OPINIóN
TEA

Autismo y coronavirus: cómo evitar los efectos negativos del aislamiento

La falta de flexibilidad y cambio de conductas lleva a la pronta aparición de signos de descompensación. La disipación de la energía física suele ser un gran aliado.

Autismo
Autismo | Unsplash

En las personas con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), cuando cambian los contextos de forma abrupta, cuando cambia el escenario cotidiano, como sucede en este tiempo de la pandemia, las dificultades en la comunicación, no poder expresar con palabras, no poder leer los gestos, así como la falta de flexibilidad y cambio de conductas, lleva a la pronta aparición de signos de descompensación, que no tardan en surgir (conductas disruptivas, importante inquietud, o profundo ensimismamiento, etc.).

Permanecer por largos períodos en casa puede afectarlos más que a otras personas. La energía contenida requiere canalización apropiada. Las personas con autismo en situaciones de un cambio extremo de rutinas requieren indefectiblemente la disipación de la energía física, que suele ser un gran aliado. Las caminatas, el trote, cansar el cuerpo en grado adecuado, favorece el sueño, logran mayor calma, lo que permite poder resolver los problemas que se presentan de manera más exitosa.

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El trastorno del espectro del autismo (TEA), tal como se denomina en la actualidad (OMS, 2018; APA 2013), da cuenta que la concepción del autismo ha cambiado en los últimos años gracias al avance en la investigación, reconociendo que es un trastorno del neurodesarrollo. Este trastorno de origen neurobiológico, afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, dando lugar a problemas en dos áreas principalmente: la comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento y de la conducta

Estas dificultades acompañan a la persona a lo largo de toda su vida, aunque sus expresiones y necesidades cambian en función de las distintas etapas del desarrollo y de las experiencias adquiridas.Las manifestaciones clínicas del TEA varían mucho entre las personas que lo presentan, así como su funcionamiento intelectual y sus habilidades lingüísticas. No hay dos personas con TEA iguales; dependerá de su propio desarrollo personal y de los apoyos que pueda tener, así como si presenta o no discapacidad intelectual asociada, y también, del nivel de desarrollo del lenguaje.

 

Las caminatas, el trote, cansar el cuerpo en grado adecuado, favorece el sueño, logran mayor calma, lo que permite poder resolver los problemas que se presentan de manera más exitosa.

 

Asimismo, el TEA no lleva asociado ningún rasgo físico diferenciador (sólo se manifiesta a nivel de las competencias cognitivas de la persona y del comportamiento). Sin embargo, todas las personas con TEA, comparten características fundamentalmente en dos áreas del desarrollo, y del funcionamiento personal, tal como se mencionó más arriba:

La Comunicación e Interacción Social, que se observa en las dificultades de comunicación que pueden presentar, y se revelan tanto a nivel de la comprensión como de la expresión de la comunicación verbal y no verbal. Además, las dificultades también pueden expresarse en la interacción social, comprender el entorno y desenvolverse en determinadas situaciones. Se manifiesta, por ejemplo, en acercamientos sociales inusuales o inadecuados para iniciar o reaccionar ante interacciones con otras personas, o problemas para adaptar el comportamiento a distintos contextos o situaciones sociales, entre otras cosas.

Otra característica es la la dificultad en la flexibilidad de comportamiento y de pensamiento: pueden tener serias dificultades para reconocer de manera flexible las demandas de los diferentes contextos y ajustar su forma de pensar y de comportarse.

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Por todo ello, adecuarse a los cambios, o a situaciones imprevistas puede suponerles un gran esfuerzo y generarles malestar, angustia o ansiedad. Puede manifestarse, por ejemplo, en insistencia en que las cosas ocurran siempre de la misma manera, o en la disposición de un repertorio limitado de intereses específicos.

En este momento, donde la pandemia lleva a todos a un cambio radical al no poder salir de casa, más que para cuestiones de suma necesidad, es necesario contemplar la situación de las personas con TEA y sus familias. Deben brindarse nuevos sistemas de apoyo, necesarios para permanecer en sus hogares y comunidades en tiempos de crisis, y a su vez, proporcionarlos en formatos accesibles. Al estar los colegios, CET y centros de día limitados en la atención, o en muchos casos, cerrados o con actividades a distancia, se requiere que contemplen abordajes especiales para mejorar la calidad de vida de cada una de estas personas. En este sentido, las salidas por la zona, caminatas, juegos al aire libre, son medidas bienvenidas para esta población y sus familias.

* Docente de la Licenciatura en Psicología de UADE.