OPINIóN
Columna

Problemas distintos, mismos enemigos

El movimiento de los chalecos amarillos que agita Francia llama la atención por la movilización de un abanico de categorías socio-profesionales muy amplio.

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Aniversario de los chalecos amarillos en Francia. | AFP

Recordando lo sucedido en Argentina en el 2017 en torno a la reforma previsional, este pasado jueves 5 de diciembre, 1.500.000 personas salieron a marchar en París y en las principales ciudades de Francia, en clara oposición al proyecto de reforma y potencial privatización del sistema francés de jubilaciones impulsado por el gobierno de Macron. Esta huelga masiva reconducible da claras señales de que las políticas neoliberales impuestas por el gobierno francés están encontrando una resistencia cada vez más amplia y contundente: ya no se trata de combatir medidas antisociales puntuales sino de luchar, en palabras del filósofo Frédéric Lordon, contra "Macron y su mundo".

Mientras el movimiento de los Chalecos Amarillos que agita Francia hace más de un año suele caracterizarse como propio de las clases populares, en esta ocasión llama la atención la movilización de un abanico de categorías socio-profesionales muy amplio: desde docentes, médicos y ferroviarios hasta bomberos, abogados y estudiantes. Como lo decía un cartel en el pecho de un manifestante: "No tenemos todos los mismos problemas, sí los mismos enemigos".

Los 'Chalecos Amarillos' comienzan a disfrutar la vida radical

Este lema bien podría extenderse a los distintos focos de resistencia popular que vienen agitando el planeta hace ya unos meses, en Argelia, Haití, Iraq, Sudan… y más cerca de nosotros, en Ecuador y Chile. En cada instancia, medidas aparentemente anodinas pero conducentes a una creciente injusticia social y a una degradación - en términos democráticos - de la relación entre el poder y el pueblo fueron las gotas que colmaron el vaso, desatando una sorpresiva ira popular y la feroz represión de gobiernos sordos y ciegos a cualquier tipo de reivindicación que vaya en contra de sus intereses. Es que, nuevamente en términos de Lordon: "El capitalismo no devolverá las llaves gentilmente".

Paradójicamente, la Argentina otrora cuna del "que se vayan todos" se destaca por su relativa calma a pesar de haber sido llevada otra vez al abismo por estas mismas políticas neoliberales. Sin duda, las expectativas de mayor justicia social abiertas por la última elección presidencial explican eso. Desde Francia nos asociamos a esta manifestación de soberanía popular del pueblo argentino para que vuelva la esperanza.

 

*Periodista. Grupo France Insoumise / Francia Insumisa en Buenos Aires