En marzo de 2017, en ocasión de una jornada organizada por Google Argentina y la Editorial Perfil, expertos del Google News LAB mostraban cómo hoy, en exactamente 12 minutos, una información trascendental recorre el mundo y se transforma en noticia casi instantáneamente por los 4 mil millones de almas conectadas a Internet. O sea, más de la mitad del planeta en menos de un cuarto de hora.
Asimismo, los tres sistemas de interconexión y red social más importantes del mundo (Facebook, Youtube y Watzup), suman 6 mil millones de usuarios globales. Y durante 2018, las plataformas de contenidos on-line estrenaron por primera vez en la historia mayor cantidad de programas que las cadenas de televisión tradicionales.
Somos espectadores de una verdadera explosión multimedial, alentada también por el desarrollo de las tecnologías convergentes y la incesante expansión del negocio de las telecomunicaciones.
Nunca antes en el devenir de la humanidad, hemos tenido acceso tan fluido a las noticias a través de la tecnología. Pero como toda realidad humana, también encarna sus oscuridades: ciberterrorismo, agresión, mentira (bajo el formato de las noticias falsas o fake news), grooming y crímenes digitales son una preocupación que desdibujan el rol fundamental de la comunicación social.
El periodista que hizo llorar al Papa después de entrevistarlo
A tal efecto, no resulta anecdótico que su Santidad, el Papa Francisco, se haya reunido recientemente en el Vaticano con los miembros de la Asociación de Prensa Extranjera en Italia, dirigiéndoles un discurso fundamental; en donde habla de coraje, humildad, temperanza, y algo que a los periodistas les llega al corazón: la búsqueda inquebrantable de la verdad.
No es la primera vez que su Santidad dirige su mirada a los medios. A poco tiempo de haber sido nombrado Sumo Pontífice, Francisco ya los había integrado a su agenda de interés, comprendiendo el rol fundamental de la comunicación en el siglo XXI. Desde conferencias de prensa organizadas en pleno vuelo, hasta su mensaje a la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales en 2013. Sus años de pontificado proponen siempre una relación constructiva, fluida y abierta hacia los medios y sus periodistas.
Consciente de los problemas que genera la desinformación en la polarización de las opiniones, el Papa Francisco comenzó ya en el 2017 a indicar el rol nocivo de las noticias falsas. Atento y anticipándose a lo que en los últimos dos años sería un verdadero problema para los medios de comunicación social.
Por todo esto, no es casual que esta semana, el Papa vuelva a manifestarse al respecto, y nos regale a los comunicadores, una mirada amorosa. La mirada en donde los periodistas, contenidistas, comunicadores, editores, están llamados a comprometerse con la realidad que les rodea. Y esto significa poner en valor los –casi– olvidados valores del periodismo. Valores que parecían estar ocultos detrás de una pantalla.
El Papa Francisco se metió en la interna judicial: "Donde hay un buen juez, la sociedad anda bien"
Frente a las imágenes pixeladas de la realidad, Francisco nos convoca, nos moviliza. Nos dice que seamos valientes, que no nos dejemos condicionar por los intereses parciales. Pero también humildes y medidos. Y que seamos la memoria. La memoria de las injusticias, de las carencias. A ponerle un rostro al mundo que no tiene voz. Emociona el Papa Francisco, porque nos ayuda a recordar que más allá de ciertas frivolidades propuestas por el discurso tecnológico, y de las necesidades económicas de los grandes medios; el periodista cumple una función social, y a través de ella, una contribución al mejoramiento de la sociedad civil.
Por eso, y para terminar, que mejor que darle la palabra al Sumo Pontífice de la Iglesia Católica: “(…) Los invito (a los periodistas) a ser un espejo que sepa reflejar la esperanza. Y deseo que sean mujeres y hombres humildes y libres, que son los que dejan una buena huella en la historia”. Que así sea.
*Decano de Ciencias de la Educación y Comunicación Social, Universidad Del Salvador.