Raúl Alfonsín representa una inmensidad de significados en la historia argentina, los cuales van en aumento y se acrecientan con el tiempo. Los diez años de su fallecimiento dialogan también con un contínuo llamado a recordarlo, a volver a escucharlo, a volver a pensarlo en sus fesafíos y tensiones. Su legado sigue vivo y él continúa siendo, como tantos políticos históricos de nuestro país, alguien con vida en la política argentina.
Encabezó la lucha para perder el miedo, para comenzar a hacer oír nuestras voces y tantas otras que habían sido acalladas. Fue sinónimo de fuerza y de valor. Alfonsín representa las jornadas históricas en la que los argentinos regresábamos a las urnas y nos abrazábamos a la democracia para frenar la intolerancia y el autoritarismo. No era el único actor político en ese tiempo, pero ha quedado como el emblema más rutilante. Para nostros, los peronistas, representó también la obligación de volver a pensarnos, porque él también nos modificó a nosotros.
El triunfo de Raúl Alfonsín en los comicios de 1983 abría un nuevo período en el país. Vivíamos nuevamente, respirábamos con la promesa de luchar para que ya no se silenciaran otras voces, para que "Nunca más" se castigara al que pensara distinto, para que el Estado dejara de tomara las armas para ir en contra de su propio Pueblo.
Para nosotros, los peronistas, representó también la obligación de volver a pensarnos, porque él también nos modificó a nosotros.
El triunfo expresó la voluntad de millones de argentinos y de argentinas, nos devolvió la esperanza y las ganas de volver a creer. Implicó elegir a la democracia como forma de vida para poder decidir, para poder opinar, para poder expresarnos. Eso significa en mi vida Raúl Alfonsín y en la de muchas personas de mí generación. Siempre será quien levantó la bandera de la democracia como herramienta fundamental, como generadora de igualdad de oportunidades y la construcción de un futuro.
Elijo recordarlo con esta frase: “Democracia es vigencia de la libertad y los derechos, pero también existencia de igualdad de oportunidades y distribución equitativa de la riqueza. Tenemos libertad pero nos falta la igualdad.” Esa expresión puede aplicarse a los desafíos actuales de la lucha por la igualdad de las mujeres, porque la democracia también es dinámica, como los mismos recuerdos de Alfonsín que se van resignificando, hoy también sus mismos pensamientos pueden ser utilizandos para nuevas luchas.
A 30 años del definitivo Nunca Más
En estos 35 años aprendimos que la democracia se fortalece cuando amplía derechos e iguala oportunidades, cuando incluye e integra a todos a partir de políticas que redistribuyen la riqueza a través de un Estado presente que privilegia el bienestar general por sobre los intereses particulares. Alfonsín habló siempre del rol del Estado, hasta los últimos días de su existencia, y eso acompañan a muchos de nosotros siempre. Este momento de la Argentina nos reclama, a todos los que soñamos con una Argentina mejor siempre por venir y con su recuerdo presente.