OPINIóN
Desigualdades de oportunidades educativas

Prioricemos los extremos de la vida

En esta pandemia se prioriza a los adultos mayores pero los niños también necesitan ciertos cuidados como en el aspecto educativo por la brecha que se genera.

Vuelta a clases en Capital 20210217
El cierre de las escuelas impacta en la calidad de la educación que reciben los niños y vulnera otros derechos. | Juan Obregón

A esta altura resulta claro que la pandemia nos afecta a todos, pero muy especialmente a la población que está en los extremos de la vida, es decir, a los adultos mayores y a los niños. En el mundo en general, pero en la Argentina en particular, estamos tomando medidas que buscan proteger muy especialmente a la gente mayor. Sin embargo, en lo que tiene que ver con los niños, las medidas tomadas a partir del covid-19 tienen una actitud completamente opuesta siendo ellos los que representan no sólo el presente sino también el futuro de nuestra sociedad.

Toda la evidencia existente nacional e internacional indica que la cuarentena y el cierre de las escuelas no sólo impacta en la calidad de la educación que reciben los niños, sino que también vulnera otros derechos, como el derecho a la salud en sentido amplio, derecho a la nutrición, derecho al desarrollo integral de los niños. Y este impacto, ya de por sí grave, es aún más grande en los niños de los sectores más vulnerables que, sin recursos y con una virtualidad casi inexistente, vieron prácticamente interrumpidos sus procesos educativos.

La pandemia nos afecta a todos, pero muy especialmente a la población que está en los extremos de la vida, es decir, a los adultos mayores y a los niños

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Hace pocas semanas conocimos un informe del Observatorio Argentinos por la Educación, que afirma que, en los barrios populares, 1 de cada 4 chicos abandonó sus estudios en 2020 y aún no se sabe si volvieron a la escuela. A su vez, casi la mitad de los chicos en edad escolar dejó de recibir la alimentación. Quienes más necesitan de la escuela son los que más lejos de ella estuvieron en el año 2020 y en lo que va del 2021.

Habiendo transcurrido tanto tiempo del comienzo de la pandemia podemos tender a subestimar el impacto de un día con la escuela cerrada, pero no tengamos dudas que cada día cuenta, cada día vale.

Resulta evidente que el presidente Alberto Fernández ignoró toda esta evidencia y el consejo de su propio equipo (del Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud de la Nación) que indicaban que la escuela fuera lo último en cerrar y lo primero en abrir. Lo más lamentable es que lo hizo argumentando que tomaba esa decisión para priorizar la salud. Sin embargo, el dilema era otro, priorizar a los niños o priorizar a la corporación sindical, especialmente la de la Provincia de Buenos Aires, que pedían el cierre de las escuelas.

No se puede seguir abusando del recurso de cerrar las escuelas sin plantear, simultáneamente, el plan para recuperar la continuidad pedagógica de esos chicos.

El derecho a la educación no se puede negar a ningún sector socio-económico pero la desigualdad de oportunidades a las que se enfrentan actualmente los niños y jóvenes de barrios populares requiere de medidas focalizadas, planificadas y proactivas que aseguren la continuidad educativa en este difícil contexto. No se puede seguir abusando del recurso de cerrar las escuelas sin plantear, simultáneamente, el plan para recuperar la continuidad pedagógica de esos chicos.

Ya estamos en mayo de 2021, el propio gobierno nacional reconoció que un millón de chicos abandonaron la escuela el año pasado y aún no conocemos el plan para volver a conectarlos con la escuela. Pudiendo priorizar la salud y la educación, pudiendo aliarse con las familias y los docentes que viven a diario el drama del abandono escolar y la desigualdad educativa, no tenemos dudas que el Presidente eligió preservar su vínculo con los actores políticos que le permitieron llegar al poder a costa de los niños que representan el futuro de nuestra sociedad. No ignoró el desafío, eligió otro camino.

*Abogado. Ex Presidente de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE).