OPINIóN
Homenaje

A 86 años de su muerte, Carlos Gardel sigue generando fascinación

La magia en torno a su figura sigue estableciendo un permanente diálogo intergeneracional. A pesar de los grandes sucesos y cambios experimentados en nuestro planeta, las nuevas generaciones continúan disfrutando su arte.

Carlos Gardel
Carlos Gardel | CEDOC

Hace varias décadas muchísima gente se asombraba que siguieran pasando los discos de Carlos Gardel y, más aún, que en sus aniversarios se volvieran a dar sus películas, archisabidas por públicos consecuentes. Es que su legado artístico perduraba en forma extraordinaria, y a despecho del paso del tiempo de aquel accidente aéreo de Medellín, que le extrajo la vida en 1935.

Ahora, después de 86 años, la magia de su canto, su pinta, sonrisa y simpatía siguen estableciendo un permanente diálogo intergeneracional. A pesar de los grandes sucesos y cambios experimentados en nuestro planeta, las nuevas generaciones continúan disfrutando su arte.

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Imagen de noviembre de 1933, con Carlos Gardel, publicada en el libro Romances de Tango, de Lucía Gálvez y Enrique Espina Rawson, publicado por Grupo Editorial Norma.

Basta aquí con señalar -en orden a lo expuesto- que se pasó de las películas mudas y luego del blanco y negro al radiante color que hoy gozamos. No son ajenos a este fenómeno que describimos los públicos del mundo, en donde el tango anidó fuertemente, siendo Gardel un atrayente enigma, ¡un valorado mito viviente! Aquí diríamos: ¡“El Zorzal cada día canta mejor”!

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Pero volvamos a aquellos modestos films que debían ser concebidos en quince días (!), y que fueron los que salvaron por entonces de la quiebra a la cinematográfica Paramount. Esas cintas deben figurar en nuestros días entre las más exhibidas internacionalmente. Es gracias a tales interpretaciones del hombre que tenía “una lágrima en la garganta”, al decir de un ejecutivo de la empresa, que ésta logrará consolidarse y expandirse. Dichas obras se constituyeron en un clásico, lo cual significa que están fuera de toda discusión, de todo concurso, dado que ¡El Morocho del Abasto está en otra dimensión!

El 23 de junio de 1935 Carlos Gardel cantó por última vez en Colombia

Tal es la fascinación y su poderosa vigencia que la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) incorporó el registro de la voz de Gardel al Patrimonio de la Humanidad. El Comité del correspondiente Programa agregó el archivo completo de los discos originales grabados por Carlos Gardel, los que fueron coleccionados por el uruguayo Horacio Loriente.

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También podríamos añadir que el número de monumentos de Gardel en el mundo supera al de todos los argentinos juntos. Otro caso similar es el de los libros dedicados a su historia, que ya deben andar rondando los quinientos títulos. A ello debemos sumar los reportajes, notas, anecdotarios y fabulaciones llevadas a cabo desde 1935 al presente.

Monumento Gardel
Monumento a Carlos Gardel en el Cementerio de la Chacarita.

La historia de ese pequeño inmigrante francés, que llegó a Buenos Aires desde Toulouse, Francia, en 1892, de la mano de su madre soltera, Marie Berthe Gardes, trabajadora y abnegada mujer, es tan llamativa como deslumbrante. Quien repase esa biografía encontrará datos para el asombro.

Marie Berthe Gardes
Carlos Gardel llegó desde Francia junto con su madre Marie Berthe Gardes.

 

La leyenda había comenzado a gestarse en los albores de 1910, en los bodegones que circundaban el viejo Mercado de Abasto. Allí, en ese entrañable ámbito de verduleros, carreros, habitués de cantinas, y más tarde de teatros y lugares non sanctos, Gardel abrirá una carrera meteórica que lo conducirá hasta las principales salas del fabuloso París, eje de aquellos años locos.

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Después de sus cuatro films rodados en Francia, pasará a sus películas realizadas en Estados Unidos, componiendo la música de los tangos y canciones de todas ellas. Cada tema musical explicaba o se complementaba con lo que sucedía en la pantalla; pero esos mismos discos comenzarán luego a tener vida propia en su peculiar carrera. ¡Qué decir si se hubiese contado con los avances tecnológicos de nuestro tiempo!

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Para las cinco películas rodadas en los estudios de Astoria, Nueva York, entre septiembre de 1934 y marzo del año siguiente (¡Cinco films en seis meses escasos!) Gardel y el notable poeta y escritor Alfredo Le Pera compondrán las siguientes obras: Cuesta abajo, tango; Amores de estudiante, vals; Criollita decí que sí, cifra; Mi Buenos Aires querido, tango; Rubias de New York, fox-trot; Soledad, tango; Caminito soleado, zamba-canción; Golondrinas, tango; Amargura, tango; Apure, delantero buey, canción criolla; Sol tropical, rumba; El día que me quieras, canción; Sus ojos se cerraron, tango; Volver, tango; Por una cabeza, tango; Arrabal amargo, tango; Lejana tierra mía, canción; Los ojos de mi moza, jota.

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Si a semejante producción le sumamos las correspondientes a las películas filmadas en Joinville, Francia, nos encontramos con los siguientes tangos: Me da pena confesarlo; Desdén; Recuerdo Malevo y Melodía de Arrabal. La zamba Criollita de mis amores y las canciones Cuando tú no estás y Estudiante. Es decir, un repertorio impresionante de piezas que se constituyeron en obras maestras, concebidas y ejecutadas en tiempo récord y que, increíblemente, más de ochenta décadas después siguen emocionando a la gente como la primera vez ¡y cantándolas como siempre!

 

 

* Luis A. Rodríguez. Abogado. Escritor. / * Enrique Espina Rawson. Historiador. Escritor.