OPINIóN
Zorros y gallinas

Quién fue John Maynard Keynes, enemigo de los libertarios

Con pleno empleo y obra pública, el economista ayudó al presidente Roosevelt a salir de la Gran Depresión y creó el Sistema Nacional de Salud estatal británico. Adversario de la escuela austríaca, dijo: “pedirle acciones sociales a la City londinense, es como discutir El origen de las especies) con un obispo”.

John Maynard Keynes 20240502
John Maynard Keynes. | wikipedia

“Un pacto entre los muertos, los vivos y los que aún no nacieron” (Edmund Burke), 

Las palabras del pensador político del siglo XVIII, admirado por John Maynard Keynes, remiten al artículo “Al gran pueblo (universitario) argentino salud”, firmado por María Eugenia y Fernando Casullo en el Diario Perfil.

Sse refieren a cómo se constituye una sociedad humana, que no es solamente el aquí y ahora, están  nuestros muertos queridos que nos convocan y está el respeto a los que todavía no nacieron, que tienen el derecho virtual a Estado. 

Por ello es una falta de respeto a nuestros muertos ilustres de la generación del 80, pretender avasallar las universidades nacionales que se extienden a lo largo y a lo ancho de nuestra vasta geografía, no con los bastones largos del onganiato, sino con un desfinanciamento, que asfixia a su gente y a su pleno funcionamiento. 

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También es una afrenta a la generación de la reforma de 1918 iniciada en Córdoba que instala el gobierno tripartito entre docentes, alumnos y graduados y también a la de 1945, cuando Juan Domingo Perón promueve la gratuidad de la enseñanza.

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Pero no hay que llamarse a engaño, los economistas en general son como los retrataba Rolando García, el investigador de la primera computadora en este país, que fue salvajemente golpeado por la policía en la facultad de Exactas  en 1966; que tuvo que dejar la Argentina y refugiarse en la hermana república de México, regresando recién con la democracia restaurada en el gobierno de Raúl Alfonsín.

El Dr. Rolando García sostenía que la mayoría de “los economistas son como Colón, cuando parten no saben  adónde van y cuando llegan no saben dónde están…”

A su vez el admirador de Burke, John Maynard Keynes, fue un humanista de tal calibre que en Gran Bretaña se lo considera el más brillante ser humano nacido en las islas, después de Newton.

Era amigo del pacifista Bertrand Russell y sostén económico del filósofo Ludwig Wittgenstein; casado con la primera bailarina del Ballet Ruso, Lidia Lopujova, su versatilidad alcanzaba tal nivel que cuando murió Degas, John Maynard fue enviado a París para poder elegir sus mejores pinturas y destinarlas al Museo Británico.

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Su compinche del legendario grupo de arte y literatura de Bloomsbury, Virginia Woolf, describió a Keynes de este modo: “Política, baile, cartas, economía, juventud, el futuro, glándulas, genealogías, Atlántida, mortalidad, religión, Cambridge, Eton, el drama, la sociedad, la verdad, los cerdos, Sussex, la historia de Inglaterra, Estados Unidos, el optimismo, el tartamudeo, los libros viejos, Hume”…

Keynes no se llamaba a engaño sobre los diplomáticos y sobre los militaristas. Dirá en Las consecuencias económicas de la Guerra” escrito en el período entreguerras del siglo XX, anunciando la Segunda Guerra Mundial: “El principio de acumulación basado en la desigualdad, era una parte vital del orden de la sociedad en la preguerra y del progreso tal como lo entendíamos entonces”.

Y advertirá sobre el Tratado de Versalles: “Si aspiramos deliberadamente al empobrecimiento de la Europa central, me atrevo a predecir que la venganza no tardará. Entonces nadie podrá retrasar por mucho tiempo esa definitiva guerra civil entre las fuerzas de la reacción y las desesperadas convulsiones de la revolución, ante cuyos horrores palidecerán por insignificantes los de la última Gran Guerra”…

Estas citas del gran humanista inglés y las posteriores son tomadas de su gran biografía, editada por Paidós en castellano titulada: El precio de la Paz. Dinero, Democracia y la vida de John Maynard Keynes, escrita por el periodista norteamericano del Huff Post: Zachary D. Carter, premiado en los EEUU.

Pero Keynes no se llamaba a engaño sobre sus adversarios de la llamada escuela austríaca diciendo: “Sugerir acciones sociales en favor del bien público a la City londinense, es como discutir El origen de las especies (de Charles Darwin) con un obispo hace sesenta años.”

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Y diagnosticaba como si fuera nuestro contemporáneo: “Mucho de los mayores males económicos de nuestro tiempo son fruto del riesgo, de la incertidumbre y de la ignorancia. Esto se debe a que determinados individuos, afortunados en su situación o en su capacidad, pueden aprovecharse de tal incertidumbre e ignorancia”.

Y agregaba: “No es una deducción correcta que el interés propio redunde siempre en el interés público (…)  y no existe ningún pacto que otorgue derechos perpetuos a quienes tienen o a quienes adquieren”.

Y elogiaba al ahora llamado socialista en los EEUU, que fuera cuatro veces presidente, Franklin D. Roosevelt: “Usted es el único que ve la necesidad de un profundo cambio de métodos y lo intenta sin intolerancia, tiranía ni destrucción”.

Ayudó a Roosevelt a salir de la Gran Depresión de 1929 con las políticas de pleno empleo y obra pública sostenidas por el Estado yankee; creó el Sistema Nacional de Salud estatal de Inglaterra y advirtió sobre la creciente abstracción matemática.

 Porque dijo en su Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero: “Una proporción demasiado grande de la reciente economía matemática, no es más que una mera fabulación, tan imprecisa como los supuestos iniciales en que se basa, que permiten…perder de vista las complejidades e interdependencias  del mundo real, en un laberinto de símbolos pretenciosos e inútiles”…

Y sintetizó su ideario en Democracia y Eficiencia, de una “comunidad organizada con fines comunes y guiada por el objetivo de promover la justicia social y económica, respetando y protegiendo a la vez al individuo, su libertad de elección, sus creencias  religiosas, su mentalidad y su expresión, su empresa y su propiedad”.

Este enorme humanista fue negado por los economistas neoliberales que sostienen la falacia de la infalibilidad del mercado,que estalló por los aires en la crisis de las hipotecas del 2008 en EEUU, al crear una burbuja inmobiliaria que dejó a muchos ilusos en la ruina, sin casas y sin hipotecas y que hizo llegar a Trump a la Presidencia, por la voracidad de los que miraban sólo sus fabulosas ganancias.

Y allí reapareció la famosa frase de J. Paul Samuelson, el Nobel estadounidense en Economía, discípulo de Keynes: “No traten de engañarme. Se trata simplemente de zorros libres en gallineros libres”.

Keynes advertía sobre las teorías de los economistas muertos que guiaban a los vivos, pero a su vez reconocía: “a la larga todos estaremos muertos”, por ello reaparece la frase del pensador inglés del siglo XVIII Edmund Burke: “un pacto entre los muertos, los vivos y los que todavía no nacieron”, de toda sociedad humana.

 Y es esa infinita continuidad la sociedad argentina y nadie puede pretender refundarla o refundirla y John Maynard Keynes que había atravesado variados mundos y variados saberes, desde su sensibilidad humana, prefería congeniar “Estado todo lo necesario y mercado todo lo posible” y que los seres vivientes pudieran gozar del arte y de la vida, o sea, vivir mejor. Esa es su lección magistral.

MM.