OPINIóN
Polémica

Sobre el macartismo de Acuña y el temor a la educación

Respuesta a los dichos de la ministra de Educación de CABA, Soledad Acuña, donde acusa a los docentes de fracasados, pobres e ideologizados.

 soledad acuña 20201117
soledad acuña | Noticias Argentinas

En el día de ayer, se viralizaron las declaraciones de la Ministra de Educación de CABA, Soledad Acuña, donde acusa a los docentes de fracasados, pobres e ideologizados. Sostiene que la raíz del problema se encuentra en la formación docente, porque allí se forjan militantes en lugar de futuros maestros. Además, afirma que quienes elegimos la docencia lo hacemos por descarte, luego de fracasos en otras carreras. Desde ese perfil, lo que harían en el aula los docentes es adoctrinar. Con esas declaraciones, Acuña no solo hace gala de su macartismo sino que además evidencia un profundo desconocimiento de lo que implica dar clases en cualquier aula real promedio.

¿Por qué macartismo? Está claro que, cuando Acuña alude a la extracción social de la futura docencia encuentra allí una explicación para la crisis educativa. Pero de esa crisis, real, por cierto, es tan responsable ella como el personal político de todo tipo y color. Obviamente, para salvarse, Acuña construye un chivo expiatorio: la materia prima de los futuros docentes es una manga de pobres, brutos e ideologizados. Sus declaraciones llegan en un contexto donde la mitad de las chicas y chicos del país son pobres. Y también cuando habría que explicar los déficits de un sistema educativo que, en tiempos normales, vive una sangría escolar tremenda producto de la deserción y el abandono. Un sistema educativo que, a cada paso, profundiza la desigualdad y, para peor, la pandemia promete agravar ese cuadro. El mensaje de la ministra es claro: los pobres deben quedarse en su lugar. Así, la pobreza es un destino en el que la educación no puede hacer nada. Acuña, tras sus declaraciones, reconoce su fracaso y renuncia a cualquier utopía educativa. Parece reeditar el paradigma de los exámenes de ingreso para universidades e institutos de formación docente para eludir a los pobres que terminen el secundario y sueñen ser docentes.

Acuña no solo hace gala de su macartismo sino que además evidencia un profundo desconocimiento de lo que implica dar clases en cualquier aula real promedio

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Asimismo, las declaraciones de la Ministra tienen una segunda arista igual de grave: su repudio a la política. Así, quien debe dirigir los designios de la educación porteña, muestra desconocer completamente el funcionamiento real de un aula y las inquietudes de los que las habitan cada día. Porque si la política ingresa al aula es porque forma parte de la vida real de nuestros alumnos. Por eso, no puede censurarse y mucho menos delatarse esa parte viva del currículum. Son nuestros alumnos quienes preguntan, piden explicaciones, buscan conocer y entender el mundo en el que viven. O ¿vamos a creer que esos miles que se movilizan, por ejemplo, por la interrupción voluntaria del aborto (a favor o en contra), no trasladan esas inquietudes al aula? Si un alumno le pregunta a su profesor/a cuál es su posición, ¿no es un acto de honestidad intelectual responderle la pregunta? ¿No se está construyendo así un vínculo pedagógico que no subestima la capacidad de juicio propio de ese alumno que pregunta?

Soledad Acuña: "La mayoría elige la carrera docente luego de haber fracasado en otras"

Creer que estamos ante una mera “bajada de línea” es una completa subestimación de la inteligencia de las y los estudiantes. Pero, además, quienes construyeron un currículum profundamente ideológico, bajo las ideas de una ciudadanía e igualdad que la economía desconoce a cada paso, ahora nos hablan de purismo. Como si esas ideas no transitaran todos los días por el aula. Acuña pretende ahora razonar desconociendo el desarrollo real del currículum escolar. Llegados a este punto, conviene preguntarse ¿cómo enseñar formación ética y ciudadana sin hablar de política? ¿cómo enseñar la historia de un país sin examinar su proceso? ¿Cómo hablar de pobreza y de trabajo infantil sin mencionar al sistema social que lo produce?

La Ministra desconoce el sistema que administra y propone reeditar otro “con mis hijos no te metas”. Subestima la inteligencia de nuestros alumnos e ignora el “abc” de la pedagogía y el rol docente. Como la discriminación, la subestimación, la ignorancia y el macartismo no son virtudes de nadie, mucho menos pueden tolerarse en quien se erige como representante del conjunto de la docencia. Soledad Acuña debe renunciar.

*Historiadora de la Educación, autora del libro “Brutos y Baratos” y miembro de la Corriente Docente Conti-Santoro.