OPINIóN

El extraño caso del periodista español obsesionado con la sencillez del Papa Francisco

Una y otra vez, Rubén Amón, tertuliano y columnista critica al Santo Padre a quien llama "arrabalero" por mostrarse alejado de toda pompa. Un periodista brillante con una curiosa idea fija.

PapaFrancisco y Rubén Amón
Rubén Amón (recuadro) vuelve una y otra vez sobre la cercanía del Papa Francisco | Cedoc Perfil

El periodista español Rubén Amón, firma habitual en El País y tertuliano semanal del exitosísimo ciclo El Hormiguero que se emite por Antena 3, parece estar obsesionado con la sencillez de Francisco, quien ya desde la elección de su nombre al ocupar el trono de San Pedro parece haber querido enviar el mensaje de la llegada de un papado fuera de toda pompa ceremonial. 

Amón, además de ser un espadachín de la palabra, constructor de una prosa hablada impecable que causa a quien escribe la total admiración; tiene en sus pergaminos el haber trabajado en los más importantes medios de España e incluso de Italia y México. Y casi una docena de libros publicados.

Los temas que toca tienen que ver siempre con la actualidad y la política y hace unos análisis que, aunque polémicos, están teñidos de lógica, racionalidad y explicaciones contundentes. Pero hay algo que le obsesiona y vaya uno a saber el motivo. No soporta al Papa Francisco. Y cabe aclarar que quien escribe es una admiradora de todo su trabajo al punto tal que cada vez que aparece en Antena 3, los miembros de la familia exclaman "¡vení, el que te gusta a vos!". 

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Rubén Amón no puede digerir a Francisco, "Bergoglio" gusta llamarlo con tono despectivo. Dice que no puede existir un Papa "arrabalero" y que su cercanía con la feligresía le quita brillo. Quien lo sigue sabe que una y otra vez vuelve sobre el tema. La última  ue justamente a pocas horas de la internación del Papa, debatiendo en El Hormiguero sobre si estaba bien o no que el rey Felipe VI toque el cajón (tradicional instrumento musical gitano) y se muestre cercano y decontracté. Ahí dijo que lo mejor es tener una postura como la de la monarquía británica que se conserva gracias a su lejanía y frialdad. "Nadie quiere un Papa arrebalero como Bergoglio", disparó.

También lo ha llamado "impostor" en algún artículo en el que dice que cambia las formas pero no el fondo, creyendo que una institución como la Iglesia puede modificar su statu quo de la noche a la mañana. Una mente tan brillante cae en la trampa fácil de juzgar a Francisco por sus gestos (como la gran mayoría de los argentinos), sostiene que todo lo que hace es un mero artificio y desconoce que esta manera de conducirse forma parte de su personalidad, su historia y su forma de entender la vida. Como cuando siendo cardenal primado de Buenos Aires tomaba el subte o el 70 para ir a la Parroquia de Caacupé en plena Villa 21-24 de Barracas a acompañar la maravillosa labor de los curas villeros con los marginados. 

Quizás el tema radique en que un europeo desearía también un Papa europeo pero, sintiéndolo mucho, esta vez nos tocó a los "sudacas" que venimos bendecidos, además, con la reina en los Países Bajos y el tricampeonato de fútbol. Quizás si hubiese tenido la oportunidad de ver la cara de  ternurade  una chica que trabaja limpiando casas por por horas contando que a ella, de grande, la bautizó "Jorge" quizás allende los mares y cerca de Roma, pensaría de otro modo. 

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En la charla de dos horas y media con Jorge Fontevecchia se puede conocer mucho más de éFrancisco para quienes quieran darse la oportunidad. Salirse del océano informativo de 20 centímetros de profunidad con miles de noticias sobre él y adentrarse en la profundidad maravilllosa de su sabiduría de un "Papa que sabe que no sabe" como dijo Gustavo González cuando hizo unas pinceladas previas a la publicación del reportaje completo. 

Tampoco sobraría en ese análisis tener en cuenta las raíces de la doctrina jesuita y cómo San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y todos los padres fundadores de este gran movimiento estimulaban a sus sacerdotes a dejar de lado la comodidad de los conventos y a ir por el mundo transformando y compartiendo a ese Cristo "quilombero" que a algunos les molesta. El "Hagan lío" famoso del Papa no viene de generación espontánea. Loyola les decía que debían dedicar menos horas al rezo contemplativo y más a la acción. "A Dios rogando y con el mazo dando". No los quería encerrados en los templos y conventos, los quería en Asia, en las reducciones jesuíticas, haciendo tejas con la rodilla y enseñando a los guaraníes a cultivar la yerba mate. Y a la vez generando un movimiento cultural y universitario impresionante desde el corazón de Córdoba, con lo que era el centro de la provincia jesuítica del Paraguay donde funcionó la primera imprenta del cono sur. Ser un "pastor con olor a oveja" como dijo en la citada charla con Fontevecchia, que no es otra cosa que seguir el mandato de Loyola, 

Córdoba es un lugar que "el arrabalero" conoce muy bien porque fue desterrado por sus superiores por dos años y vivió en un húmedo y pequeño cuarto de la casa de los jesuitas en la manzana que es patriminio de la Humanidad declarado por la Unesco. Sin embargo "el rebelde" volvió a la buena senda y llegó a Roma. Qué pena que le moleste al señor Amón. A pesar de todo, lo sigo admirando e iré corriendo cuando en mi casa me llamen al grito de "Vení, está el que te gusta".