Si John Lennon estuviera entre nosotros, y escuchara las barbaridades que manifiesta el señor Bill Gates, seguramente se expresaría a través de las más sublimes melodías contra la injusticia, la mezquindad y la miseria humanas.
Es de público conocimiento que el magnate norteamericano, Bill Gates, se opone a liberar las patentes de las vacunas contra el Covid-19.
Sobre el virus en cuestión: sin necesidad de grandes conocimientos médicos, podemos deducir que se trata de una enfermedad infecciosa, altamente contagiosa, que además muta en diversas variantes, y que escala bajo un esquema exponencial, pudiendo manifestar porcentajes de letalidad crecientes.
Así, el Covid nos sigue sorprendiendo con sus mutaciones, con su progresión y el colapso de los sistemas sanitarios del mundo. Y como todo virus devenido en pandemia, nos expone que el modo más eficaz de neutralizarlo es a través de las dichosas vacunas, que pueden comenzar a paralizar su contagiosidad.
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Pero en este punto nos enfrentamos a un problema enorme, las vacunas escasean, y se distribuyen de modo muy desigual. Así, algunos países productores de vacunas, o países que lograron negociar más eficientemente la compra con los productores, están pudiendo hacerle frente al virus de modo más auspicioso; en contraste, el resto de las naciones (la mayoría), están sufriendo la escalada de infecciones, la saturación de los sistemas de salud y el incremento de muertes.
La Organización Mundial de la Salud anunció a comienzos de febrero que se habían administrado cerca de 200.000.000 de vacunas contra el coronavirus, pero que el 75% de éstas se dieron solamente en 10 países ricos.
Entre las naciones que hoy no producen vacunas o que no pudieron lograr las mejores negociaciones con los productores de éstas, varias cuentan con profesionales de la ciencia y tecnología de alto prestigio, con centros de investigación de enorme reputación, con laboratorios híper calificados; por tal motivo, existe la manera de poder producir enorme cantidad de vacunas y acelerar los tiempos de aplicación.
Pero el cofundador de la empresa Microsoft, dio recientemente a conocer en una entrevista a Sky News que “no es el momento para suspender los derechos de propiedad intelectual y permitir que países en desarrollo puedan fabricar la vacuna” y agregó “Los países del sur no la han tenido tan mal, deberían estar encantados de recibir nuestras vacunas sobrantes cuando terminemos”. ¿Y creen que Bill Gates es el único empresario con principios tan demoledores, que ostenta dirigir la vida y la muerte de los habitantes del mundo? ¿Y creen que en el marco de una Organización Mundial del Comercio (OMC, el organismo que rige los acuerdos de los derechos de propiedad intelectual) no se podría establecer una exención de estos derechos para poder producir masivamente las vacunas contra el Covid-19?
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Sí se podría, pero la iniciativa solo es viable con el visto bueno de Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido, ya que las decisiones se toman por consenso, y hasta el martes último, las tres sedes de las grandes farmacéuticas se oponían. Sin embargo, y bajo la presión de Premios Nobel y exjefes de Estado, la representante del gobierno norteamericano en la OMC, Katherine Tai, anunció en el día de ayer que el gobierno de Joe Biden respaldará temporalmente la liberación de las patentes de las vacunas contra el Covid-19. La funcionaria norteamericana confirmó al mismo tiempo que esto “llevará tiempo, dado que se debe llegar a un consenso y el tema es complejo”.
El problema es que el coronavirus sigue mutando y está demostrando que los inmunizantes actuales van quedando obsoletos, por tal motivo si el tiempo sigue corriendo y no se puede encarar en lo inmediato una vacunación realmente global seguiremos lamentando infinidad de muertes.
Argentina ha gestionado muy mal varios aspectos de la pandemia, muchas veces con inoperancia y otras con inmoralidad. Pero al margen de lo ocurrido en nuestro país o en otras naciones, existen bajezas que superan la mayor de las inmoralidades.
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Nos encontramos en 2021, varias naciones han vivido, están viviendo y vivirán en poco tiempo, el dolor más cruel: el de que muchos de sus habitantes se vean impedidos de atenderse en sus centros médicos frente a la necesidad de ser asistidos por Covid u otras enfermedades. Y sabemos que frente a colapsos del sistema de salud seguirán muriendo gran cantidad de adultos mayores, adultos más jóvenes, adolescentes y niños, y que, si se hubieran compartido las fórmulas de las vacunas apenas éstas fueron aprobadas, podríamos estar atravesando este drama sanitario a escala global de modo mucho menos doloroso.
Una mención especial para mi hermana, que me transmitió una y otra vez su indignación frente a tanta miseria, y una mención especial a las estrofas más preciosas de la historia musical:
“Imagina que no hay países. No es difícil hacerlo. Nada por lo cual matar o morir…Imagina que no hay necesidad de codicia ni hambre. Que no hay necesidad de gula...Una hermandad humana. Imagina a toda la gente compartiendo el mundo. Quizás digas que soy un soñador, pero no soy el único. Espero que algún día te unas a nosotros. Y el mundo será uno solo”. John Lennon.
* Sandra Choroszczucha. Politóloga y Profesora (UBA). www.sandrach.com.ar.