Distrito Tecnológico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en Parque de los Patricios, del cual forma parte nuestra universidad, y que se presenta como un ecosistema que favorece la interacción de empresas, gobierno, emprendedores, universidades e institutos de investigación, que promocionan a través de la gestión de un “Board Tecnológico”, la creación  de reglas de juego claras, el desarrollo una fuerza laboral altamente profesional, el trabajo colaborativo, una infraestructura de negocios especializada y bienestar para sus habitantes en la búsqueda permanente de un lugar agradable para vivir, estudiar y trabajar en pos de obtener un clima propicio para la creatividad y el desarrollo de nuevas ideas.

En la actualidad, el Distrito Tecnológico Buenos Aires, como muestra de su compromiso en ingresar en una nueva fase de desarrollo, se encuentra trabajando en un proceso de internacionalización a través de convenios de intercambio con otros del exterior en la búsqueda de un modelo asociativo que propicie la  exportación de servicios especializados e innovadores de alto valor agregado.

(*) El autor es Decano de la Facultad de Ingeniería USAL.