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Vacunas robadas, bolsas negras y sarasa

En el gobierno que ya lleva más de un año de gestión, abundan más los errores y deficiencias que los aciertos y mejorías. El Vacunatorio VIP es un traspié más en un recorrido errático.

Vacunas contra el coronavirus
Vacunas contra el coronavirus | cedoc

Transcurrido más de un año de gestión del “nuevo” Frente de Todos, el balance de gobierno nos marca que los errores y deficiencias abundan más que los aciertos y mejorías.

Pandemia de coronavirus mediante, un encierro estricto de meses llevó a que nuestras economías domésticas se desbarajusten, a partir de una devaluación creciente de la moneda, una ingente inflación, el masivo cierre de pequeñas y medianas empresas y un importante aumento del desempleo y la pobreza. Todas estas problemáticas amplificaron aquello que ya se presentaba como un súper problema, legado del último gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y del de Mauricio Macri. Argentina venía desmejorando sus cuentas macroeconómicas y su performance financiera en escalada, y el gobierno de Alberto Fernández no pudo hasta el momento poner de pie a una nación que cada vez se encuentra más arrodillada.

Por otra parte, la estrategia sanitaria no dio los resultados esperados, ya que luego de una primera etapa de presumir ser la ejemplaridad contra el coronavirus, pasamos a liderar el ranking de contagios y muertes por COVID-19 por cada millón de habitantes a nivel global. Tiempo después, cuando logramos que las vacunas lleguen a esperanzar la vida de los ciudadanos del mundo, presumimos nuevamente ser los grandiosos compradores de vacunas, con una ambiciosa proyección, a través de la palabra del presidente, Alberto Fernández y el ministro de Salud, Ginés González García, que garantizabaun total de 10 millones de vacunados para febrero de 2021. Al día de la fecha se estima, según fuentes oficiales, que pasamos apenas el millón de vacunados. 

 

La estrategia sanitaria no dio los resultados esperados, ya que luego de una primera etapa de presumir ser la ejemplaridad contra el coronavirus, pasamos a liderar el ranking de contagios y muertes por COVID-19 por cada millón de habitantes.

 

¿Podemos lamentarnos aún más? Sí.

La trampa, la indecencia y la maldita corrupción volvieron a ser parte de nuestras vidas cotidianas, ahora infectadas de coronavirus; así, dirigentes políticos y agrupaciones sociales del oficialismo antojaron vacunar a los amigos nacionales y populares y dejar fuera de los primeros lugares en el calendario vacunatorioa personal de salud, personal esencial de diversas áreas, adultos mayores y personas de riesgo.

El mundo entero pudo conocer sobre el indigno escándalo que culminó con la renuncia del ministro de salud argentino, pero sin demasiadas explicaciones ni rendición de cuentas por parte de un gobierno que considera que no es delito robar vacunas en medio de una pandemia que nos está enajenando la vida hace casi un año. Al respecto, el presidente manifestó “el hecho es lo suficiente grave como para que un ministro de la talla de Ginés González García haya debido dejar su cargo, pero terminemos con la payasada, … no hay ningún tipo penal en Argentina que diga ´será castigado el que vacuna a otro que se adelantó en la fila´, no existe ese delito”.

Pocos días atrás, a partir de la consigna o hasthag #27F, en alusión al 27 de febrero último, pudimos observar una masiva manifestación opositora al gobierno, reclamando sobre promesas quebrantadas, una justicia tentada a cumplir preciosamentecon los deseos de la vicepresidenta procesada y cía,  y sobrelaspisoteadas expectativas por la no llegada de las prometidas vacunas, y de las que llegaron,pero fueron hurtadas por los amigos del poder político. Protestar contra el engaño y la corrupción parecía ser la mayor consigna en este nuevo banderazo opositor.

 

Protestar contra el engaño y la corrupción parecía ser la mayor consigna en este nuevo banderazo opositor.

En este marco, parte de la oposición volvió a servir en bandeja un menú de escapatorias para la rendición de cuentas sobre aquello que debía explicar con lujo de detalles un presidente, que poco tiempo atrás manifestaba “la Argentina de los vivos que se zarpan y pasan por sobre los bobos se terminó, acá estamos hablando de la salud de la gente, …, si lo entienden por las buenas, me encanta, si no, me han dado el poder para que lo entiendan por las malas,y en las democracias entender por las malas es que terminen frente a un juez explicando lo que hicieron”. Pero sobre las vacunados VIP “propios”, el presidente apenas se pronunció, mientras se puso de relieve el sadismo de bolsas mortuorias colocadas frente a la Casa Rosada por un grupo de opositores políticos (la agrupación Jóvenes Republicanos, perteneciente a una línea interna de Juntos por el Cambio), aludiendo simbólicamente a ciudadanos que yacían muertos por coronavirus, por culpa de personas que fueron vacunadas de modo irregular.

Cabe destacar que las espantosas bolsas negras representaban simbólicamente la muerte de personas que debían ser vacunadas y no lo fueron porque otras que no debían ser vacunadas sí lo fueron. Aunque el presidente haya intentado confundirnos con mensajes demagógicos, en esas bolsas de polietileno se marcaron los nombres de personas vivas, recontra vivas, que se avivaron y se vacunaron perjudicando a personas,anónimas,que debían ser asistidas y no lo fueron.

Fue un simbolismo espantoso y una maravillosa manera de regalarle la excusa perfecta al presidente de los argentinos para que coloque el faro en este episodio tétrico y no nos explique, una vez más, cómo y cuándo va a dejar de excusar a la corrupción propia,que tanto cuestionó,y que hoy protege a capa y espada.

Pero también resulta más que acertado, afirmar que, simbolismos macabros, siniestros, en una Argentina que sufrió del terrorismo de Estado en cuantiosas oportunidades,de dos miserables atentados,y que hoy mismo sufre de la muerte de miles de personas por un virus que parece no darnos respiro, resultaron en un mensaje muy poco feliz. Fue un simbolismo espantoso y una maravillosa manera de regalarle la excusa perfecta al presidente de los argentinos para que coloque el faro en este episodio tétrico, y no nos explique, una vez más, cómo y cuándo va a dejar de excusar a la corrupción propia,que tanto cuestionó,y que hoy protege a capa y espada.

Si el macrismo debe ser investigado hasta las últimas consecuencias, como lo pide el oficialismo, que lo sea, si la corrupción K debe ser investigada hasta las últimas consecuencias,como lo pide la oposición, que lo sea también. Sólo cuando esto ocurra, podrá el presidente presumir de esa justicia proba, que tanto parece anhelar, mientras tanto sarasa.

*Sandra Choroszczucha

Politóloga y Profesora (UBA)www.sandrach.com.ar