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Con la pandemia aparecen nuevos riesgos para las empresas

Las aseguradoras deben comprender los cambios que trajo el COVID-19 y las nuevas reglas del juego para proteger el capital humano de las empresas y su patrimonio.

Crimen cibernético y pishing
El crimen cibernético en tiempo de coronavirus | www.freepik.com

A raíz del Covid-19 una gran cantidad industrias y actividades se vieron profundamente afectadas, obligando a las organizaciones a adaptarse a ésta nueva situación, resignarse a perder mercados o peor aún, cerrar definitivamente sus puertas. Algunos de éstos cambios seguramente sean pasajeros, pero la mayoría pareciera que han venido para quedarse.

El mercado del seguro no es ajeno a ésta situación y como una industria más, deberá actuar en consecuencia al menos en dos frentes: por un lado, hacer un “examen de conciencia” para adoptar lo nuevo y descartar lo que se ha vuelto obsoleto.

Por el otro, deberá replantearse su rol en la sociedad y para con sus clientes, intentando comprender al detalle por lo que están pasando y cuáles serán sus nuevas prioridades.

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En un mundo empobrecido y más competitivo, sobrevivirán aquellos que logren acompañarlos aportándoles valor y ayudándolos en la profunda crisis que deben enfrentar. El único modo de lograrlo será estando muy cerca de los asegurados.

Por otro lado, la matriz de riesgos en las industrias cambió drásticamente, apareciendo nuevas necesidades de cobertura y obligándolas a replantearse viejos esquemas de trabajo y distribución.

Suman controles para las empresas que solicitan ayuda para el pago de salarios

Los niveles de ocupación de las fábricas, la dotación de personal y los valores a riesgo por alteraciones de stocks por ejemplo, pueden no ser los mismos. Medidas de seguridad alteradas por la interrupción del negocio, caída de ingresos, renegociaciones salariales, mantenimiento de equipos... Hay muchos factores a tener en cuenta para adaptar la estrategia de las empresas frente a un nuevo y más complejo escenario. Deberá encontrarse un equilibrio entre nuevas necesidades de cobertura (como por ejemplo frente a riesgos cibernéticos) y la imperiosa necesidad de reducir costos.

Por su parte, las empresas de servicios y comercios tampoco son ajenas a ésta nueva realidad y debieran ser analizadas por separado. Por un lado, pueden ser las más golpeadas perdiendo hasta el 100% de sus ingresos de la noche a la mañana, imposibilitadas y comprometidas seriamente para mantener grandes infraestructuras de las cuales dependan (imaginemos un hotel, un parque de diversiones o un teatro).

Por el otro pueden ser las más flexibles para continuar prestando servicios. Es el caso de un profesional que puede trabajar en forma remota o un comercio que incorpore una plataforma digital para mudar su negocio tradicional a un esquema de “delivery”.

Si al trabajo de forma remota que ha impulsado el Covid-19 le sumamos el avance vertiginoso que han tenido la tecnología y las redes sociales en los diferentes procesos de negocios durante los últimos años y las deficiencias de seguridad que presentan éstas últimas, tendremos una tormenta perfecta!

Esta tendencia seguirá en aumento al igual que los riesgos que conlleva. Las empresas deberán tomar medidas urgentes para protegerse frente a estos nuevos riesgos cibernéticos.

Se escuchan cada vez más temas tan delicados como la divulgación de información confidencial y la filtración de bases de datos de clientes, el hackeo de sistemas operativos, procesos e interrupción del negocio. Fraudes y extorsiones. Daño reputacional… Son solamente algunas de las consecuencias que pueden tener una deficiente política de seguridad informática y la falta de cobertura en un contexto como el actual. Dejarlos librados al azar es inadmisible ya que los mismos influyen no sólo en el patrimonio de las empresas, sino también en el de sus directores y gerentes a través de la responsabilidad solidaria.

Como aseguradores, comprender en profundidad estos cambios y las nuevas reglas del juego es clave para asistir adecuadamente a nuestros clientes, protegiendo su capital humano, su patrimonio y ayudándolos a potenciar su propio negocio.

Miembro del Directorio de Willis Towers Watson